Obsesión

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Siempre me gustó el color rojo.
Pensaba que era el color del amor cuando era pequeña.
Ahora me doy cuenta que es todo lo contrario. Lo descubrí una tarde que estaba con mis amigas. Fuimos de compras. Íbamos a almorzar cuando miré mi mano; tenía un corte en ella. La sangre salia poco a poco recorriendo mi dedo índice. El corte era profundo, pero no sentía dolor alguno. Sólo sentía un pequeño cosquilleo.
Desde que era niña me ha gustado beber mi propia sangre, así que como era de costumbre, bebí lo que goteaba de mi mano. Pero no sabía igual que antes, ahora era mas dulce y sabrosa.
-¿Cómo sabrá la sangre de los demás?-pensé.
Me sentí una loca después de pensar eso, pero debía saciar mis ganas de beber ese delicioso líquido rojo.
Les ofrecí a mis amigas quedarse en mi casa. Tenia un plan.
A mis amigas y a mí nos gustan las cosas paranormales, así que esa noche jugaríamos a la Ouija.
Al momento de tomarnos las manos, sentí su sangre correr por sus cuerpos. Iba a gritar si no probaba su sangre en ese mismo instante. Cuando estaba a punto de saltar hacia ellas, sentí algo en mi: un ser oscuro y maligno. Mi intención no era hacerles daño, sólo probar el sabor de su sangre.
Cuando estaba completamente poseída por ese Ente, ataqué a mis amigas de una forma brutal. Mi cama y las paredes de mi habitación estaban cubiertas de sangre, sentí un enorme deseo de lanzarme a mi cama y beber lo que estilaba. Tenia unas ganas indomables de matar y beber la sangre de mis víctimas. Estaba segura de que no era un vampiro, si eso es lo que piensan. Pues, el corte de mi mano era diferente: dejaba ver todo el interior, cada segundo de hacía mas grande.
Con mis amigas ya muertas, el ser salió de mi. Pude verlo, era enorme. Con ojos rojos como el fuego, una sonrisa de oreja a oreja, de la cual brotaban dientes, pero no unos dientes normales, esos dientes no cabían en una boca humana; eran sólo colmillos que estaban cubiertos de la sangre y piel de mis amigas. El ser quedó mirándome, y al momento me dijo.
-¿Te has preguntado como te cortaste?- su voz era áspera y siniestra.
-Sí,- respondí- todo el día.
-Yo no llegué por la Ouija, entré en ti temprano, yo te hice el corte... Con esto.
Al decir esas palabras me mostró sus garras, unas enormes y afiladas garras.
No sabia si soñaba o era realidad, estaba confundida en el momento.
-Viviré en ti y me alimentaré de sangre...
Fue lo último que me dijo, y volvió a entrar en mi.
Desde ese día vivo con el monstruo, y de vez en cuando, tengo que probar nueva sangre.
El color rojo no es el color del amor; es el de la muerte...

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⏰ Última actualización: May 22, 2015 ⏰

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