Parte 23

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—¿Cómo va el trabajo, querido?— la mujer preguntó animada.

—De maravilla, no hay nada de que preocuparse.

—Eso es bueno, el negocio de mi marido prospera considerablemente.

El hombre estiró sus brazos para que los dos pequeños que se encontraban ahí corrieran a abrazarlo. De pronto los disparos comenzaron a escucharse, Arthur se alteró y corrió a donde su esposa se encontraba.

—Mi amada— la tomó del rostro —Tienes que irte. Toma a los niños y sal de aquí.

—¿Qué pasará contigo?— la mujer estaba preocupada.

—Un hombre jamás retrocede— se acercó a los labios de su amada esposa y los besó apasionadamente —Te amo.

—Niños— su madre los miró —Es hora de irnos— tomó las manos de sus pequeños y entre lágrimas se marchó por la puerta de escape subterránea.

Arthur tomó su arma y fue a acabar con los intrusos. Al final de cuentas se lo merecían, habían invadido el territorio de uno de los mafiosos más poderosos de toda la región.

Se llevó la victoria, aunque las bajas en sus hombres fue alta.

Después de ese incidente buscó a su esposa, el error que había cometido era no haber dado una dirección clara en donde podían verse después. Puso a todos sus hombres disponibles a buscar a su familia día y noche.

Los años pasaron y no hubo pista alguna de donde podían estar, parecía que la tierra se los había tragado y como no, Arthur buscaba tres agujas en un enorme pajar.

Un día, en un golpe de suerte logró encontrarlos, pero su amada no estaba más con ellos, lo único que quedaba era recuperar a sus dos hijos para tenerlos con él y protegerlos del peligro que representaba el que ellos fueran sus hijos.
FIN DEL FLASHBACK

MÁXIMO

—Entonces ¿estás diciendo que nos estuviste buscando desesperadamente?

—Si, así es— mi padre asintió.

—Es que no puedo creerlo.

—Deberías creerlo— habló Celine —Nuestro padre dice la verdad.

Me puse de pie —Incluso si lo hace no cambiare mi visión hacia el— tome la mano de Oliver —Vámonos.

—Espera, Max— Rose me detuvo, pero yo simplemente seguí caminando.

—Quédate si quieres, más tarde avísame para recogerte— no me detuve, pese a que lo que creía que mi padre era cambió en un giro completo.

Ahora no sabía qué hacer, no sabía qué pensar, no sabía como sentirme y eso me ponía ansioso.

—Debes calmarte— dijo Oliver cuando se dio cuenta de mi estado.

—¿Cómo haré eso?— cuestione mirándolo —Ahora dice que nos busco y no nos encontró, por Dios ¿Quién cree eso?

—Técnicamente eso es posible— me miró —El mundo es enorme, Max.

—No se que pensar respecto a eso— hablé —No puedo decidir ahora si lo perdonaré o no.

—Cualquier decisión que tomes estaré para ti— sonrió y con su brazo me llevó a su pecho.

—Te amo— susurré, me alce y bese sus labios.

Volvimos a casa, una vez estando ahí una chica se acercó corriendo hacia donde estábamos Oliver y yo —¡OLÍ!— grito eso alargando la letra i. Una vez estando frente a nosotros se detuvo y miró a mi chico como si fuera suyo —Hace mucho que no te veía en casa, hablé con tu padre y me dijo que ahora vives aquí.

Oliver tomó mi mano y le dio un apretón —Si— susurró —Hace mucho que me mude, ahora estudio en una universidad por aquí cerca.

—Te extrañamos mucho, Jazmín y yo extrañamos esas locas fiestas que siempre hacías.

—¿Si? Ya no hago ese tipo de cosas, Aurora.

—¿Por qué no? ¿Ahora sigues los ideales de tu padre sobre ser un jefe ejemplar?

—No es eso, ahora tengo prioridades— me miró y sonrió —Tengo a alguien que cuidar y también por él estoy cambiando todo lo malo de mi.

Yo sonreí y tome su mano aún más fuerte.

La chica me miró —¿Él es?— miró ahora a Oliver.

—Soy Máximo— me presente.

—Que nombre tan peculiar— rio —¿Que relación tienes con Oliver?

—Somos pareja— habló Oliver.

La chica nos miró a ambos y abrió los ojos muy grandes —No puedo creerlo— hablo un poco fuerte —Mi querido Oliver ahora estando con alguien— me miró y se acercó a mi —¿Lo amas o solo estas con él por interés?

Reí a lo bajo —Lo amo, señorita— pensé su nombre ya que lo había olvidado.

—¡Eso es excelente!— exclamó feliz —Me alegra ver que mi querido Oliver haya encontrado a alguien que lo ame.

—¡Señorita!— escuche la voz de Sebastián a lo lejos. Todos volteamos a ver y lo vi corriendo en nuestra dirección —No escape así de repente— llegó a donde nos encontrábamos y comenzó a recobrar el aliento.

—Nada va a pasarme— la chica hablo —Ahora he encontrado a mi querido Oliver— sonrió satisfecha — ¿Puedes creerlo? Mi querido Oliver ahora tiene novio— tomó el brazo del chico —Muchas gracias por traerme aquí— sonrió para él.

—¿Qué haces aquí?— pregunte a Sebastián.

—Alisa me dijo que viniera a tu casa— comenzó a explicar —Mientras venía vi a esta señorita perdida y la ayude a venir ya que estaba buscando a Oliver.

—¿Por qué motivo vendrías?— volví a preguntar.

—No lo se— alzó los hombros.

La chica nos miró a ambos —¿Ustedes dos se conocen?— preguntó.

—Si— Sebastián respondió.

—No lo creo— miró a Sebastián, al cual aún tenía sujeto del brazo —El mundo en realidad es muy pequeño.

—Bueno— hable yo —Hay que pasar ahora— comencé a caminar en dirección a mi casa —Esperemos a Alisa allá dentro.

Los cuatro entramos. Una vez dentro la chica comenzó a examinar mi casa de arriba a abajo —Entonces— habló finalmente, después de haber revisado cada rincón —¿Aquí viven Oliver y tú?— me miró.

—¿Eh?— la mire confundido —No, él vive en la casa del frente— señale el lugar a través de la ventana —Aquí vivo solo con mi hermana menor.

—Ya veo— se soltó de Sebastián y se sentó en el sofá.

En seguida la puerta de la casa se abrió y entraron Rose, Celine, Alisa, su pequeño hijo y mi padre.

El Chico de Enfrente (En Proceso De Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora