Sigo recordándote || SanHwa ~ HwaSan

One shot

POV Seonghwa

Aún recuerdo tu rostro con tus ojitos de gato y tus mejillas suaves, acompañadas de tu linda sonrisa con esos labios abultados que tanto me fascinan. Recuerdo tu mirada penetrante, creo que nunca podré deshacerme de esa sensación cada vez que los veía directamente, sentía como si conocieras todo de mí y así era, me conocías perfectamente de pies a cabeza. Sabias que decirme en cada momento, con tan solo una palabra podías cambiar mi estado de ánimo y a veces ni siquiera era necesario hablar, con una mirada podías entender lo que me pasaba y con una sonrisa me tenías de nuevo a tus pies.

A veces tengo ganas de llamarte, mandarte un mensaje o ir a visitarte, porque pueden pasar miles de años, pero el camino a tu casa nunca lo olvidaré, porque si no, tendría que olvidarme de todas esas tardes después de la escuela, cuando nos escabullíamos a tu casa, a tu pieza, a tu cama y no me iba si no hasta la hora exacta para tomar el bus y llegar antes que mi madre a la casa... Ni siquiera te imaginas todas las veces que estuve por ser descubierto, pero por suerte siempre llegué a tiempo.

Recuerdo ese local de ramen cerca de nuestra escuela donde íbamos cuando no queríamos separarnos aun, con solo una orden podíamos estar horas conversando de lo que sea, incluso si nos habíamos visto toda la semana o todo el día nunca nos faltó de que hablar y siendo sincero extraño esas charlas, me acostumbraste a ellas y ahora siento un vacío que nadie ha podido llenar.

Extraño tu cuerpo, aun sueño con él a veces y que te tengo en mis brazos, que vuelves a ser mío. Recuerdo cada centímetro, cada marca, cada peca en tu cuello. Recuerdo tus puntos débiles y como me aprovechaba de ello. Recuerdo tu cara llena de placer mientras gritabas mi nombre, como te mordías el labio para provocarme y siempre acertabas, quizá yo era el que estaba sobre ti, pero tú me tenías en la palma de tu mano, siempre fue como tu querías, cuando tu querías y donde tu querías.

A veces pienso todo el tiempo que pase escondiendo mi preferencia sexual por miedo a ser descubierto, pero contigo eso nunca me importó, te daba en el gusto siempre que me lo pedías, recuerdo nuestras escapadas al baño en la hora del almuerzo y que como nunca fuiste capaz de bajar la voz fuimos descubierto un par de veces, aunque si te soy sincero, prefería ser descubierto miles de veces mientras pudiera tenerte gimiendo debajo de mí. Me convertiste en la persona que siempre quise ser, solo te necesitaba a ti... nada más importaba si estaba contigo.

Estoy arrepentido y llevo 4 años arrepentido, no puedo olvidarte, no puedo sacarte de mi mente, de mis sueños, de mi vida. Aun continúo buscándote siempre que estoy cerca de tu casa, escucho nuestras canciones cada día, sigo visitando nuestros lugares favoritos, continúo buscándote por todos lados y no puedo encontrarte, te fuiste, desapareciste de mi vida y no puedo aceptarlo, no quiero aceptarlo, pero no sé qué hacer, ya no soy la misma persona que era hace 4 años y tengo miedo de buscarte, tengo miedo de que ya no te guste la persona que soy hoy en día, tengo miedo de no poder verte nunca más.

Aún conservo tus cartas y cada objeto que me regalaste, mantengo guardadas nuestras fotos de cada viaje que hicimos, de cada lugar que recorrimos juntos e incluso conservo nuestra conversación en el chat, a veces la reviso e imagino que aun hablamos, escucho cada audio que me enviaste, tu voz resuena en toda mi habitación vacía, en algunos puedo oír tu risa mientras me cuentas lo que te está pasando, cierro mis ojos y mi piel se eriza como si estuvieras hablando a mi lado, pero al abrirlos caigo en cuenta de que no estás, esos mensajes ya no llegan y no puedo aceptarlo.

Hoy soñé con la última vez que te vi, esa vez en la que ya no éramos pareja, pero seguíamos juntándonos todo el tiempo, fue tan real que aun puedo sentirte a mi lado. El sueño iniciaba cuando fuimos a ese café que tanto te gustaba y pedimos lo de siempre, dos latte de vainilla y un pastel de fresas para compartir, no es que no tuviéramos para comprar otro, pero era agradable comer de cada extremo hasta encontrarnos al centro del pastel para pelear por la única fresa, la cual siempre terminabas comiendo tu por que odiabas perder y yo te daba en el gusto, como siempre.