Tienes una nueva carta en el buzón, es noche y no tienes planes, así que procedes a leer de qué se trata. En ella se encontraba el chico ginecólogo con el que tuviste una pequeña aventura, estaba recordando todo lo sucedido al principio, pidiendo po...
Era un sábado como cualquier otro; despertaba por la mañana con unas ganas inmensas de no hacer nada. Mi único deseo al momento era estar solo pegado a mi cama sin absolutamente ninguna preocupación, disfrutando de la lluvia y escuchando el dulce sonido de mi nueva cafetera.
Pasaron demasiado rápido las horas. Todo iba perfecto, hasta que, mi amigo Samuel no tardó demasiado en interrumpir. ¿Qué es lo que querría un chico como él molestando al introvertido a las diez de la noche?
Resultó que nuestra amiga de la infancia estaba de vuelta en la ciudad. Nos llamó a todos y sugirió juntarnos en aquel enorme bar donde tuvimos miles de aventuras años atrás. ¿Qué estamos esperando?
Inmediatamente todos mis intereses por mi cama eran historia. Lo único que tenía en la mente era salir a divertirme.
Pasó una hora y estaba listo; salí de mi casa y me dirigí al lugar lo más pronto posible. No solía ser un loco al volante, pero, mis ganas de ver a mi amiga eran demasiadas.
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Al llegar al lugar, me percaté de una chica que estaba llamando demasiado la atención afuera, estaba discutiendo con el cadenero. Al parecer no la dejaban entrar por no contar con la vestimenta adecuada.
Ja, qué tontería... la chica era demasiado hermosa, ¿a quién le importa si no está en vestido y llena de maquillaje?
Si me preguntan, yo me hubiera ido encantado con ella a mi casa...
En fin, la fiesta se puso demasiado buena. Estaba pasándola increíble con todos esos tontos, necesitaba algo así después de ausentarme tanto tiempo por la carrera. Aquel joven que tomaba hasta desmayarse y se quedaba hasta el último en las reuniones... había muerto. Tanto esfuerzo valió la pena.
Ya tenía unas copas de vino encima, pero, no era lo suficiente como para perder el control. Necesitaba un poco más para seguir en ambiente; aunque, no tenía idea de que las cosas estaban a punto de cambiar; y no necesariamente para mal.
Me dirigí a la barra por más, el mesero estaba tardando demasiado. No había mucha gente, pero, al llegar mi enorme torpeza me hizo tropezar con una hermosa chica que estaba disfrutando sola del lugar.
No pude evitar sentir algo de miedo al darme cuenta de que era la misma chica que hace unas horas estaba afuera discutiendo. Ah... ya imaginaba cuál sería su reacción ante un idiota que por no fijarse donde caminaba, le derramó su propia bebida encima.
¿Quién diría que se trataba de una chica tan especial?... ¿quién diría que se trataba de ti?...
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