Upss...

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Makoto estaba casi segura de que alguien la estaba siguiendo. A pesar de que la calle central en Shibuya siempre estaba llena de gente, ella podía sentir la mirada de alguien apuntando directamente a su espalda. Se abrazó a si misma y caminó con prisa hacia la estación. Ésta no era la primera vez que se sentía incómoda de camino y regreso al colegio. En realidad, llevaba más de dos semanas sintiéndose así.

Normalmente algo como esto no la habría asustado. Makoto había entrenado bastante en Aikido y estaba segura que podía defenderse si lo necesitaba. Pero hasta ahora no había podido atrapar a quién sea que la estuviera siguiendo en el acto. Ni siquiera había podido ver a alguien sospechoso. La única prueba que Makoto tenía era el ligero sonido de una cámara tomando fotos que escuchaba a veces en las noches, cuando volvía a su casa. Naturalmente esto la hacía sentir ansiosa. Así que cuando un hombre se acercó a ella por su espalda y tocó su hombro, hizo lo primero que se le ocurrió: voltear y darle un puñetazo justo en la cara

"Deja de seguirme, bastardo!" Dijo Makoto, lista para dar un segundo golpe en caso de encontrar resistencia.

"Ahh!!" Solo pudo decir su presunto atacante antes de caer al piso, claramente en agonía. Makoto se sorprendió al ver que se trataba nada más y nada menos del nuevo estudiante de intercambio. Akira Kurusu.

Así que no es solo un delincuente, si no un pervertido también... Pensó Makoto, llena de indignación. Después puso su pie sobre el pecho de Akira para evitar que pudiera levantarse.

"Tienes cinco segundos para explicarme porque me has estado siguiendo." Dijo Makoto, mientras aumentaba la presión con su pie.

"De que diablos estás hablando?" Respondió Akira. "Sólo quería pedirte indicaciones..."
Apenas si podía hablar con toda la sangre que le salía de la nariz.

"No me mientas," dijo Makoto, "me has estado acechando por semanas. Admítelo!"

Akira la miró como si estuviera loca. "Ni siquiera me permiten salir de noche! Mi guardián legal ha estado amenazando con echarme desde el momento en que llegué. De verdad crees que me arriesgaría a violar mi libertad condicional para andar persiguiendo a alguien que ni siquiera conozco!?"

La gente comenzó a reunirse alrededor de ellos. El ver el pobre estado en el que se encontraba Akira hizo que Makoto comenzara a dudar. Desde un punto de vista lógico, la explicación tenía sentido. Nadie iba a arriesgarse a ir a la cárcel por una razón tan tonta. Pero por otro lado, los rumores que volaban sobre Akira en el colegio lo hacían ver cómo un tipejo peligroso que fácilmente se ponía violento. Los pocos amigos que había hecho desde que llegó aparentemente eran de la misma calaña.

Sin embargo, al verlo así, tirado en el piso, no parecía amenazante... Más bien parecía que necesitaba ayuda médica urgente.

Le quitó el pie de encima. "Supongamos que lo que dices es verdad. Porque venir a pedirme indicaciones? Hay mapas en cada estación si estabas perdido."

Si las miradas mataran, Makoto no habría sobrevivido a cómo la estaba viendo Akira.
"El que diseñó el metro de Tokyo se merece ir al infierno. De que diablos me va a servir un mapa si tengo que cambiar de tren dos veces y ni siquiera estoy seguro de a dónde tengo que ir? Estaba perdido cuando pasaste y reconocí tu uniforme. Pensé que tal vez me podías ayudar. Claramente me equivoqué."

"Oh..." Fue todo lo que Makoto pudo decir. Él acababa de mudarse a Tokyo y si los rumores eran ciertos, venía de un pueblo pequeño. Claro que le iba a resultar difícil entender cómo funcionaba el complejo sistema de metro. Se tapó la boca con una mano al darse cuenta del error que había acabado de cometer.

"Lo siento mucho!" Dijo Makoto, sacando unos pañuelos desechables de su mochila, arrodillándose e intentando limpiar algo de la sangre en el rostro del muchacho.

Persona 5: El Delincuente y su amante: Edición CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora