[Único]

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"El corazón del príncipe será cautivado por un hombre y este desafortunado hecho le traerá la desgracia a nuestro pueblo."

Esas palabras invadieron la mente del rey Jeon Minho, haciéndolo sentir preocupado y asustado al grado de prohibir que su pequeño hijo y único heredero tuviera contacto con cualquiera de los niños que habitaban el castillo como sus sirvientes.

Estaba completamente seguro de que Shin Se Kyung, la bruja de su reino no estaba equivocada, ya que era conocida precisamente por no cometer errores. Fue esa mujer quien predijo que la unión de su reino con el de su amada esposa Park Shin Hye le traería grandes riquezas, extensiones de territorio y por supuesto una vida pacífica a su pueblo.

Así que confiaría en ella y evitaría a toda costa que tal predicción que significaba la caída de su reino se cumpliera. Le frustraba tanto no poder cortar el problema de raíz, porque desconocía quien sería el desgraciado que atraparía el corazón de su único heredero y el que condenaría a su pueblo a la desgracia. ¿Sería uno de sus súbditos, un príncipe de tierras vecinas, un soldado o un simple sirviente?, de tanto pensarlo su cabeza dolía aumentando aún más su estrés.

-Estás exagerando.-La voz relajada de su adorada esposa se escuchó a sus espaldas.- ¿Por qué deberíamos creer en las palabras de una mujer que no tiene idea de donde está parada?-Preguntó la mujer de cabellera negra mirando a su esposo con una mueca.-Te propongo preguntar con el brujo de mis tierras, te aseguro que él desmentirá los disparates de la loca que tienen aquí.-Le sonrió intentando tranquilizarlo y el rey asintió.

-Entonces lo visitaremos mañana mismo.-Aseguró sonriendole con dulzura a su pareja depositando un beso en su mejilla.

De ese momento en adelante las horas transcurrieron mucho más lento de lo que deberían para los reyes, quienes a pesar de haber anochecido se mantenían despiertos, cada uno en una habitación distinta, mientras Shin Hye rezaba porque las palabras de esa mujer no fueran más que disparates, Minho estaba pensando en quién sería la mujer indicada para su único hijo de entre todas las princesas existentes en cada uno de los reinos vecinos.

Ambos partieron muy temprano del palacio con la intención de volver ese mismo día, no deseaban estar alejados del sitio ni dejar a su hijo solo por mucho tiempo.

-Majestad, es un placer verla por aquí.-Saludó un hombre joven haciendo una reverencia en señal de respeto y les sonrió con amabilidad.

-Para mi también es un gusto volver a verte Taehyung.-Respondió la reina con amabilidad y el hombre sonrió.-La razón de nuestra visita es...

-Lo sé, quiere desmentir las palabras de Shin Se Kyung.-Interrumpió el hombre observando los rostros de los reyes tornarse serios en espera de una respuesta.-Le ofrezco una disculpa majestad, pero ese es el destino del príncipe heredero y no hay nada que puedan hacer para evitarlo.-Comentó cruzándose de brazos y el rostro del rey se deformó mostrando ira.

-¡No importa lo que tenga que hacer, así tenga que encerrar a mi hijo hasta que tenga la edad suficiente para casarse con la mujer que elijamos para él, no va a caer ante un hombre, eso sobre mi cadáver!-Aseguró después de golpear la pequeña mesa que allí había, asustando solo a su esposa ya que el brujo ni se inmutó.

-¿Cómo debería decirle esto?-El joven brujo se mostró nervioso por un momento para después sonreir con burla, dejando ver un extraño brillo en sus hermosos ojos negros.-Lo que su corazón anhela evitar acaba de suceder.-Informó poniéndose de pie, marchándose a pasos tranquilos, importándole poco que los reyes tenían el rostro pálido y parecían a punto de colapsar.

Mientras tanto, muy lejos de ese sitio, en el palacio, el pequeño príncipe heredero miraba embobado a otro niño que parecía un poco mayor moverse de un lado a otro ayudando a la que sabía era una de las mejores cocineras del palacio.

Cien Maneras [Junghope] OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora