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—Markie, ¿A dónde vas? ¡Hice el desayuno! —Taeyong exclama desde el lado de la cocina.

Johnny levanta la mirada posada antes en el periódico y frunce el ceño cuando Mark se desliza en sus zapatos. Él sabe que Taeyong hizo el desayuno, podía oler el tocino hasta el final de su habitación. Fue doloroso lo fuerte que gritó su estómago por eso. Mark tuvo que enterrar la nariz en la almohada sólo para alejarse de la esencia, tuvo que tomar del vaso de agua al lado de su cama para tratar de engañar a su estómago.

—Lo siento, Taeyong, quiero conseguir un poco de tiempo en el estudio antes del primer período. Voy a comer un sándwich de huevo cuando llegue mi té. —Mark miente.

—Mejor crea tu habitación en el estudio, nunca te vemos en estos días. —Johnny suspira.

Mark siente una punzada de culpa.

—Lo sé, lo siento. Es que el show se acerca y–

—Lo sabemos, lo sabemos. Está bien, sólo prométeme que estarás en casa para la cena, ¿Sí? —Taeyong dice suplicante.

Mark fuerza una sonrisa y asiente con la cabeza.

—Lo prometo. —responde.

—Está bien, ve con cuidado. —Johnny sonríe.

Mark se encoge de hombros y deja el departamento, su sonrisa desaparece tan pronto como está en el pasillo. Estar en casa para la cena significa comer. Tendrá que restringir la ingesta de alimentos del día de hoy, porque a pesar de que va purgar todo lo que coma tiene que darse cuenta de las calorías que absorbe su cuerpo antes de que casualmente pueda hacer su camino al baño después de la cena. Eso significa que no hay leche en el té y definitivamente no puede permitirse tener las dos secciones de mandarina en su bolsa.

Mark realmente quiere que el edificio en donde vive, tenga ascensor, ya que a pesar de que sólo va por las escaleras, las rodillas ya le duelen un poco. A veces tiene que sentarse y tomar un descanso a medio camino debido al trabajo que ejerce. Cuando por fin entra en su coche prende la calefacción y juguetea con la radio hasta que encuentra una emisora decente. En realidad no tiene nada que hacer en el estudio, pero necesitaba una excusa para no sentarse a desayunar con ellos.

Cuando llega, hay algunos estudiantes pululando alrededor de los pasillos, pero no se relaciona con nadie, agarra un té y se dirige al estudio. Él va directo a los tres maniquíes de la ventana, acariciando la tela ligera de la camiseta debajo de la chaqueta y el ajuste del cuello del jersey. Por enésima vez desde que puso los ojos en Yuta, la mente de Mark revolotea en la imagen del chico de pelo azul en los pantalones de tweed en los que ha pasado trabajando tantas horas.

Entonces Mark tiene un momento de incertidumbre, porque tal vez Yuta habría haber cambiado de opinión. Tal vez es sólo una de esas personas que no pueden decir que no frente a frente y cuando Mark le mande un mensaje esta mañana, Yuta hará alguna excusa para salir del problema. El estómago de Mark se agita desagradablemente y se apresura a su bolso para encontrar su teléfono. Piensa por un momento antes de escribir el texto.

Hey, Yuta, es Mark Lee. Espero que todavía estés dispuesto a ayudarme para el desfile de moda, sólo me preguntaba si serías capaz de reunirte conmigo.

Mark envía el texto y deja su teléfono ya que no es ni siquiera las ocho de la mañana y no espera una respuesta hasta más tarde. Apenas se da la vuelta para ir a buscar su cuaderno de dibujo cuando su teléfono vibra en respuesta.

Si aún me quieres todavía estoy dispuesto. Estoy de camino a la escuela ahora en realidad, tengo tiempo libre en el segundo período, o durante el almuerzo o después de la escuela, lo que funcione para ti.

Fading II YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora