AMIGAS...

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Con Rin

Rin estaba acostada en su cama pensando en lo que sucedió en la cocina de la casa de su abuelo, las cosas se habían salido de control de un momento al otro entre Sesshomaru y ella.

Quería visitar a Kagome, pero con lo que sucedio le dejo un amargo sabor de boca, lo mejor era esperar hasta el día de mañana para poder hablar con ella cuando salió del hospital después de visitar a su abuelo era algo tarde, al pasar por la tienda, tenía las cortinas echadas.

Aun así, no pudo evitar pensar en todo, lo que sucedió hace poco no había avisado que iba a ir al pueblo para no toparse con EL estaba postergando la visita a Kagome por no verlo de nuevo pero el destino no estaba de su lado como muchas veces no podía estar gordo, feo o calvo no él estaba más guapo de lo que se acordaba.

Jamás había golpeado a alguien, pero cuando escucho que la puerta de su casa se habría pensó que moriría en ese lugar, estaba tan asustada que tomo el sartén como arma he intento golpearlo pero el intruso esquivo su golpe, fue hay que perdió el equilibrio cayendo sobre él y Dios estaba tan guapo, el solo sentir su cuerpo debajo de ella le hizo revivir cosas que creía que estaban en el pasado, el trato de ayudarla a ponerse de pie pero ella lo rechazo fue hay que pudo ver en su mirada frialdad algo que nunca vio antes el caos se desato el comenzó a decir muchas cosas, de ella, se atrevió a decir que fue Egoista, que se había ido sin pensar en nadie y entre tantos gritos escucho una voz un niño pero lo peor fue escuchar al niño llamarlo PADRE se había casado no es que ella esperara que estuviera soltero.

El peso de todo le callo sobre ella lo que paso en la ciudad, lo que paso hace 8 años, todo lo que había pasado era culpa de una sola persona Sesshomaru Takahashi, mientras miraba el techo de su cuarto recordaba todo lo que había pasado en cámara lenta no sabía cuándo su vida cambio tanto aun no entendía porque Sesshomaru la odiaba si el culpable de lo que paso fue....

EL, EL CULPABLE DE TODO

En la cama con solo una pequeña blusita de pijama de seda de color lavanda que denotaba su cuerpo estilizado y perfecto además de aquellas braguitas a juego se despabiló perezosa bajo las mantas. Escuchaba el sonido de las aves, cosa que rara vez escuchaba en al ciudad. Observando el sol tras las cortinas de encajes, pensó en la conversación sostenida con el anciano cuando le visitó la noche anterior. Por supuesto, no pudo evadir decirle a su abuelo su encuentro con Sesshomaru en la cocina de su residencia.

-Debí de advertirte que tiene llave – gesticuló el anciano encogiéndose de hombros.

-Mmm - Rin dudaba del olvido de su abuelo.

-Le entregué una copia después de mi accidente. Se me olvidó el informarte...

-Espero que sea solo eso abuelo. Y no una estrategia de tu parte para que me fije en él—el anciano le observó como si le hubiera sorprendido con aquel comentario,

- Rin como puedes pensar algo así de mi.... dijo fingiendo que estaba ofendido, cosa que sabía la amatista de antemano que no era cierto.

- Abuelo te conozco y se que en esa cabecita tuya siempre ha florecido la idea de que en algún día, Sesshomaru Takahashi se fije en mi...

-Admito que alguna vez tenía la ilusión... –pero su nieta le cortó.

-Pero tienes que comprender algo, Sesshomaru solo me veía como una mocosa amiga de su hermana- sorprendiendo a su abuelo por lo duro de sus palabras y el dolor impregnada en ellas que aunque ella pretendía ocultar, era inútil.- Y ahora, soy una amenaza a sus pensamientos de hombre anticuado...

-Si, tienes razón- suspirando agregó.- Mis sueños se vinieron al suelo cuando, te marchaste. Ni yo pude convencerte.

Ella rememoró el pasado en aquel segundo: las imágenes de aquella despedida, la voz que le hizo tomar la decisión radical de largarse de allí y no volver hasta años después, y solo porque su abuelo necesitaba ayuda. 

JUEGOS DEL DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora