Capitulo N°2

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Antes de que los pequeños rayos de sol entrarán por su ventana ella ya se encontraba despierta.
Su supuesto hermano no estaba en la habitación, «al parecer no vino a dormir...» pensó ante la ausencia del mayor.

Acompañado de un bostezo se empezó a estirar y levantar. En una de las puntas de la cama había ropa doblada, a simple vista de su tuya.

En la habitación había un espejo. Se miraba de pies a cabeza, le gustaba bastante aquél atuendo que llevaba puesto. El mismo consistía en un vestido color rojo, una campera con pelitos, un cancán negro y unos zapatitos color blanco. Quien sea que lo hubiera escojido tenía buen sentido para la moda.

—Veo que te gusta lo que he escojido para ti— Asaltada y un poco asombrada se giró, encontrándose con su hermano. En ningún momento escuchó el sonido de la puerta abrirse.

—Si, está muy bonito— En su rostro una sonrisa.

—Acompáñame abajo, me supongo que debes de tener hambre—

—Si sólo déjeme acomodar la cama—

—No tienes porque hacerlo, para eso están las sirvientas— Una expresión de sorpresa se formó en su rostro.

«No tenía ni idea que tenían sirvientas...» Pensó mientras ambos salían rumbo a la sala.

—Ve a sentarte al lado Ran— No le tomó tiempo en saber a quien se refería, después de todo el fue el que le había enseñado dónde quedaba la habitación.

—Esos golpes te los hizo— El peli negro fue interrumpido.

—Así es, me los hizo el—

—Si quieres después puedo curarte—

—No es mala idea, está bien—

—Señorita ¿que le gustaría tomar?—

—Una taza de mate cocido no estaría mal— La mujer hizo una referencia ante ellos y se marchó. Al segundo volvió. —Aquí tiene—

—Ham gracias—

—¿Necesitas algo más?—

—No no así estoy bien gracias— Nuevamente volvió a hacer una referencia y después se marchó.

—Una vez termines de desayunar iremos juntos al cementerio—

«¿Cementerio? estaba claro que sí iríamos era para visitar a alguien, pero porque tenía que ir yo? será que a la persona que fuéramos a visitar fue pariente mío?»

—Después te explicaré bien, ahora solo desayuna—

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La tranquilad y paz que me daba el estar en el cementerio era inexplicable. El clima lo completaba perfectamente. Un viento cálido y hermoso, con un unos cuantos rayos de sol, encajaba perfecto.

«“Familia Sano...”» Se dijo en su mente leyendo lo que se encontraba escrito en el cartel. Ella era de apellido Sano. Ya entendió, venían a ver unos parientes.

Tres tumbas frente ambos. Una con el nombre de “Shinichiro Sano”, la siguiente era de una mujer llamada “Emma Sano”, y por último otro hombre con el apellido de “Izana Kurokawa”.

«Kurokawa... El apellido de mí madre, ¿el es mi otro hermano? pero si es así porque mí nuevo hermano tiene de apellido Sano al igual que yo...?...» No estaba entendiendo, su única opción más válida era pensar que su madre tuvo con otros hombres además de su padre.

—Emma, Izana y tú son medios hermanos míos, somos de diferentes madres... ¿Sabes? me recuerdas bastante a Emma, tu apariencia física en idéntica a ella—

—Ya lo veo... Y Shinichiro? el sería medio hermano mío no es así?— Manjiro asintió. —Me hubiera encantado conocerlos en persona, más a Emma...—

—Se hubieran llevado de maravilla, estoy seguro...—

—Porque... Porque no duermes?— Cambio de tema.

—Desde que cree está mafia con el nombre de Bonten no he dormido, sus muertes me han estado doliendo bastante—

—No es excusa, el dejar de dormir no resuelve tus problemas, los empeora. Los podrás volver a ver, en sueños pero podrás, te dolerá, pero es lindo poder verlos por última vez—Su hermano estaba sorprendido por sus palabras.

—Lo dices como si hubieras pasado por lo mismo—

—Esque literalmente pase por esto... Pero bueno, eso ya es otro tema...—

—El día que supe que tenía otra hermana les prometí a ellos que te cuidaría de cualquiera que te quisiera hacer daño. Es una promesa, y la cumpliré— Ella lo miró para después acercarse más a él y darle un abrazo.

—Te quiero mucho hermanito...—

—Yo también T/n yo también...— Le daba unas pequeñas palmitas en su cabeza. Minutos después se separaron de aquél tal lindo y cálido abrazo. — Todavía es temprano, ¿te parece ir a caminar por ahí?—

—Si me parece muy bien— Antes de irse del lugar ella se arrodilló frente las tumbas y dijo. —Nos vemos otro día hermanitos, los quiero—

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Manjiro empezó a contar anécdotas de el, su hermana y amigo, se sentía bien, los dos se sentían bien al tenerse el uno al otro, la parte que le faltaba a uno el otro lo completaba. Era totalmente hermoso aquella sensación.

No solo el contaba, su hermana también lo hacía.
Unos momentos maravillosos que quedarán guardados por siempre.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2022 ⏰

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¿¡El jefe tiene una hermana menor?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora