Capitulo 1: Rencor

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— ¡Maca!

— ¿Qué pasa?

— Que te estoy hablando —comentó mientras se reía.

— Perdón Rizos —se disculpó mirando al techo —es que estaba pensando en mis padres. En que estaría haciendo si ellos estuvieran aquí. ¿Habría salido de la cárcel? ¿Estaríamos celebrando la Navidad juntos? No sé, me gustaría saber que habría pasado. Si... Si Lucia estaría aquí... ¿estaría dando le su regalo de navidad después de haber jugado con ella? —recordó con voz nostálgica las navidades antes de entrar a prisión.

— Maca, mi amor —limpió algunas lagrimas traicioneras que salían de los ojos sin vida de maca. Esos ojos no volvieron a tener el mismo brillo que antes — Ellos te están admirando desde allí arriba. Están pensando que tienen una hija maravillosa y muy fuerte. Ah, sí y viendo que tienen una novia que está muy buena también — lo último le hizo reír a la rubia.

— Mira que eres tontica.

Después de haber pasado un buen tiempo charlando tumbadas en la litera, bajaron al comedor entre risas. Las tripas de Macarena rugían y Rizos se reía por ello. Las dos se sentaron junto a sus amigas: Tere, Sole, Antonia. Pero en esa mesa también estaba Saray, cosa que sorprendió mucho a la pareja. Se miraron a los ojos y decidieron sentarse. Las amigas se reían animadamente escuchando a la gitana.

— ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué nos hemos perdido? —preguntó Rizos con una sonrisa divertida mirando a su ex-pareja.

— Pues nada, morena. Solamente te has perdido que tengo un garbancito dentro de mí — respondió devolviendole la sonrisa mientras acariciaba su vientre.

— ¿Qué? ...Pero gitana... ¡Eso es genial! —se levantó y abrazo con emoción a Saray — Oye, si es niña, se va a llamar Estefanía, que quede claro.

— Enhorabuena Saray — le felicitó Maca desde su sitio con cara inexpresiva mientras se llevaba una cucharada de puré a la boca — Espero que tu mejor amiga no te lo haga perder.

— Maca... —Rizos se volvió a sentar con ella.

— Bueno... — la rubia la ignoró y se puso de pie — Ya que estamos dando noticias, yo también tengo una que dar. La semana que viene salgo de aquí —susurró sonriendo.

— Pero mi hijita eso...es genial —Sole fue la primera en levantarse y abrazar a su mejor amiga seguida de las demás. Saray también se acercó sonriendo con tristeza y le acarició el brazo.

.......

Los días fueron pasando y a medida que pasaban Maca se iba sintiendo feliz y triste a la vez. Feliz porque ya no iba a estar en un agujero y triste porque en ese agujero estaban sus amigas. La noche antes de salir llegó y con muchos nervios se metió en la cama. Las horas iban pasando y la rubia lo conciliaba el sueño.

— ¡Tsssst! ¡Rubia! —escuchó al otro lado de las rejas.

La recién nombrada se levantó pero no vio a nadie hasta que una mujer de cabello moreno se asomó.

— ¿Qué coño haces tú aquí? 

— Pues nada, que me he enterado de que mañana te vas y quería despedirnos como Dios manda. No te han hecho una fiesta ni nada, creo que todo el mundo merece algo mejor.

— Zulema, en serio, ¿qué quieres? —la pelinegra se encogió de hombros.

— ¿Quieres uno? —preguntó mientras sacaba un cigarro de la cajetilla. Para su sorpresa la rubia dijo que sí.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2022 ⏰

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