El caleidoscopio en la habitación

Se te administró un fármaco que te indujo en un estado de coma temporal,abriendo un portal entre estado consciente e inconsciente.

Cerraste tus ojos, abriste tu corazón; y te encontraste en una sala circular con cinco puertas circundantes y en el suelo de mármol un pentagrama de latón incrustado señalando sendas puertas con sus vértices.

Estás estaban acabadas en arco apuntalado, miraste hacia arriba pero su altitud era indefinida. 

La fuente de luz parece que proviene del Interior de las puertas y una parte de alguna fuente desconocida situada bajo el mármol. Una de esas salas es la sala del caleidoscopio; decides bautizarla así por su enorme observatorio con un telescopio o catalejo con el cual uno es capaz de ver más allá de esta dimensión, con la única limitación de que necesita un sistema de espejos para no alterar el patrón del tiempo, lo cual produce que sus visiones se distorsionen como aparecerían en un caleidoscopio corriente.

Delante de ti, emergiendo del suelo como si este se tratase de una superficie de metal líquido, aparece una figura humanoide, su aspecto te parece familiar y a la vez desconocido.

 -Llevo toda la vida imaginando que eras real.

 Dice la figura llevando sus manos a tu rostro, palpando su geometría. 

-¿He muerto?

Preguntas ante la extraña sucesión de eventos. Entonces la figura se detiene y mira fijamente a tus ojos, a lo que te contesta.

 -No puedo responderte a esa pregunta, pues ni siquiera yo sé esa respuesta, sé que existo porque existo en algún lugar de tu imaginación, tú me has dado consciencia y al ser consciente de que existo dentro de tu pensamiento he adquirido forma, resultado de toda la información que has percibido, recopilado y que tu cerebro ha reconstruido con el tiempo. Me creaste de tus anhelos, de tu soledad y tus carencias, soy lo que quieras que yo sea, pues solo existo porque tú existes, cada vez que te miras en un espejo, me miras y yo te miro, porque formo parte de ti, tal vez cuando vuelvas a este lugar volveremos a encontrarnos, solo si las dimensiones están alineadas dentro del caleidoscopio. Para entonces, disfruta, vive, ama y llora, cuando tu alma vuelva a abandonar su vehículo durante el sueño tal vez pueda visitarte.

Abrí los ojos, mire el estante del hospital, aquel cilindro azul eléctrico con constelaciones dibujadas.

 Al otro lado del infinito, un rugido gutural dejó en su garganta un rastro de fuego y metal, el bronce de su voz se prolongó más allá de las cavernas.

Como una algarabía de locura, que se atenuó hasta perecer, en lo más profundo del vientre del cosmos, y de los confines de lo desconocido.