O7

1K 145 2
                                    

Sana se sentía una idiota.

— Sanake.

Más aún cuando Tzuyu se volvía una pulga necesitada de cariño, desde el instante que dejó de ser cursi.

Pero fingía estar bien y colocaba su mejor sonrisa, porque si se trataba de Chou Tzuyu, Sana sería capaz de sonreír aún en el día más gris de su vida.

— ¿Qué sucede?

— Quiero preguntarte algo. — pidió, mientras apoyaba su cabeza en el hombro de la mayor. — ¿Por qué tan de repente dejaste de ser cursi?

— Tú querías eso. — contestó directamente. — ¿O no?

El silencio de Tzuyu fue un poco largo.

La menor no podía negar que extrañaba los halagos de Sana, ésta había dejado de ser así hacía ya cuatro días.

Ya no la miraba con adoración, ya no le decía sus frases tan lindas que siempre sacaba de un libro que leía antes de dormir o en la misma mañana antes de irse a la escuela. Ya no la hacía sonrojar, ya no le decía con todas las letras del abecedario lo loca y embobada que estaba por ella. Sana había dejado de hacer eso desde el día en la biblioteca.

Y no negaba que se veía hermosa con su nuevo estilo, pero ya no era lo mismo, sentía a Sana más y más alejada de ella. Como si ya no tuvieran esa pequeña sensación que compartían cuando se miraban al menos por dos segundos y sonreían a causa de la otra.

— Bueno... — rascó su cabeza. — Es extraño igual no oírte decir cosas lindas. Hace días que no te escucho decir algo así.

— Es mejor para ti. — Sana acarició su mano. — Me dijiste que para enamorarte tenía que dejar de ser una chica cursi... es lo que estoy haciendo ahora.

Tzuyu tragó dolorosamente.

Mierda, ella no quería eso, pero por estúpida y orgullosa le dijo siempre que sí e hizo caso a todas sus inseguridades que le decían; "no vas a poder darle a Sana lo que merece".

Porque se creó una pared falsa de inseguridades que la hacían ser una chica con expectativas infinitas e inalcanzables.

— No lo quería totalmente... — murmuró en un hilo de voz. — Supongo que está bien...

" No lo está, Tzuyu. Jamás lo ha estado". Su subconsciente la regañó.

— Sí, también creo lo mismo. — odiaba tanto sentir a Sana como una persona que ya no tenía interés en ella.

— Sanake.

— ¿Mmh?

— Yo... ¿yo te sigo gustando? — preguntó atemorizada por su respuesta.

El silencio le rompió un poco el corazón y que Sana besara sus nudillos también le dolió.

— Sí, aún me sigues gustando.

Espero por esa frase cursi, pero nunca llegó.

Simplemente se acomodó mejor en el hombro contrario con un sentimiento culpable en su interior.

— ¿Puedes cantar algo? — pidió Tzuyu.

— ¿Cantar? Pero es cursi, Chewy. Siempre me haz dicho que es cursi cantarle a alguien.

— Solo hazlo... no me importa que tan cursi sea. — insistió. — Me gusta tu voz.

— Uh... — Sana soltó una risa. — ¿Qué quieres que cante?

— La última canción que escuchaste hoy.

— Mmh, de acuerdo. — soltó un suspiro antes de iniciar.

Sana tenía una voz que a los oídos de Tzuyu, eran una entrada al cielo. Nunca se cansaría de oír a Sana cantar porque pudo haber dicho que era cursi, pero como amaba oírla.

'Cause the window... opened one time with you and me, Now my forever's falling down... Wondering if you'd want me now? — Tzuyu cerró sus ojos automáticamente. — How could I know? One day I'd wake up feeling more... But I had already reached the shore... Guess we were ships in the night, night, night...

El tarareo de Sana hacía que Tzuyu se sintiera completamente tranquila, sin preocupaciones o sin ser una insegura completamente confundida.

Estar con Sana siempre le trajo seguridad, solo que era muy boba para darse cuenta.

We were ships in the night, night, night...

Sonrió cuando la voz de la mayor dejó de sonar.

— Me gusta tu voz.

Sana se sonrojó. — N-No es linda...

— Lo es.

— Tzuyu. — la llamó.

— ¿Mmh?

— Va a terminar el último semestre y sabes que la escuela hace esa feria de celebración todos los años. — Tzuyu asintió sobre su hombro. — ¿Me dejarías invitarte?

— ¿Invitarme?

— Ten una cita conmigo ese día. — pidió. — Antes de que pienses que sigo siendo una maldita cursi.

— ¿Una cita? — Sana tragó en seco. — Mmh... de acuerdo, acepto.

— ¿De verdad?

— De todas formas no irá con alguien más. — se encogió de hombros. — Aunque me gustaría ir contigo. Me gusta pasar tiempo a tu lado.

— ¿T-Te gusta eso?

— Me gusta eso, y muchas cosas más sobre ti.

Sana sintió su corazón saltar con emoción y amor.

𝐂𝐔𝐑𝐒𝐈  ─── satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora