—¡Es mañana! Que emoción... ¡No puedo esperar para tener mis flores en mis brazos!
Higuchi Ichiyo, saltaba de aquí para allá mientras chillaba feliz.
—¿Cómo estás tan segura de que ella te dará las románticas flores amarillas?
Comentó Tachihara sarcásticamente.
—Porque le estuve mandando señales indirectamente, obvio. Mi gin, es muy inteligente, se que captó mis indirectas.
—Tus indirectas eran pasar varias veces por una florería con ella ¿no, Higuchi?
Ahora habló Chuuya.
—Ya verán. Tendré mi ramo de flores mañana, yo lo sé.
—Espero que sí. —Dijo el ejecutivo sonriéndole.
—¿Dazai-San le traerá flores también, no?
Chuuya parpadeó un par de veces.
Realmente no esperaba que Dazai lo hiciese, pero sería un lindo detalle.
—Obvio que sí, Higuchi. Dazai-San ama mucho a Chuuya-San, de seguro le dará ese regalo en esta época tan especial. —Afirmó Tachihara.
—¡Es cierto! Bien, mañana muchos tendremos flores.
Estaba muy entusiasmada.
Pero Chuuya no había dicho nada mientras ellos hablaban.
Estaba pensando en si quería flores, especialmente amarillas.
Mañana empezaba la primavera.
Llegó a la sagrada conclusión de que sí quería, si queria flores amarillas.
Cuando llegó a su departamento, Dazai ya estaba ahí, él prácticamente vivía ahí sin su permiso.
Aunque no le molestaba tener a su novio cada noche en su casa.
—Chuuya, al fin llegaste, hice sopa.
Chuuya se quitó los zapatos y se puso los de casa.
Luego se quitó el abrigo y el sombrero, colgándolos en el perchero.
—¿Tú? ¿Hiciste sopa? ¿Por qué no hay un incendio?
—Buenas noches, Chuuya-San. —Saludó Atsushi haciendo una reverencia. —Disculpe que esté en su casa a esta hora, pero Dazai-San me obligó a venir.
—Ah... Buenas noches, ¿Y para qué te arrastró hasta aquí este bastardo?
Dazai asomó su cabeza desde la cocina.
—¡Chuuya! No soy un bastardo. Soy el amor de tu vida, tu oxígeno, tu llama gemela, tu seretonina, soy...
—Un grano en el culo. Pero bueno, ¿Qué hace Atsushi tan tarde aquí? ¿No crees que es muy tarde para que esté en la calle?
Dazai fingió dolor en su rostro y suspiró.
—Necesitaba que alguien me prenda la cocina. No me culpes, tú eres el que no quiere que tu casa se incendie.
—Que maravillosa idea arrastrar a alguien solo para que te prenda una cocina.
Se sentó en la mesa junto a Atsushi.
—Lo sé.
Dijo orgulloso de sí mismo.
Atsushi recibió una llamada.
—Ahh... iré a contestar un momento, disculpen.
Salió al balcón, donde no podían escuchar que hablaba.
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Flores amarillas. | Soukoku
FanfictionYa empezaba la primavera, todos los amantes que conocía se iban a regalar flores amarillas, esperaba que su novio, que era pésimo para demostrar sus sentimientos, telepáticamente le regalase flores amarillas a él también. Flores amarillas - Floricie...