Hipócrita; sinónimo de 'normal'...

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Muchos me han demostrado que no tengo la suficiente edad como para sentirme como me siento. Que no debería pensar lo que pienso. Que debo centrarme, que no debo dejar llevarme.

Pero... Cómo hace uno para dejar de sentir lo que siente, lo que piensa, o cohibirte para no dejarte llevar por tus sentimientos, para no ser tan volátil a la hora de la verdad en la que todo es tan doloroso.

He llegado a pensar que el del problema soy yo.

Que nadie más que yo tiene la culpa. Que soy el único responsable de que muchas personas no se me acerquen, de que no todos se atrevan a hablar conmigo, de que, absolutamente siempre, los que se acercan se van, los que me hablan enseguida murmuran.

He optado por ignorarlos.

Por poner los ojos en blanco y alejarlos de mi entorno.

Pero entonces, cambio de lugar, y me doy cuenta de que me pasa lo mismo, de que se acercan, pero así mismo se van, de que me hablan pero no sé aguanten y empiezan murmurar.

De que... A la hora de la verdad, no tango nadie más que mi pequeño entorno familiar para contar.

Y ahí, en mi soledad, me doy cuenta que soy yo, de que siempre he sido yo.

De que por más que he intentado cambiar, socializar, e involucrarme, siempre me ocurre lo mismo, siempre me aceptan y me rechazan al mismo tiempo.

¿Que sentido tiene todo esto?

No lo tiene.

Simplemente debo... Aceptarlo.

Aceptar que no todos somos tan perfectos como para encajar en todo. Tan perfectos como para llegar, hablar, y querer ser escuchado por todo el mundo, de callar por un momento, y que las personas a tu alrededor pidan poder volver a oírte.

Tan perfecto que tu familia sea espontánea y así crezcas, tan perfecto que los amigos te sobren al igual que las personas que sienten atracción por tí.

Tan perfecto que encajas en todos lados sin siquiera intentarlo.

Pensé que quizá estaba ciego.

Que tal vez no todo era malo.

Pero la vida se empeñó en mostrame que lo único malo era yo y mis inseguridades, que solo debía callarme y seguir adelante.

Que solo eran cosas de 'adolescentes' que todos pasan por eso. Y sobre todo yo, que no era perfecto.

Entendí que así debía vivir.

Por fin entendí el refrán de: 'si no puedes contra el enemigo, únete a el'

Así que decidí unirme al mundo, incluirme de alguna forma; y la mejor fue esa, siendo un hipócrita más del mundo, uno de esos que no sonrien mucho pero que tampoco están tan tristes. Esos que son un poco invisibles, pero que hablan para lo estrictamente necesario, uno que tiene uno o dos amigos, esos que se rodean de personas lo contrario a el; espontáneas, divertidas y atrevidas.

Una persona normal.

Hipócrita, o sea, la persona más normal del mundo.

A B I S M ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora