Hoja en Blanco

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5 años han pasado desde que Rayla inicio su viaje en busca de Viren, nada se había sabido de ella, de hecho, ella misma se había dado la tarea de desaparecer del mundo pero ahora que siente que ha cumplido con su misión, que era saber que había pasado con el, podrá regresar con los que ama. Solo esperaba que Callum y Ezran no estuvieran muy enfadados con ella por haberse ido sin despedirse. Por suerte, sabía dónde encontrarlos, el viaje a Katolis había sido largo y pesado pero sin duda valdría la pena, se reencontrará con Callum y finalmente podrían ser felices juntos.

Había algunos elfos en la capital, esto poco a poco se volvía algo común, no era que hubiera paz por completo pero era un avance, así que verla entrar al pueblo no fue nada nuevo ni impresionante, al menos por el momento, pero entonces empezó a ser reconocida por varias personas, los murmuros no se hicieron esperar, Rayla tenía un buen sentido del oído, no podía decirse que todas las conversaciones fueran sobre ella, solo algunas que lograba escuchar.

"¿Es la novia del príncipe Callum?"

"Dicen que lo abandono el día en que el príncipe cumplió sus 15 años de edad"

"La ex-novia del principe Callum, o bueno... el rey Callum"

"¿Sabrá lo del príncipe?"

Rayla decidió ignorar todo eso, eran puras incoherencias, nadie sabía la verdadera situación entre ellos, Callum la entendería, la perdonaría, no sería fácil recuperar su confianza pero daría lo mejor de ella para que las cosas volvieran a la normalidad.

Una vez que se encontró a las puertas del castillo, respiro profundo y entro, preparándose para enfrentar a sus seres queridos, entro junto con toda la demás gente que quería consultar sus problemas con el rey, quien seguramente ya había crecido mucho, era momento de averiguarlo.

Habían bastantes personas en la sala del trono, esperando que Ezran los escuchará y ayudará tal como lo hizo su padre antes de el, Rayla esperaba que no la notara entre tanta gente pero por alguna razón, sucedió lo contrario.

Ezran había crecido demasiado, se veía más maduro y su voz se había hecho más grave, escuchaba a sus súbditos con suma atención y cuidado, viendo que podía hacer por ellos, entre tantas personas pudo divisar el cabello platinado de Rayla, la miró fijamente pensando en sí era ella o alguien mas, pero en el momento en el que ella le dedico una ligera sonrisa y levantó la mano en señal de saludo, el joven sonrió, cuando el súbdito que se dirigía a él terminó de hablar, Ezran asintió con la cabeza.

-Escuche, por favor le pido algo de paciencia, me parece que podremos tomar una decisión más acertada al respecto si nos tomamos un pequeño descanso -dijo Ezran tan amable como siempre.

Las personas aceptaron, mientras Ezran se levantaba del trono y caminaba hacia Rayla, quien copio la acción, caminando hacia el, estaba nerviosa pero saludar a su viejo amigo era el primer paso para lo demás.

-Ezran, lamento llegar tan repente, se que tal vez estés molesto...

Ezran interrumpió a Rayla.

-¿Molesto? ¡Feliz! Que bueno que viniste -dijo Ezran con una gran sonrisa para después abrazar a la chica, quien inmediatamente correspondió dicho abrazo.

El joven se separo y miró con felicidad a Rayla, quien sonreía con afecto, esto no había sido tan complicado como lo imaginaba.

-¿Te vas a quedar? Pregunto para tener tu habitación lista ¡No hemos tocado nada! Pero seguro necesitará algo de limpieza después de tanto tiempo.

-Gracias Ez o debo decir ¿Su majestad? - pregunto la Elfa con una sonrisa llena de gracia.

-Ez esta bien, pero su majestad tampoco me molesta -respondió Ezran con una sonrisa llena de gracia.

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