Primer Encuentro

157 6 28
                                    

—Es un placer conocerlo. Mi nombre es Higuchi.—

—Escuché que tienes una solicitud de investigación.—

Su objetivo, quién hace tan sólo unos días se atrevió a declararle la guerra personalmente a la Port Mafia y, después de dejarlos prácticamente sin líder y sin dos de sus mejores asesinos, se hubo retirado tan desvergonzadamente a jugar al detective sin esperar consecuencia alguna por tan impertinentes actos, se encontraba ahí, justo enfrente de ella; justo dónde lo quería.

La declaración de guerra que éste singular individuo hubo provocado era justo la misma razón por la que Higuchi estaba allí: Para llevar al imprudente "detective" directo a una trampa que la misma mafia le había preparado.

—Así es.— respondió ella a la afirmación de dicho hombre —Recientemente han aparecido algunos hombres sospechosos detrás de nuestro edificio...

Comenzó a explicar su supuesto caso a su objetivo y a otros dos detectives que lo acompañaban; pues así era como lo había planificado: Fingiría ser una empresaria con problemas relacionados a contrabandistas, así, llevaría a su objetivo directo a un callejón sin salida, donde más agentes de la Port Mafia estarían esperando y, juntos lo emboscarían para así llevarlo ante su nuevo jefe.

—Lo que describes suena demasiado acorde a como actuaría un contrabandista.— comentó el detective alto y rubio, portador de un par de anteojos.

—Eso me temo.— siguió ella con su historia —Sin embargo, mi compañía necesita de evidencia que confirme nuestras sospechas para así poder acudir a la policía directamente.

—¿Sólo evidencia, eh?—

El rubio dirigió su mirada hacia el objetivo de la mafia.

—¿Por qué no vas tú Akutagawa?— sugirió al mismo tiempo que revisaba una pequeña libreta que llevaba consigo —Después de tantos trabajos llenos de emoción también sería útil que hicieras algo un tanto más tranquilo: Quizás algo donde veas necesario el contenerte, para variar.

El detective pelirrojo que los acompañaba asintió, estando de acuerdo con dicha propuesta.

—Claro.—

El mencionado se levantó de su asiento y comenzó a dirigirse a la salida.

—Vamos.— se dirigió a ella sin mirarla y con la misma expresión fría en el rostro con la que lo hubo visto desde que llegó.

¿"Ver necesario el contenerse"?

Vaya, le habían contado que aquel hombre era una completa amenaza para la Port Mafia, que debía ser neutralizado con inmediatez. Pero ¿En serio sería posible que la ferocidad de éste solo joven fuera a tal punto que fuese necesario que se tuviera que "contener"?

Sinceramente, y desde un inicio, la historia de que un solo individuo hubiese sido capaz; no sólo de acabar con tantos hombres armados a la vez, una asesina entrenada, portadora de una habilidad mortal y, para colmo, el mismisimo Shinigami Blanco; sino que aparte logró su cometido de asesinar al previo jefe de la tan temible mafia; hazaña de lo que nunca nadie estuvo ni un poco cerca de lograr, aún contando con docenas de hombres armados y preparados con planificaciones precisas... ¿Y éste único sujeto logró lo imposible sólo así de improviso? Le parecía bastante difícil de creer.

Tenía que haber más en la historia de cómo fue que dos de los mejores asesinos junto con el mismísimo jefe de la Port Mafia ya no estuvieran en ésta.

—Disculpe.—

Higuchi llamó la atención de su objetivo, quien caminaba a una poca distancia a su derecha.

Punto y Seguido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora