3. Que observador andas hoy, Mikey.

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Chifuyu se sentía verdaderamente inquieto ante la expectativa de lo que significaba ese especial apego de Mikey hacia Takemichi en el poco tiempo que llevaban conociéndose.

Después de un par de abrazos desprevenidos y agarres fervientes a su brazo, Takemichi dejó de perturbarse ante la cercanía de Mikey y la permitió con una sonrisa afable y un toquecito regular sobre la cabeza del omega, revolviendo su cabello con suavidad.

Sin embargo, él, que era un omega y que además conocía lo suficiente a Hinata para asegurar que ese escenario no sería mucho de su agrado; no auguraba nada bueno.

Hace un rato que habían ingresado a la habitación de Takemichi y Mikey no tuvo pudor para escudriñar sin reparos ni disimulos cada rincón de éste. Quizá para Takemichi sí pasó desapercibido, pero él no dejó pasar el cómo Mikey inhalaba a profundidad repetidas veces.

—¿Te gusta leer manga, Takemitchy? —inquirió inspeccionando los títulos de los tomos apilados en una esquina de su escritorio.

—Sí, algunas veces. Aunque la mayoría de los que ves allí son de Chifuyu que me los prestó y olvidé devolver —explicó esbozando una tenue sonrisa divertida con dejes apenados.

—Maldito ladrón, olvidé que te los presté y creí que los había perdido —masculló con recelo y mostrándole su dedo corazón. Takemichi solo respondió sonriendo y tirándole un beso burlón—. En fin, que observador andas hoy, Mikey.

—Y tú que perceptivo, eh.

Ambos omegas se miraron con las cejas arrugadas, comprendiendo el desafío tácito en los orbes del otro.

Claro que Mikey entendía las restricciones tácitas que Chifuyu trataba de imponerle sobre Takemichi. Que ese territorio era suelo minado y, desde luego, ya marcado por otro dueño. Que intentar pasar sobre él sería una gran pérdida de tiempo.

No era la primera vez que Mikey se fingía ciego a propósito.

—¿Quieren ir a comprar bebidas y algo de comer? —Takemichi intervino—. Olvidé decirles que a mí se me agotaron las golosinas.

—Sí, no hay problema —Mikey sonrió, casi suspirando—. Chifuyu ve a comprar.

—¿Y por qué yo? —protestó cruzándose de brazos, percibiendo lo que el rubio intentaba ejecutar—. Que vaya Takemichi, él es el beta.

—Eso es discriminación, Chifuyu —el aludido espetó fingiéndose ofendido y cruzándose de brazos.

—Entonces, el Invencible Mikey debería hacernos el honor —insistió usando un irritado tono indulgente que hizo jugar al omega nombrado.

—¡Piedra, papel o tijera! —demandó alzando la voz, posicionando su mano hecha puño tras su cabeza antes de darle la oportunidad a los presentes de reaccionar debidamente—. ¡Un, dos, tres!

Mikey: papel

Takemichi: papel

Chifuyu: piedra.

—¡No me jodan! —protestó mirando ceñudo a ambos que le sonreían con burla—. ¡Eso fue planeado!

—¿Y en qué momento, según tú? —Mikey alzó el mentón con altanería.

A Chifuyu no le quedó más que gruñir en voz baja y agarrar a regañadientes el dinero reunido entre los tres para sus refrigerios. Le dio una última mirada de advertencia de soslayo a Mikey, quien solo respondió con un gesto de mano y una sonrisa victoriosa que no profería cosas buenas.

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Quiero ser tu omega | DraKeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora