Capítulo Uno

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Canción Asignada: Moonchild - RM

Monstruo: Frankie Stein

Shipp: Jikook (BTS)

Extensión Total: 16.223 palabras.

Etiqueta: monsters_generation


Saliendo al sol de la tarde, Jungkook experimentó cierto... malestar, uno muy peculiar, si le preguntas; sin embargo, no se inmutó, ni siquiera hubo una mueca involucrada, acostumbrado como estaba a la repetitiva sensación que lo perseguía desde que tenía conciencia y, al parecer, incluso desde mucho antes de eso.

O eso decían sus padres.

Armado con sus lentes de sol, mascarilla, gorro y sombrilla, se abrió paso entre las personas que deambulaban por las calles. A pesar de que siempre trataba de irse por las veredas menos concurridas, siempre había gente en Busan, siempre. No importaba la hora, o el lugar, no importaba qué día de la semana fuese, normalmente la gente siempre tenía algo que hacer afuera. A Jungkook no le molestaba, al menos no las personas, no eran ellos, no, por supuesto que no. Era el sol. Pero con el tiempo, todo lo que representaba al sol o se relacionaba con él, terminaba siendo odiado.

Al principio, cuentan sus padres que, desde la primera vez que lo sacaron a la luz del día, Jungkook, siendo un recién nacido, había llorado. Eso no sería algo que destacar si no fuera porque cada vez, siempre, pasaba lo mismo, y no era hasta que lo ponían a la sombra que el bebé se calmaba –y a veces, ni siquiera eso–. Fueron notando entonces, pequeñas cosas que los haría preocuparse: como que no era sólo ponerlo al sol, sino cuando este salía durante el día en general, haciendo que se quejara y lloriqueara, nunca pudiendo calmarlo, que siempre estaba más activo durante la noche, y que las únicas horas de un día, en que parecía encontrar paz, era cuando el sol se ocultaba.

Sus padres contaban, a todo el que pudiera escuchar, que no pudieron haberse sorprendido más, debido a que, al nacer, Jungkook no había emitido sonido. Estaba tan tranquilo, decían casi con asombro, estabas ahí, en calma, casi dormido y luego salía el sol y te inquietabas.

Ellos realmente pensaron que había algo mal con él, así que lo llevaron a múltiples especialistas y médicos, descartando cualquier enfermedad existente. Examinaron y estudiaron, haciendo pruebas de las que, gracias al cielo, Jungkook no recordaba nada. Pero nunca dieron con la causa de su "dolencia".

Ahora como adulto, Jungkook seguía sin poder explicar lo que sentía cuando amanecía, cuando el sol se alzaba en el firmamento y llegaba el día y él se sentía como si perdiera la fuerza. Era un mezcla extraña y angustiante de dolor y tristeza y desanimo, combinado con ansiedad y pánico y desesperación. Había anhelo también, una especie de añoranza que lo hacía sentir como si tuviera un agujero en su pecho, como si le faltara algo vital, como si no estuviera completo. Esto le había estado jodiendo la cabeza durante toda su vida, pero él nunca quiso hablar de eso. Nunca. Odiaba hablar de lo que tenía, odiaba tener que explicar algo que no entendía, así que simplemente no hablaba.

Jungkook sonrió –una sonrisa que no tenía nada de feliz–, pasando por la plaza que acortaba el camino a su hogar. Si su terapeuta lo escuchaba o supiera lo que pensaba, nunca saldría de esa consulta.

Mirando la hora en su reloj, comprobó que faltaban tres horas para que anocheciera. Su desesperación por la noche era tan profunda que hacía mucho tiempo que él no nombraba las horas del día como todos los demás. Para él, la hora sólo le indicaba cuánto faltaba para que pudiera sentirse aliviado o para que volviera la tortura –aunque él tenía que admitir que, en realidad, el dolor siempre estaba allí, sólo que durante la noche no era tan fuerte–, por lo que decir cosas como "son las cinco de la tarde", no era común.

Moonchild {Jikook}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora