Capítulo único

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Notas:

OS escrito a prisa porque la vida no me alcanza lo suficiente y me distraía fácilmente. Me refugié en Mixtape: OH de Stray Kids para mantenerme inspirada, entonces creo que salió algo tristón con una pizca de fluf al final. Perdonen el nombre tan equis, ya no había tiempo. xD

Advertencias:

Compatible con canon: línea original

Spoilers del capítulo 270

Rivalidad

Emotional Hurt/Comfort

Consumo de sustancias

Rebeldía

Lenguaje soez.

Lenguaje soez

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En el camino

—Está peor que hace un año —había comentado Haruchiyo minutos atrás, antes de que cada uno tomara su propio rumbo—. Eso de ahí ya no es Mikey.

Keisuke repasa las palabras en su cabeza mientras se cubre el oído izquierdo con una mano. El sonido que emite el claxon de un taxi le resulta irritante, pero no por esa razón va a apresurar el paso. Quiere tomarse su tiempo para asimilar que haya sido el mismo Haruchiyo quien puso en palabras la conclusión a la que él también llegó. Aquel cuerpo que se marchita sobre una silla de ruedas y que depende de un aparato para respirar, ya no es Mikey.

Mikey se fue en el momento justo en el que ese maldito accidente ocurrió. Mikey, su gran amigo de la infancia, ese que lograba sacarlo de sus casillas y daba patadas dolorosas en un sentido absurdo debido a su complexión, hace años que no se encuentra entre ellos. Y Keisuke lo sabe. Lo entiende.

Sin embargo, es difícil pensar en ello y contemplar la posibilidad de hacérselo ver a Shinichiro. Keisuke todavía no se siente capaz de atreverse a tanto.

Escucha el pitido insistente y prolongado de nueva cuenta, como si él no hubiera captado ya el mensaje. Si no avanza más que arrastrando los pies, es porque la actitud del desconocido ya le está colmando la paciencia. Keisuke no tiene prisa por cruzar, le importa un comino lo que quieran los demás.

El día apenas está comenzando para él, así que patea una pequeña piedra y echa una mirada para enterarse de si ya hay más coches esperando a que dejé de estorbar. No encuentra nada y eso le regocija, porque puede excederse un poco más. De cualquier modo, duda que el conductor del taxi sea tan estúpido como para atreverse atropellarlo y arriesgarse a pasar una buena temporada tras las rejas.

—¡¿Crees que los malditos semáforos están de adorno, mocoso imprudente?! —lo escucha gritarle. Oh, genial. Le ha dado un nuevo motivo para caminar más lento, ganando el tiempo suficiente para que el semáforo cambie a rojo—. ¡Tienes suerte de que lleve prisa, cabrón! —recibe como advertencia.

Y aun si no el tipo no la llevara, ¿qué podría hacer al respecto? Exacto, nada. Es por ello que en cuanto su pie derecho toca la acera, Keisuke se digna a girarse levantando el dedo medio en el proceso. El taxista explota dentro del auto, se le nota rojo y con ganas de arrancarse los cabellos, o arrancárselos a él, lo cual es imposible. Por su lado, Keisuke se echa a reír, divertido por la rabieta del hombre al que es posible que jamás vuelva a ver en su vida y que, sin embargo, le ha servido para olvidar un momento su realidad y cada problema que existe dentro de ella.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2022 ⏰

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