CONOCER

11 1 0
                                    

*EN MI CASA*

Esta mañana empieza como todas las demás, llegando tarde a un sitio. Son las cuatro de la mañana y el vuelo sale a las seis. Mi madre apenas se está levantando y a mí ya me están dando tres microinfartos leves. Me voy tres días a Bilbao. Nunca he estado en Bilbao, solo sé que está en el norte de España y poca cosa más la verdad. Así que no puedo negar que estoy realmente ilusionado, y para qué mentirnos, también estoy realmente nervioso. La paciencia nunca ha sido mi fuerte. Suelo ser un chico tranquilo, tirando a calmado, pero con mi toque de payaso.

Vale, ya son las 04:05 am. Me estoy comenzando a agobiar...

¡Mateo por favor! Respira hondo. Mamá se está duchando, tú ahora tomate un café, acábate de arreglar y en nada estaréis ya en el aeropuerto.

Sí, tienes razón, bueno tengo razón, tenemos razón.

Mirándome al espejo, noto como mi pelo rubio está más brillante de lo normal, las puntas rizadas brillan como pequeños rayos de sol. La ropa nueva, que me compre para el viaje, me queda sinceramente espectacular. Vaqueros azules, con sudadera blanca a juego, simple, pero efectivo.

–¡Mamá!, –grito a pleno pulmón,– ¿podemos irnos ya por favor?

–Que si Mateo, que ya salimos ¿Llevas todo?

–Sabes que sí. No sé para qué preguntas, si sabes perfectamente lo organizado que soy.

De verdad... Soy su hijo y aun así parece que no me conoce.

–¿Llevas el DNI?

–Joder... , ya lo cojo.

Odio que tenga razón. Busco el DNI, y tratando de calmar mi mente, salimos de casa camino hacia al aeropuerto. 



*EN EL COCHE*

–Mamá, por dios, acelera. –resoplo de golpe.

–Mateo, por favor, no empieces. –me dice mi madre, mientras pone, sin disimulo alguno, los ojos en blanco.

–Mamá que no vamos a llegar.

–Mateo son las 04:20 de la mañana, deja ya de ser dramático.

Pfff no vamos a llegar, si es que yo lo sé. Putas leyes y sus velocidades, ridículamente seguras.

Cálmateee.

Perdón.

–¿Puedo poner yo la música? –pregunto sin apenas esperanzas.

–No. –contesta ella felizmente.

–Pero mamá porf...

–No. –me interrumpe secamente, sin perder la sonrisa.

–Pfffff. –suelto indignado.

De verdad nunca me deja poner la música, que asco. Si yo pudiera conducir... , tengo el carnet, obviamente, pero claro si yo llevo el coche cuando me suba al avión, ¿quién lo lleva de vuelta a casa? Toca aguantarse. Se me hace muy raro ir en el coche tan tarde, bueno tan pronto mejor dicho. Aún es de noche, la ciudad está tranquila, solo se escuchan las ruedas sobre el asfalto, el aire pasando a toda velocidad y la radio de fondo. Las estrellas iluminan el cielo nocturno y noto las ganas de cerrar los ojos para descansar un poco más.



*EN EL AEROPUERTO*

3 DIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora