🍓 refresco de frutilla. II

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De lunes a miércoles Shuhua se encontraba en la mesa de su asiento una lata de refresco de frutilla. Supo por Yuqi que dicha lata la vendían en la maquina expendedora de la universidad, maquina que nunca antes había notado.

Siempre había una nota, a veces las guardaba, porque decían cosas lindas y alentadoras para ella. Pero otras decía algo más... ¿maternal? Como la última, que decía "¡No olvides comer tus cuatro comidas!", Shuhua rió, pero le pareció algo vergonzoso. No era personal; siempre le había dado vergüenza ajena las parejas que se cuidaban a ese punto.

Después de la tercer lata había considerado dejarla sobre la mesa, quizás escribirle una nota al anónimo pidiendo porque dejara de comprarle aquella bebida, que no le gustaba. Pero entonces Miyeon le hizo entrar en razón.

"Parece atento", le dijo a la ligera después de haber escuchado sus quejas. "Te deja un refresco de fruta en lugar de una gaseosa, debe haber notado que haces actividad física".

Entonces lo pensó mejor. El chico se había aprendido los días que Shuhua llegaba cansada a la universidad, se tomaba la tarea de esos días específicos (porque en el resto de la semana no lo hacía) dejarle una bebida para que se recuperara y nunca perdía la costumbre de dejarle una nota.

"Esto es un asco", dijo Shuhua una semana después, de nuevo sentada en la biblioteca con Miyeon.

La castaña rió de manera ruidosa. "¡¿Pero por qué lo bebes?!", preguntó histérica.

"Estoy tratando de apreciar el gesto", dijo la menor como si fuera lo más obvio.

"No lo entiendes", Miyeon, quien jamás se burlaba de ella y siempre la trataba con cariño puso los ojos en blanco. "Se aprecia con el sentimiento, que no tires la bebida a la basura es signo de apreciación. Esto..." señaló a la lata y luego a la chica que se esforzaba por beber su contenido. "Esto es tortura innecesaria, Shu. Seguro quieres escupirlo".

La mencionada se permitió hacer una mueca de asco, se notaba que la bebida tenía poco colorantes y azúcares agregados, aún así resultaba muy dulce para su gusto.

"Había pensado en escribirle una nota, decirle que no me gusta". Le comentó. "Pero temo que sea algo... grosero".

Miyeon le sonrió con ternura, como si ella fuese una niña tierna e inocente que carecía de maldad en su corazón.

"No es grosero, Shu. Date a conocer, si te interesa".

El consejo de la mayor hizo que sus mejillas se ruborizaran un poco, dejando en evidencia su vergüenza. Sí, a Shuhua le interesaba, no importaba que no pudiera ponerle un rostro o un nombre a quien le dejaba aquellos regalos. A ella le gustaba recibirlos, le gustó pensar en todo lo que había detrás.

"Tienes razón", comentó en voz baja, simulando volver la vista al libro para evitar que su tutora de coreano notase su sonrojo.

Después de haber dejado la biblioteca se dirigió al salón donde tenía la primer hora de clases y fue hasta el que era su asiento. Sacó la nota que le habían dejado la última vez, usando la cara libre de la hoja tomó un marcador y escribió: "No me gusta de frutilla, prefiero de limon :)". Lo pegó en su mesa con un pequeño pedazo de cinta y se marchó tras haber guardado sus cosas.

Esperaba que lo viera y, sobretodo, que no lo tomara a mal.

La enamorada de Shuhua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora