040

95 14 0
                                    

Noa Pov

Al día siguiente no fui al instituto con Dylan, sino que pedí a mi padre que me llevase ya que estaba cansada y no me apetecía ir andando. Llevaba un día entero sin hablar con mi novio debido a que habíamos discutido. No me encontraba bien respecto a ello y apenas había podido dormir aquella noche.

Mi padre pudo notar que algo no iba bien al llegar por la tarde a casa. Pues en vez de sentarme con él en el salón y hablar un rato sobre cómo había ido la mañana subí directamente a mi habitación y cerré la puerta. Él entró poco después para intentar hablar conmigo sobre lo que sucedía y poder ayudarme. Tan solo le conté que había discutido con Jones y que no me encontraba con ánimos de hablar. Lo entendió y me dijo que si en algún momento necesitaba hablar o contar algo respecto a lo que me sucedía podía contar con él para hacerlo. Después estuve toda la tarde intentando concentrarme en hacer el trabajo de historia que tenía que terminar.

Al llegar a clase, después de despedirme de mi padre, me acerqué a las chicas y Owen que estaban hablando en las taquillas. Los partidos de fútbol y los entrenamientos de animadoras ya habían acabado, por lo que tenía más tiempo por las tardes.

-Hola- saludé al llegar y todas me saludaron.

-Estábamos hablando de lo que está organizando tu hermana- dijo Owen.

-Tengo suerte de no ir a música, tenéis que llenar todo ese mural- señaló Zoe.

Al mirar donde señalaba vi una pared cubierta con un papel continuo blanco con un tirulo que ponía: "¿Qué nos une?"

Mi hermana y sus actividades en equipo eran cada día más sentimentales. Sabía que lo hacía adrede. Las clases de música se habían vuelto algo parecido a ir a una terapia en grupo. Y no era nada malo, me gustaba que lo hiciésemos así. Los sentimientos eran muy importantes para entender y expresar la música. Pero a veces lo hacía con doble intención.

-Solo espero que hoy no lloremos- dije. En las últimas clases habíamos sacado temas de conversación que nos habían hecho llorar. Teníamos demasiada presión, además de las circunstancias personales de cada uno de nosotros, y eso hacía que estallásemos a llorar.

De repente Joan apoyó cada uno de sus brazos en los hombros de María y en los míos.

-Buenos días preciosas- nos sonrió y miró a Owen- a ti también belleza- le guiñó el ojo derecho y el rubio sonrió.

-No me digas esas cosas que me pongo tontorrón- sugirió Owen.

-Flipo ¿ya estas ligando a estas horas de la mañana? - dijo Nico llegando al lugar donde nos encontrábamos.

-Es ley de vida Flipping.

A los pocos minutos llegaron los demás, y junto a ellos sonó el timbre que daba comienzo a las clases. Los exámenes habían acabado para todos, pero seguíamos teniendo clase y algunos trabajos que entregar.

Dylan se colocó a mi lado y lo miré.

-Buenos días- dijo flojo para que solo lo oyéramos los dos.

Asentí- buenos días.

Seguidamente fui hacía mi primera clase y me senté en mi sitio. Britney, que también estaba es esa asignatura, decidió colocarse a mi lado para ver la película que había puesto el profesor estos últimos días. Como ninguna de las dos habíamos desayunado mucho Brit sacó de la mochila unas galletas con chocolate que había traído de casa. Y estuvimos un buen rato comiendo mientras intentábamos que le profesor no nos descubriera.

Los pasillos ya no estaban tan decorados como a la mitad del curso, pues muchas personas habían recogido sus proyectos que se encontraban expuestos. También habían empezado a quitar todas las decoraciones de las taquillas, y así dejarlas limpias para el próximo curso. Se notaba que el ambiente está más tenso que el resto de él año, pues de acercaban las despedidas.

En la hora del almuerzo decidimos quedarnos en la cafetería ya que fuera hacía mucho calor. Brayan apareció por la puerta como si estuviese escapando de algo y se acercó a nosotros.

-Están revisando- dijo.

Los chicos se miraron entre ellos.

-No llevo tabaco- soltó Joan.

-Están revisando las cámaras- terminó Brayan.

- ¿Qué? ¿Por qué? - preguntó María.

-Anoche intentaron robar, forzaron la entrada y sonó la alarma. Salieron huyendo.

- ¿Tienes algo que ver? - preguntó Owen.

-No, ya no me meto en líos- se sentó al lado de Zoe.

Horas más tarde andamos hacía el teatro donde mi hermana nos recibía cada día. Sabía que la actividad de hoy sería de esas que nos hacían pensar y sentir. Y de hecho era lo que menos quería hacer en todo el día.

Nos sentamos en las butacas que miraban hacia el escenario donde estaba mi hermana con un micrófono, le gustaba hacer las cosas a lo grande.

-Buenos días, buenas tardes, gracias por ser tan ordenados como siempre- sonrió - sé que habéis visto algo de la actividad de hoy. Pero tengo que explicárosla.

Joan levantó la mano y habló- ¿Si te invito a un cubata me dejas no hacer la actividad?

- ¿Las ranas vuelan? - le pregunto Michelle.

-No.

-Ya tienes la respuesta.

Joan negó- había que intentarlo.

-Bien, os voy a dar una nueva tarea, todos tenéis que realizarla, no quiero ninguna excusa- miró al moreno- tenéis que escribir las razones que os unen con la persona que os diga. Tendréis unas notas de colores y después las pegaremos en el mural. ¿Entendido?

Todos asentimos y fue asignando a cada pareja unas notas de colores.

-Joan y Kayla, rosa- les dio las notas de colores y así sucesivamente- Owen y Danna, amarillo. Noa y Dylan, verde. Y María y Matteo, azul.

Se senté al lado de Jones al saber que íbamos juntos en la tarea. Mientras los demás ya habían empezado a hablar Dylan y yo seguíamos mirándonos después de no hablar por un día entero.

-Tenemos que escribir lo que nos une- dijo él cortando el silencio entre los dos.

Asentí, y tomé un bolígrafo de mi mochila para empezar a escribir. La primera palabra que escribí fue "amor". Dylan también había comenzado a escribir las cosas que nos unían. Cuando llegó la hora de ver lo que habíamos escrito entre los dos, nos dimos cuenta de que habíamos coincidido en algunas. Los dos habíamos escrito "amor", "recuerdos" y "música". Esas tres palabras eran las que podían describir lo que había entre nosotros.

Cuando todos terminamos, Michelle nos pidió que fuéramos saliendo en parejas al pasillo para ir colocando las notas en la pared. Cuando coloqué una de ellas miré a Dylan.

-Perdón- me dijo- tienes razón, me paso de egoísta.

Me acerqué a él- la cosa no es que yo tenga razón o no, es que tienes que dejar que te ayuden.

Él asintió- ¿puedo abrazarte?

Abrí los brazos y lo abracé mucho. Una parte de mí sintió que no quedaban muchos más momentos así.

El Pijo De Al Lado #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora