The Emperor's Wives

DON'T LOSE YOUR HEAD: Parte 1

El silencio era sepulcral.
Habían pasado unos cuantos días después de que WanYin leyera la primer biografía. Aquel momento en el que todos intentaron evitar una batalla entre ZiXuan y GuangYao, este último se cansó y partió sin dar alguna explicación, dejando a todos atrás sin importarle la situación, y pocos días después y con la mente en blanco volvieron a encontrarse en aquel rincón del parque, a la sombra del árbol para poder continuar con la lectura suspendida.
XiChen llevó algunos ricos postres y jugos para pasar el rato: galletas, rebanadas de pastel, sodas y pastelitos, pensando que podría distraer a todos y evitar una guerrilla más mientras la biografía era narrada.

Por otro lado, la mente de ZiXuan estaba inquieta, dispersa. No había hablado durante todo el día sino hasta tener la valentía de dirigirse hacia el Jiang.
── Jiang Cheng... ¿Cómo murió la reina divorciada? ──. El llamado levantó la vista del libro, aquieando una de sus cejas denotando un poco la sorpresa por la pregunta casi susurrada; en realidad, no esperaba que el Jin aún se mantuviera tan interesado en el tema anterior.

── Se dice que fue envenenada por la segunda consorte del rey, ya que al examinar su cuerpo encontraron su corazón negro a comparación de sus órganos sanos, y bueno, se sabe que una de las frases dichas por la segunda consorte durante su estado enfermo fue: "yo soy su muerte y ella es la mía"──. Jin ZiXuan trago saliva con dificultad mientras miraba perdidamente el césped, Jiang Cheng notó la palidez de los nervios en su cara y no pudo evitar volver a hablar para calmar sus emociones y, quizás, estado de shock. ── Oh, pero... Con nuevos y actuales estudios se ha propuesto como posible causa de muerte algún tipo de cáncer, ya que es imposible que un veneno tiña el corazón de esa manera──. Miró de reojo la expresión de Jin ZiXuan, un poco más tranquila pero aún extrañada. Esa pequeña respuesta dada había funcionando para calmar su ansiedad lo suficiente cómo para seguir.

──También escribió una última carta al rey. Dice: "Ahora que se aproxima la hora de mi muerte, el tierno amor que os debo me obliga, hallándome en tal estado, a encomendarme a vos y a recordaros con unas pocas palabras la salud y la salvación de vuestra alma..."; Blah blah blah, perdonó al rey y terminó la carta con esto: "Finalmente, hago este juramento: que mis ojos os desean por encima de todas las cosas. Adiós"──.

Jin ZiXuan suspiró con mucha pesadez, tocando con su mano derecha su propio pecho con tal de sentir los suaves y rítmicos latidos de su corazón acelerado y nervioso, notablemente pensativo.
Jiang Cheng mantuvo en el su mirada de reojo, solo asomando sus ojos por sobre el libro con discreción al igual que los demás, suspiró y volvió a aclarar su garganta, llamando la atención de todos.
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Jin GuangYao caminaba con la cabeza en alto hasta su destino, el corazón palpitando acelerado y un horrendo escozor en su garganta, difícil de describir ante la mezcla de emociones en su cabeza. El enorme número de súbditos gritaba y abucheaba su nombre, no había sido el rey más querido en la historia de Yiling, eso ya había quedado claro luego de la muerte del primer consorte.

En el patíbulo, esperaban un tronco sucio y aquel hombre que daría sentencia de muerte, cargando con una vieja y desgastada espada con sus fuertes brazos desnudos. Todas sus damas de compañía lloraban, rezaban por su nombre a un costado, tan cerca cómo el rey lo había ordenado.
Las telas verdes de su vestido y el labial rojo en sus labios resaltaban y destellaban con la tenue luz del sol escapando por entre las nubes, una vez se arrodilló en el patíbulo frente a todo el reino.

── No he venido aquí para acusar a nadie, sino que rezo a Dios para que salve a mi rey soberano y al de ustedes, y le dé mucho tiempo para reinar, pues es uno de los mejores príncipes en el mundo, quien siempre me trató tan bien que no podía ser mejor. Por lo tanto, me someto a la muerte con buena voluntad, pidiendo humildemente el perdón de todo el mundo ──. Incluso ante los gritos enfurecidos de la muchedumbre, la voz de Jin GuangYao se mostraba impostada, casi inquebrantable; mientras su cabeza se mantenía en alto, mostrando su orgullo. ──Y así tomo mi partida del mundo y de todos ustedes, y cordialmente les pido que recen por mí. ¡Oh, Señor, ten misericordia de mí, a Dios yo encomiendo mi alma! ──.

Jin GuangYao colocó su cabeza de costado sobre la madera, dándole el permiso al verdugo para retirar el cabello de su cuello.
Rezaba susurrando mientras sus cuatro damas de compañía lloraban y gritaban a sus espaldas, el hombre levantaba la espada sobre su cabeza, cargandose con todo el peso y fuerza de los brazos de su propietario. El arma finalmente calló con violencia, en seco, separando su cabeza del descuidado y delgado cuerpo del Jin de un solo tajo.

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Jin GuangYao despertó sofocado, tomando una gran bocanada de aire e irguiendo su espalda mientras quitaba las sábanas de su rostro y torso con pánico. El sudor había pegado todo su oscuro cabello a su espalda y frente, su respiración agitada inflaba su pecho de forma irregular y desesperada; había sido una pesadilla, demasiado real para su gusto.

── Ugh, menudo sueño ── Colocó sus codos sobre sus piernas mientras frotaba sus sienes con agotamiento, intentando reducir la jaqueca que la luz solar producía al entrar en la habitación. Suspiró con demasiada pezades y bostezó con pereza al contener la calma luego de despabilar. Sus piernas y brazos se estiraron hasta temblar y crujir ligeramente luego que quitar toda la pezades de su cuerpo. Un estúpido sueño no le arruinaría aquel día, en absoluto.

Las maletas estaban listas, y desdé luego él también.
Vistiendo con los típicos vestidos de Lanling Jin, un maquillaje sencillo y toda la vanidad qué un joven podría cargar, Jin GuangYao estaba listo para volver a la tierra natal de su madre, YíLíng, luego de algunos problemas causado por uno de sus hermanos, Mo XuanYu.

── Es increíble que tenga que dejar la corte de LanLing por tu culpa ── Jin GuangYao miraba la tierra alejarse mientras el mar arrastraba aquel barco en su superficie, acompañado por sus hermanos a cada lado. ── No, no es mi culpa que ese idiota me haya acusado cómo su amante. ── Mo XuanYu peinaba las puntas de su cabello con recelo mientras Jin GuangYao y Qin Su ponían sus ojos en blanco ante tal reacción.

── Cómo sea, dicen que los hombres en Yiling son mucho mejores a los de Lanling quizás así A-Yao por fin encuentre un buen prospecto ──. Mo XuanYu soltó a reír mientras recibía algunos golpecitos del menor mencionando, quien ahora receloso miraba el alborotado oleaje y renegando bajo ante el mal comentario de su hermana.