Único

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Estaba nervioso.

Era demasiado obvio.

Sus piernas medianamente flacas se movían de un lado a otro en el borde de la cama, estaba demasiado ansioso por lo que podría pasar.
Su cara tiernamente enrojecida era un poema para la vista de cualquiera que entrara en ese momento.
Su sonrisa nerviosa, de dientes fronterizos asomándose apenas un poco demostraba una pequeña felicidad escondida entre tanta timidez y probablemente miedo.
Sus ojos con el brillo que los caracteriza aún más encendido que nunca, demostraban un sinnúmero de sentimientos de aquel pelirrojo.
Sus manos una encima de la otro jugueteando entre sí, esperaban ansiosas el momento en el que su amado apareciera por la puerta de la habitación.

¡Oh pequeño Taehyung!

Tan lindo, tan inocente, tan dispuesto a darlo todo por el azabache que lo volvía loco cada vez que lo miraba.

Por esa misma razón se encontraba allí, en el cuarto de ese raro hotel, listo para entregar lo que el consideraba valioso, su primera vez.

No se sentía presionado; su azabache de bella sonrisa y ojos soñadores había estado dispuesto a esperarlo toda una vida hasta que él estuviera listo, y ahora era el momento en el cual se sentía así.

Bueno, en realidad, mentía.

Se había sentido listo y demasiado preparado hasta antes de ir a ese raro lugar que el desconocía, pero apenas entró los nervios lo atacaron por completo, su rostro se enrojeció y sus manos temblaban de miedo, un miedo que el consideraba normal, un miedo a lo desconocido y que pronto iba a conocer.

Su novio se encontraba en el baño preparando todo para su noche de pasión, tenían 3 años de noviazgo y ahora era el momento.
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Su sonrisa más grande que nunca era demasiado visible, había esperado este momento prácticamente desde siempre, toda una vida vivió enamorado de Taehyung, prácticamente desde que el pequeño nació supo que estaba destinado a estar a su lado, cosa que le costó, los casi dos años de diferencia fueron un pequeño gran problema, los pocos tiempos de verse a pesar de que estudiarán siempre en el mismo lugar hacían todo más difícil para el azabache, él había sido considerado por mucho tiempo solo como un mejor amigo.

Y siempre fue tan difícil ver como su pequeño se enamoraba y desenamoraba de otros que no eran él, pero aún así siempre estuvo a su lado sufriendo en silencio, no sabe cómo, pero un día unió fuerzas y se le declaró, le costó semanas ser correspondido, y después de tres años ahí estaban, en ese motel, a punto de consumar su amor.

Quería enseñarle, y hacer que esa noche sea inolvidable para el pequeño, quería que disfrutara y lo recordará para siempre si era posible, que recordará su primera de muchas veces.

Mirándose en el espejo trataba de ocultar su nerviosismo, lo amaba tanto que no quería que nada saliera mal, por lo mismo se encontraba allí revisando que los condones estén en buen estado y que el lubricante también, aunque ciertamente no tenía porque preocuparse de ello, los había comprado antes de ir, pero aún así su nerviosismo lo llevaba a eso.

Había traído un pequeño vibrador, para estimular a su novio antes de tal acto, prácticamente había bañado el juguete en lubricante esperando ser suficiente.

Se miró al espejo una última vez y se quito la camisa que cargaba aquel día, suspiro antes de salir con las cosas en mano.

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Sus miradas chocaron inmediatamente el azabache salió del baño, los nervios se sentían de manera intensa dentro de la habitación.

Hoseok se perdió en los ojos brillosos de Taehyung.

Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora