hide & seek Ꮺ hyunmin

07

Fiel a su palabra, Hyunjin reaparece con un minuto de sobra, con su uniforme escolar arrugado y húmedo. Tira su mochila al hombro y caminamos fuera de la escuela. La acera está bastante vacía ya que son las ocho y casi todos los estudiantes ya se han ido a casa.

—¿A dónde quieres ir?— le pregunto con timidez.

Hyunjin permanece en silencio, mi nerviosismo aumenta rápidamente al pasar los segundos. Está molesto. Cometí un grave error.

—A cualquier lugar que desees— dice, después de lo que parece ser una eternidad, expulso aliviado la respiración que estaba conteniendo en mi garganta.

—No tengo ningún lugar en mente— murmuro de nuevo.

—Entonces...— Hyunjin aprieta sus labios, lo hace mucho; debe ser un hábito. —Conozco un restaurante que está cerca de donde vivimos, está bastante apartado.

—Vamos allí— digo con cobardía. Yo no creo que pueda nunca hacer lo que él hizo. Odio correr, así que si yo estuviera en su lugar, quién sabe qué clase de cosas terribles me hubiera hecho a mí mismo.

Caminamos sin prisa, en silencio. Nuestros pasos sincronizados, como el ritmo de una canción lenta. No me atrevo a decir nada, en caso de molestarlo aún más. ¿Por qué fui tan desconsiderado y no le pregunte cuando estaba libre? Las finales de baloncesto serán muy pronto y es obvio que necesitan entrenar a juzgar por la frecuencia en la que Mark sale a mitad de nuestra clase de inglés.

Un ruido sordo (proveniente del estomago de Hyunjin) interrumpe la quietud que hay entre nosotros. Discretamente miro a Hyunjin que baja su cabeza, avergonzado. Hubiera encontrado esto lindo en cualquier otro momento, en un día soleado; pero en este momento estoy más intimidado que cualquier otra cosa.

Mi mente hace clic, bajo el cierre de mi mochila, busco en él y saco la barra de chocolates con la que me "sobornó" Jihoon. Lo sostengo hacia Hyunjin y él parpadea mirándome confundido.

—Tienes hambre, ¿Verdad?— hago un ruido accidentalmente y la idea de enterrar mi cabeza en la tierra como un avestruz consume todo mi ser.

—Tómalo.

—Es tuyo— contradice Hyunjin, evidentemente, a punto de rechazar mi ofrecimiento.

Empujo la barra de chocolates hacia él, con una expresión tan seria como realmente me es posible hacer. —Mi amigo me lo dio como regalo, toma, por favor.

Él lo piensa un tiempo y finalmente cede, recibiendo la barra con la mano vacilante y un tranquilo gracias. Se traga hasta la mitad de una sola mordida.

Caminamos tranquilamente hasta la estación, el sonido de las mordidas brutales de Hyunjin y el zumbido de las ruedas sobre la carretera resuenan en mis oídos. Nosotros apenas nos las arreglamos para subir al tren, el carro está repleto con la multitud que ha salido del trabajo. Estoy entre un hombre de mediana edad y Hyunjin, pongo mi mochila en mis brazos para conservar espacio. El lugar apesta a una mezcla de olor corporal y perfume.

El tren se sacude contra el carril, el zumbido de varias conversaciones y los anuncios periódicos del tren llenan nuestro silencio. Al menos puedo fingir que no puedo hablar con Hyunjin puesto que mi espalda le está haciendo frente, o más específicamente, está aplastada contra su pecho. Ahora en soledad puedo reflexionar sobre mis acciones y evaluar, por enésima vez, lo que hice.

Me muevo un poco, el movimiento y la sacudida son suficientes como para despertar a la señora que estaba durmiendo junto a mí. Hyunjin y yo nos empujamos, dándonos codazos entre nosotros al salir de la lata de sardinas que es el tren, nos dirigimos hacia el restaurante que él había mencionado.