Prólogo

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— Érase una vez, en un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...
No, esto no es un cuento de hadas y mucho menos el Quijote.

— ¿El Quijote, quién es?

— Oh, esta juventud de hoy en día, no sabe nada de cultura humana, que desperdicio. El Quijote fue una de las novelas más famosas de la era humana, escrita por Miguel de Cervantes, en el año...

No era eso lo que iba a contarme — interrumpió — siento interrumpirle, pero estoy intrigado.

— Mocoso insolente... te he contado esta historia centenares de veces, recuérdame porque debo hacerlo de nuevo.

Lo prometió, contarme la historia sin ningún tipo de censura cuando llegará mi decimoctava luna sangrienta, es hoy Hyung.

— No es posible... — se alejó del zagal, dirigiéndose al gran ventanal — ¡en que momento...!

En efecto, una pequeña circunferencia rojiza se mantenia inestable en el horizonte, era temprano para poder verla grande y brillante, al juzgar el tamaño y color de esta, seria 위대한 붉은 달 ("wedaehan bulkeun dalle", Gran Luna Roja), ocurría dos veces en mil años y era un fenómeno extraño. Una leve sonrisa se pintó en sus labios al recordar su propia luna sangrienta, de volumen desmedido y un precioso pigmento escarlata intenso, supo que era especial cuando el pueblo entero fue capaz de visualizarla, pues lo común era que sólo los familiares directos pudieran verla. Así pasó con las lunas de plata, año tras año, se suponía que su luna llegaría, como cada año, en su cumpleaños, sin embargo, al ser un fenómeno tan peculiar, se había adelantado tres días. Por eso mismo no estaba preparado para la luna sangrienta del muchacho, puesto que la esperaba tres días después, el 22 de septiembre.

Nana, ¿que sucede? — aquella voz lo sacó de sus pensamientos.

— ¿Eh? Oh, no, nada, no te preocupes, sólo estoy sorprendido, no la esperaba hoy — no mentía, pero estaba más bien asustado, ansioso — siempre supe que eras especial, esto sólo me lo confirma.

¿Seguro que se encuentra bien? Siéntese, parece que en cualquier momento va a desfallecer — se acercó a su mayor y le tomó la mano, aún con una mueca que mostraba su intranquilidad.

Y su preocupación no era en vano, el mayor estaba batallando para no caer en la inconsciencia, el motivo era evidente, aún sin hablarlo, el joven sabía que era lo que lo había mantenido en vela el último mes. Se preguntarán del porqué de la luna sangrienta y porque esta se presenta sólo una vez en la vida, la respuesta es sencilla, esa misma noche, cuando esté cálida y brillante en la noche lóbrega, tendrá lugar la ansiada y temida presentación, que bien si para unos era la mejor noche de sus vidas, para otros era su condena.

Es por mi presentación, ¿verdad? — el joven cachorro susurró, como si de un secreto se tratase — Sinceramente, es algo que también me tiene preocupado.

— Sí, sin embargo es algo inevitable — tenía el corazón en un puño, pero tenía que transmitir tranquilidad al cachorro, por lo que comenzó a liberar feromonas, su olor a café, vainilla y canela rápidamente impregnó hasta el último rincón de la alcoba — Mugunghwa, todo saldrá bien, estaré contigo.

Gracias mamá — el olor de su nodriza siempre lo tranquilizó, hoy no fue la excepción — pero no creo que mis padres te dejen estar presente en la presentación, lo he pedido tantas veces que ya he perdido la cuenta, siempre es lo mismo, dicen que no eres mi familia, así que se te negará la entrada, lo siento tanto nana, siempre he querido que me acompañes este día.

— No te preocupes, cariño — le importaba muy poco que se le prohibiera la entrada, encontraría una manera de estar presente — sabes que siempre tengo un "plan b", nada me impedirá estar ahí.

Un toqueteo suave en la puerta irrumpió en su ambiente íntimo, el mayor y dueño de casa con el ceño  fruncido se levantó y se apresuró a abrir. No fue una sorpresa encontrar del otro lado a Kim Namjoon, su más fiel escolta, el mejor amigo que pudo encontrar en ese lugar, lo que le preocupó fue la cara de espanto que traía consigo.

— Nam, ¿que es lo que te pasa? — no estaba preparado para más  noticias, no si estas acababan con la poca tranquilidad que aún albergaba en su débil corazón — Estoy con el niño, por favor, no me des otro susto.

Joven Amo, lamento interrumpir su visita, pero tengo algo importante que comentarle. — se veía más relajado, sin embargo, el susto aún no abandonaba su rostro — Se trata de Yo-han, al parecer se adelantó tres días su luna, en palacio están alborotados con los preparativos para la ceremonia, supuse que quería saberlo.

— No es nada que no sepa, gracias de todos modos. Por favor consígueme un pase para palacio, haz lo que tengas que hacer.

Como ordene señor — pareció meditarlo un poco — si no es mucha molestia, ¿puede decirme que es lo qué trama?

— Sabes que no me dejarán estar en la presentación de Yo-han, entiéndeme Namjoon, lo he criado como mi hijo, debo estar ahí. — su expresión se contrajo en una mueca de dolor e ironía — No importa si después de esto me destierran permanentemente de Seúl, tengo que estar a su lado, incluso si eso significa no volver a verlo jamás.

Eres demasiado bueno para este mundo. — su semblante se mostraba totalmente sereno, pero no podía ocultar sus sentimientos, no cuando el otro miraba a través de él, fijamente a los ojos, apartó la mirada rápidamente, odiaba no poder engañarlo — Haré lo que pueda, no te prometo nada, pero me esforzaré por no defraudarte.

— Sé que no lo harás, confío plenamente en ti, mantenme informado por favor, no quiero sorpresas.

Como ordene Joven Amo — realizó una leve venía y se apresuró a despedirse — Me marcho ya, pediré que no los molesten a no ser algo urgente, que pasen un buen día, con su permiso.

— Adiós Namjoon, ya te he dicho que no hace falta que uses formalidades conmigo — le dio la sonrisa más sincera que era capaz de realizar en ese momento — Nos vemos pronto.

Esperó verlo marcharse y finalmente cerró la puerta volviéndose a ver a su cachorro que lo miraba fijamente. Un sentimiento cálido se apoderó de él, no había forma que pudieran separarlo de ese muchachito que tanto amaba. Recordó toda su niñez, los buenos momentos pero también los malos, donde el pequeño Yo-han se hacía daño e iba con él con los ojos llorosos a punto de romper en llanto. Fue un niño algo inquieto, pero obediente y con un enorme corazón, sentía que había crecido demasiado rápido, no supo cuando habían pasado dieciocho años.

[···] ¿Mamá? — llamó por quinta vez el cachorro, pues su nana parecía perdido en sus propios pensamientos — ¿Qué es lo que te dijo tío Namjoon?

— ¿Eh? — finalmente pareció salir de su ensoñación — Nada que no supiera cariño, sobre que tu presentación se adelantó.

Dejemos de hablar de ese tema, volvamos al relato.

— Claro, te lo contaré todo — tomó un suspiro largo y extendido y finalmente prosiguió — Esta historia comienza hace unos 300 años, cuando alfas y omegas vivían en perfecta armonía...

Lanhuanghou

La Gran Guerra Roja | VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora