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-Vamos- susurraba Jisung -siento cómo si ya no hubiera nada que hacer- decía mientras seguía caminando

-Tarde o temprano nos atraparán Sunggie- decia tan bajo como si de un secreto se tratara - y cuando eso pase, te demostraré de lo que soy capaz por ti-. Minho acariciaba la mejilla de jisung tan delicadamente cómo si se tratara de la más frágil rosa que pudo haber encontrado.

-Min, yo terminaría mis días contigo en una lluvia de balas- susurro mientras mantenía la mirada en los ojos de su bello amante.

Jisung, que se perdía en aquellos ojos oscuros como la noche.

Minho, que se perdía en los ojos de su amante que lo miraban como sino hubiera nada más hermoso qué él.

Jisung sabía que su Minho lo protegería. Minho sabía que morirá por Jisung.

Ambos tenían sus manos manchadas de sangre, sangre que no les importo derramar con tal de satisfacer su necesidad de demostrar que ambos harían lo que el otro pidiera, sangre que había servido para formar aquel lazo inseparable que los mantendría juntos incluso después de la vida.

Una semana después de haber escapado de la tragica escena del crimen se encontraban en una casa abandonada, llevaban una semana escondiéndose, escapando pero ambos podían jurar que fue la semana más hermosa de toda su miserable e insignificante vida, porque cada noche que pasaban juntos era una manera nueva de entregarse, entre abrazos, caricias, balas, sangre, y una que otra rosa cortada por el camino que los llevaba cada día más al infierno.

Minho prometió regalarle algo nuevo cada día y Jisung prometió quedarse con él toda la vida.

Eran al rededor de las 7 de la noche, en aquella casa abandonada se escuchaban los gemidos y gruñidos de ambos jóvenes enamorados, entregándose nuevamente en cuerpo y alma, besándose, acariciándose, mientras se miraban cómo si no existiera un mañana o al menos, no uno para ellos.

Ambos terminaron rendidos, el calor que emanaba la pequeña chimenea de la casa era suficiente para mantener a flote sus cuerpos por la noche, porque el corazón de ellos siempre estaría cálido si estaban juntos.

-Sunggie- susurro Minho - somos como espantapájaros que alimentan está llama - decía mientras miraba como la fogata seguía intacta- tú y yo, nosotros, arderemos por siempre y para siempre. - bajo su vista y encontró a un Jisung profundamente dormido sobre su pecho y volvió a susurrar - Te prometo que al final siempre encontraré tus ojos, al final te demostraré que tú eres el unico. Cuándo llegue el momento demostraré cuánto te amo- beso su coronilla sellando una vez más su promesa y su destino. Minho se dispuso a dormir abrazado al delgado cuerpo de su amante.

°°°°°°

Minho despertó de repente, afuera seguía oscuro pero la fogata que tanto los protegía del frío de la noche seguía, escucho un pequeño ruido, cómo si de una rama rota por una pisada se tratará -Sunggie, despierta mi amor- movió al adormilado chico para que despertará de su sueño.

-Min, mi vida ¿Por qué me despiertas?- decía el pequeño aún aferrado al cuerpo de su hermoso novio.

-Escuche ruidos afuera, voy a ver. Mientras prepárate por si nos han encontrado- suspiro, y de repente como si de una escena de acción se tratara uuna bala pasó en medio de las dos cabezas, ambos se miraban incrédulos, los habían encontrado.

Minho se preparó, tomo la única arma que llevaba y volteo a ver a Jisung - Sunggie, todo lo que somos son balas - otro disparo se escuchó, alguien entro, Minho apunto el arma, apretó el gatillo y aquel hombre que se había dispuesto a seguirlos cayó al frío suelo.

-Minho - susurro jisung; uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez y once, once disparos perfectamente ejecutados, junto a 12 cuerpos al rededor de ellos. -Estoy intentando Minho, intentando hacerte saber lo que significas para mi-

-Ji, mi pequeño y precioso Ji, yo acabaría mis días contigo en una lluvia de balas. Sé que las balas que tenemos no nos serán suficientes para acabar con los que nos rodean, pero vamos a contarlas y dejemos una para sellar al fin nuestro final - Jisung soltó una carcajada, extasiado agarro a su amante de los cabellos y lo atrajo hacia él dando su último beso apasionado, el último beso que se darían en vida.

-Dame tu mano Minho, vamos a adentrarnos en tus frías penas, después de todas las cosas que nos hicimos mutuamente la muerte sería la más especial de ellas- Jisung apretó la mano de su preciado Minho, sabía que sería la última vez que lo vería al menos mientras estaban con vida.

-Jisung, vamos a demostrarles de lo que estamos hechos, lo mucho que significamos, mientras miramos como la nieve cae desde el cielo desierto marcando el fin de todo para nosotros.- Te amo Jisung - soltó Minho mientras presiona el arma contra las costillas de su pequeño Sunggie y sentía el arma de Jisung presionar contra las suyas.

Un disparo proveniente de afuera de la casa fue la señal para que ambos apretaran los gatillos y así cayeran frío suelo cerca de la chimenea que aún mantenía su calor como si fuera una llama eterna. Minho con sus pocas fuerzas tomo la mano de Jisung y volteo a verlo, Jisung ya lo veía, ambos con su último aliento se susurraron un "te amo" terminando así sus despreciables y miserables vidas en un charco de sangre, encontrándose con sus miradas al final, por siempre y para siempre.

"Yo te di mis balas, tu me diste tu amor" fue la frase que se grabó en la lápida de ambos amantes, que ahora compartían toda la eternidad juntos.

Demolition Lovers (minsung One Shot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora