Recuerdos de una nueva vida pasada

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Allí estaba por fin. Libre. Con mi mochila al hombro y mi nueva vida por delante. El letrero de Ink And Metal relucía en la vitrina. Entro y corro por las salas buscando a Crish. Tenía que darle la buena noticia. Estaba limpiando su material de trabajo cuando entre en la sala en cuyo letrero se podía leer "anillador".
-Crish! Lo conseguí!- grité mientras entraba y le
abrazaba.
-Elliot! Dios mío que susto me has dado...-dijo mientras recuperaba el aliento y rodeaba mi cintura con sus brazos.
-Te he echado de menos estos últimos meses. Se han hecho insoportables.- dije soltándolo y dandole un beso en la mejilla.
-Elliot... Pequeña lianta...-se acercó a mi cara para apartar los mechones que cubrían mi delgada cara.
-Crish... Yo he cumplido mi parte... He aguantado... Ahora, te toca a ti cumplir tu parte.
-No se te pasa una e?
-Sobre todo si tiene que ver contigo

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Me desperté sobresaltada por la bocina, tal vez de un coche, proveniente de la calle. Todavía no eran las siete, pero sabía que no conseguiría volver a conciliar el sueño, por lo menos en la cama no. Me levanté y saque las cajas de cartón que aún conservaba y elegí algo de ropa. Tomé la toalla del tendedero y me fui a duchar. Quizá tuviese pocas posesiones, y las que tenía ni si quiera tenían valor. Salvo mi bañera. Pequeña, pero relajante. Durante dieciocho años lo único que me calmó fue un baño largo y espumoso. Y aun a mis 21 años seguía necesitándolo. Abrí el grifo con el tapón ya puesto y agregé unas gotas de gel de ducha. Me quite la camiseta con sumo cuidado de que no se enganchara en mis estrellas. Me metí en la bañera tibia y me relajé con la esperanza de dormir algo más.

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-Ya solo falta una estrella Elliot.
-Pero duele... No soy tan fuerte como pensaba?
-Entonces debería quitarte cada una de las estrellas, no te las mereces si no eres capaz de soportar un pinchacito. Vamos Elliot no llores...-se detuvo y me tendió la mano- respira profundo... Y ahora. Hazlo por ti, hazlo por todos esos años que tuviste que soportar, eres una luchadora. Y este último año ha sido el mas duro. Demuéstratelo a ti misma que eres una superviviente. Has estado en el infierno y has vuelto con vida. Una última estrella, un último recordatoria de lo que eres y serás, y serás libre.
-La última?
-La última

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La alarma! Maldita sea! Ahora si que llegaré tarde. Me vestí a toda prisa, agarré el bolso y salí corriendo mientras me cepillaba el pelo. Llegue a la tienda que quedaba a tres manzanas de mi calle, y guarde el cepillo en el bolso. Recuperé la compostura y entre en el local.
-Hola Amanda!
-Hola Elliot, llegas tarde otra vez. Te he dejado el desayuno en la sala del fondo.
-Gracias gracias gracias. Te debo otra Amanda.
-Anda corre si no quieres que Asaru te despida. Otra vez.

Salgo despedida a la sala que me ha indicado Amanda. Allí me esperan un café y un delicioso sándwich. Lo engullo con toda la velocidad que permite mi cuerpo, me deshago de las pruebas y vuelvo a la entrada para hacer compañía a Amanda por suerte a los pocos segundos de colcarme entra Asaru. Uf! Casi me pilla! Por suerte solo me sonríe y va a preparar su material. Hace apenas un año que conseguí trabajo en Diamond. Un centro de tatuadores y anilladores increíbles. Por ahora me encargan bocetos y tatuajes pequeños y sencillos. Nada que me suponga un reto. La mañana transcurre algo ajetreada ya que 6 amigas vinieron para hacerse tatuajes conjuntos. Yo me estaba volviendo locas con esas 6 niñatas. No se ponían de acuerdo en el diseño. Por suerte llego Mike. Bendito seas Mike! Se ocupa del diseño y a mi me deja libre por fin. Al mediodía vamos los cuatro juntos a comer. Nada del otro mundo. Comida basura y conversaciones "intelectuales" sobre el fin de semana en general.

Tus dedos y el metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora