Un día conoces a tu todo. El que te hace soñar, el que convierte tus martes por la mañana en sábados por la tarde.
Esa persona por la que andarías
kilómetros, pero a su lado.
Que aunque se valla y pasen mil personas más por tu vida, nadie puede reemplazarlo, nadie te hace temblar igual.
Y pase el tiempo que pase, lo recuerda. Tu cabeza lo recuerda. Y tu corazón no piensa en otra cosa.