Single Chapter

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—Bienvenido, Mi señor.

Thoma abrio las puertas de la hacienda sin ser capaz de despegar la mirada del piso, haciendo una cortes reverencia hacia su superior.

Ayato, por su parte, solo indico una dirección discretamente con su dedo indice, entrando al interior de su casa para saludar a su hermana: sujetandola de la cintura y cargandola al girar.

Thoma se mordio el labio inferior.
Tenía miedo de ir a donde le indicaron.

»»——⍟——««

—Mi señor—Thoma seguía el Protocolo indicado, por mas raro que fuera dirigirse con tal termino a alguién de su misma edad.
Se inclino con delicadeza, sujetando la mano del nuevo lider del Clan Kamisato, besando sus nudillos luego de sacudir suavemente el polvo de su guante de pudiente seda blanca.

¿Fue aquel brillo en los ojos de Thoma, lleno de lealtad y amor sincero, el que logro conquistar al Comisionado?.
La verdad es totalmente incierta, pues lo unico de lo que la luna tiene certeza, es que para el momento del alba, Ayato y Thoma preferian ahogarse en lugar de cortar el calido contacto que sus labios habian generado desde hace horas.

Thoma queria protestar, hacer valer sus principios, y mostrar que a pesar de disfrutar como nunca de todas las atenciones y caricias que estaba recibiendo por parte de su jefe, el peligro que corrian si alguién decidiera ver el cerezo donde se juraban amor a escondidas seria mortal para el diplomatico que recien comenzaba su labor.

Thoma no queria, no podia ser egoista y anteponer sus sentimientos sobre el bienestar del futuro de Ayato, pero por mas que intentaba ponerle un alto, tarde o temprano terminaba a la merced de la enredadera entre sus dedos, y claramente no podia evitar sentirse mal.

Odiaba el necesitar darle los buenos dias, odiaba el necesitar protegerlo, y sobre todo, odiaba el necesitar estar ahi para el cada minuto del dia.

Odiaba el amar ser necesitado, el disfrutar de escuchar su nombre ser clamado por aquella parsimoniosa y delicada voz, y peor aun, el amar el momento exacto donde el reloj indicaba el fin de su jornada laboral para poder irse a descansar sobre el pecho de aquel hombre que le profesaba su amor dia tras dia.

Año tras año.
Y tragedia tras tragedia.

—𝘛𝘦 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘳𝘦 𝘢 𝘷𝘦𝘳 𝘦𝘭 𝘢𝘳𝘣𝘰𝘭 𝘥𝘦 𝘝𝘦𝘯𝘯𝘦𝘴𝘴𝘢, 𝘮𝘪 𝘷𝘪𝘥𝘢.

Fue una de las tantas promesas que Thoma juro, y esa en especifico, fue cuando el shogunato abuso de su autoridad para tener al pobre toda la noche bajo la lluvia.
Thoma estuvo a nada de venderse asi mismo para evitar que la pulmonia se llevara a su amado, pero a pesar de ser un traidor, Barbatos no lo abandono e hizo caso a sus incesantes suplicas, permitiendole gozar de la salud de Ayato muchos años mas.

Thoma fue ambicioso al creer que junto con la salud de Ayato, su amor vendria en conjunto.

»»——⍟——««

—¿M-mi señor?—Ayato ya estaba sentado en el escritorio de su habitación, y Thoma entro un par de minutos despues de que él lo hizo.

El comisionado se encontraba tranquilo, su vestimenta tenia menos capaz de ropa, su rostro se veia calmado, y todo su cuerpo se notaba relajado

—El descanso si le sirvio, ¿Eh?—comento el rubio, soltando una de las risas mas fingidas mientras cerraba la puerta tras de él, sin levantar la mirada del piso.

Ayato se limito a indagar con una ceja alzada—Sientate—Indicó, alficando ambos codos en la crujiente madera, y sujetando su rostro con sus manos.

Thoma obedeció sin chistar, planchando sus ropas con sus manos antes de sentarse, esperando por segundas ordenes.

Come with me - Thoma x AyatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora