Final.

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Estaba amaneciendo. El sol empezaba a iluminar las habitaciones de los ya varios dormitorios de U.A.

El rubio cenizo estaba terminando de arreglarse, suspirando al igual que todos sus demás días.
Estaba angustiado, ha estado así desde ya hace semanas, casi meses.
Estaba así después de ver a su “amigo de la infancia” literalmente pudriéndose.

Notaba el como su cuerpo se volvió extremadamente delgado, veía sus ojos, su forma de hablar. Veía todo de él y nada era igual a como antes lo había conocido.
“¿Qué le está pasando?”

Siempre se pregunta, pero nunca ha obtenido una respuesta clara, por así decirlo.
Incluso ha intentado consultar con actualmente el mejor amigo de Izuku pero, no recibe nada más que una mirada de desprecio.

“¿Qué mierdas le hice para que me mire así?”

Él se pregunta, él siempre se pregunta.

– Chicos, ¿Han visto a Midoriya? — preguntó el 'bicolor'

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– Chicos, ¿Han visto a Midoriya? — preguntó el 'bicolor'.

– ¡Posiblemente siga en su cuarto arreglandose! Igual... Ya hace unas semanas tarda y pues, tal vez solo sea eso.

Katsuki escuchaba detenidamente la conversación, ¿Izuku sin haber aún salido de su habitación? ¿A esas horas del día? Es raro, demasiado.

–... Iré a su habitación.

– Deja que él baje por su cuenta — dijo el rubio.

–No, no. Ya tardó demasiado, esto me está preocupando.

Al fin y al cabo, él era el único que sabía perfectamente la verdad, era obvio que le preocuparía de más su gran mejor amigo.

Fué hacia el elevador y puso el piso indicado, donde estaría la habitación del peliverde.

Él se acercó a la puerta de este.
Él tocó la puerta por primera vez.
Tocó por segunda vez.

No contestó.

Se preocupó. Abrió la puerta sin ningún permiso, lentamente por cualquier precaución.

Haber visto esa imagen de su amigo le rompió. Sin duda.

Ahí estaba Izuku, en la cama color azul con mantas decoradas de All might.
Había gotas rojas en la pequeña alfombra y había un chorro de ese mismo líquido tirado por esas sábanas que supuestamente, son “tiernas”.
Lo eran.

Estaba su amigo ahí, con los pequeños ojos cerrados, más calmado de lo normal. Vió sus débiles manos, habían chorreado posiblemente toda la noche de sangre. Sí, sangre. Porque simplemente, Izuku murió.
Eso fue lo primero que pensó Todoroki.

Se desesperó después de analizar todo. Olvidó el elevador y simplemente bajó por las escaleras del dormitorio. Bajó por las escaleras de emergencia.
Las lágrimas inundaron sus ojos apenas llegó al primer piso de nuevo, todos lo miraron, preocupados.

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