La muchacha de cabello castaño había estado la última hora encerrada en el baño de su habitación. Estuvo evitando hablar con cualquier ser humano dentro de Hogwarts. Ni siquiera había ido a clase de herbología.
Salió con cuidado, asegurándose de que su compañera de cuarto no estuviera cerca, lo último que quería era volver a discutir con su mejor amiga. Al no verla, salió corriendo escaleras abajo hasta la sala común, donde por suerte no había casi nadie. Salió de allí rumbo a la biblioteca, donde supuso ya estaría su amigo esperándola.
Al llegar, divisó al chico castaño sentado leyendo un libro. Caminó lento, corrió una silla y se sentó en silencio al lado del muchacho. Este bajo el libro que leía, para observar a Olivia. Sus miradas se conectaron, y ambos sintieron sus corazones latir más rápido.
—Siento llegar tarde —habló bajo sin mucha gracia la chica. Remus solo sonrió.
De su bolsillo, sacó un frasco transparente, con un líquido que perecía ser agua. Miró a su amiga con una sonrisa cómplice en el rostro, para abrir la pequeña botella y tomar todo su contenido. Olivia levantó una ceja, sin entender nada.
—Sirius te mintió, el efecto de la poción dura más de seis horas —comentó el muchacho.
—Ese desgraciado —murmuró molesta y Remus soltó una risilla.
—Yo... —él se aclaró la garganta—. Creí que no era justo que tú no me pudieras mentir y yo si... así que les pedí un poco de Veritaserum para igualar las cosas —dijo nervioso.
—¡Genial! —exclamó sarcástica ella—. No sabes el lío en el que te estás metiendo.
—Por ti lo que sea —titubeó. Ambos se ruborizaron—. Bien, a lo que venía... —carraspeó—. No quiero hablar sobre lo del otro día, al menos que tú quieras —la miró esperando una respuesta, a lo que ella negó—. Eso solo fue una excusa para hablar contigo.
—¿Sobre?
—Mis sentimientos hacia ti —respondió obvio—. Tú realmente me gustas, me gustas demasiado. Y ya no quiero fingir que no es así —declaró buscando la mirada de la muchacha, quien estaba como un tomate mientras cubría un poco su cara con sus manos—. Quiero saber si tú también sientes algo por mi, por mínimo que sea...
—También me gustas —respondió Olivia con una media sonrisa sincera.
—Eso es... genial. Sinceramente no me esperaba esa respuesta, creí que te molestarías por mentirte y no querías saber más de mi. Probablemente luego de eso entraría en depresión y terminaría recurriendo al alcohol y... —no logró terminar de hablar, ya que Olivia lo tomó de la camisa y lo acercó hasta ella.
—Hablas demasiado Lunático —susurró ella cerca de sus labios. Él sonrío nervioso.
Y en un movimiento rápido, se acercó lo suficiente para rozar los suaves labios de Olivia. Se alejó unos centímetros, pero ella lo jaló y le estampó un beso, el cual pasó de ser dulce a apasionado en menos de dos segundos. Se separaron por falta de aire, juntando sus frentes sonriendo ampliamente.