1
–Todo lo que me han contado es muy interesante –les dijo Freezer a los hermanos Heeters–. Lo que les dijo ese tal Zunoh, lo que averiguaron sobre el androide 73, lo de las esferas del dragón del planeta Cereal... sí, me gusta, me gusta cómo suena. Encaja perfecto en mis planes.
Macki y Oil tragaron saliva al mismo tiempo que intercambiaban una rápida mirada de angustia.
Ambos comparecían en ese momento ante la silla flotante del emperador del universo, mismo que los observaba desde su asiento con una sonrisa de aprobación.
–De momento eso sería todo, regresen a sus ocupaciones –ordenó el demonio del frío–. Tenemos mucho trabajo que hacer.
Los últimos de los hermanos Heeters hicieron una marcada reverencia y se retiraron del salón caminando hacia atrás porque no se atrevían a darle la espalda a su nuevo amo.
Entre tanto, Freezer paladeó de nuevo el vino que sostenía en una de sus pequeñas manos y dirigió su mirada hacia la cúpula de la nave.
La existencia de Monaito y de los namekianos de la Tierra dejaba más que en claro que algunos de esos seres tenían la habilidad para crear sus propias esferas del dragón.
La idea de esclavizar a uno de esos namekianos habilidosos nunca se le había pasado por la cabeza antes.
Llevaba años secuestrando seres de distintas especies por toda la galaxia, individuos cuyas habilidades y poderes habían resultado de lo más útiles para sus propósitos de expansión y conquista.
Los integrantes de las ya extintas Fuerzas Especiales Ginyu eran el mejor ejemplo de ello.
Todos ellos habían sido mutantes, luchadores excepcionales, únicos en su especie (sobre todo el capitán, cuya técnica para robar cuerpos era algo que Freezer despreciaba como guerrero pero que al mismo tiempo valoraba debido a lo práctica que era); recordaba que había dado con ellos accidentalmente, ¿por qué no lanzar una convocatoria de alcance galáctico para reclutar nuevas tropas de élite?
El primer paso, no obstante, sería buscar a un namekiano que tuviera la experiencia comprobada de dominar la magia requerida para crear sus propias esferas del dragón.
Luego de eso, podría proceder con la siguiente parte de su nuevo e infalible plan para conquistar todo el universo, de una vez, y para siempre.
2
Nave nodriza de la Flota Imperial de Freezer, órbita baja del nuevo planeta Namek, 40 días después.
Ante la silla flotante de Freezer se hallaba un escuálido namekiano de ropas gastadas apoyado en un bastón de madera igual de viejo que él.
El namekiano respondía al nombre de Zempa, y era uno de los habitantes más ancianos que había en el planeta.
Según los informes de los espías de Freezer, Zempa había sido considerado en el pasado como un candidato para convertirse en el Gran Patriarca, aunque luego la decisión del pueblo namekiano se había decantado por Moori en vez de él.
Sus poderes y habilidades, sin embargo, no diferían demasiado de los que poseía éste último.
Zempa era capaz de dominar y manipular la antigua magia namek que permitía construir una estatuilla de dragón para imbuir en ella la energía con la cual se contactaba a un espíritu dragón para que morase en ella.
Aunque los espíritus dragón eran parte de una fracción mínima del poder del dios dragón Zarama, su magia era suficiente para cumplir la mayoría de los deseos posibles e imaginables.
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Dragon Ball Super: El deseo definitivo
FanfictionFreezer, con ayuda del androide 7 3, encuentra la manera de reunir las super esferas del dragón para pedir el deseo definitivo a Super Shen Long. El universo 7 está a nada de conocer al segundo ser más poderoso de todos los universos.