Jack Sleuth.
El pedido de Victoria Voitto había sido muy claro:
Encontrar sana y salva a su hermana y llevarla de vuelta junto a su madre.
Jack tenía muy claro por dónde empezar y Victoria ya le había dicho quien tenía a su hermana, no sería muy difícil encontrarlos.
Hacía ya un par de horas que conducía por la autopista y estaba a punto de llegar a California. El clima era húmedo, el calor se empezaba a notar y los rayos de sol eran fuertes.
El clima seco, árido no eran de los preferidos de Jack.
Jack no tardó en encontrar la casa familiar de Victoria. Se acercó a la puerta y llamó tres vez, espero que alguien le abriera la puerta. Victoria le había avisado a su madre de mi visita así que lo estaría esperando.
Jack espero y volvió a llamar sin éxito hasta que cuando se iba a marchar se cruzó con una mujer de unos cincuenta años que le costaba caminar y que al verlo le enseño su sonrisa más pícara.
La madre de Victoria no se parecía en nada a ella, su pelo rubio oscuro y sus ojos azules no habían sido heredados por su hija.
-Hola guapo. ¿Me buscabas? - lo enfrentó con un intento de voz seductora.
Con solo verla sabía que estaba drogada. Apenas se podía sostener en pie y la bolsa con botellas que colgaba de su mano se tambaleaba con ella.
-Vengo de parte de su hija, Victoria Voitto. - la nombró.
La mujer enseguida cambió su cara y postura corporal con solo oír el nombre de su hija. Su sonrisa pícara desapareció e intento ocultar las botellas que traía con ella.
A Jack no le interesaba si aquella mujer era una drogadicta borracha, no le importaba. Él sólo estaba allí para saber algo más sobre su trabajo y objetivo. Era simple.
-Ya.-asintió la mujer.
Pasó por su lado y nerviosa quiso abrir la puerta de su casa, tardó un rato hasta que por fin lo consiguió.