TAXI ||KookV||

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La noche transcurría de manera tranquila, ya eran las diez de la noche, en las tres horas que llevaba manejando a penas había recogido a un señor mayor y ni siquiera a completo para pagarme el pasaje entero. Se aventó un discurso de su familia y que a penas tenía para comer esa noche, cómo yo no estoy en la misma jodida situación se lo permití, solo cobrándole la mitad.

Nada me salía bien.

Pase por las calles donde suelen estar los bares, en ocasiones se vuelven grandes noches si consigo a un buen cliente. De repente pude ver a los lejos como un joven rubio me hacía la parada.

- Buenas noches... -dije-

- Solo arranque por favor

El joven vestía con ropa fina y zapatos elegantes, de esos que nunca en mi vida lograría siquiera usar. Usaba un perfume exquisito de diseñador, un pantalón ajustado que resaltaba su figura junto a una camisa de seda que dejaba ver un poco de la piel de su pecho, se veía tan suave y lisa.

Maneja alrededor por unos cuarenta minutos y no se había atrevido a decirme su dirección, se dedicó solo a mirar por la ventana mientras yo lo veía por el retrovisor, pude percibir cómo una lágrima salía de su bonitos ojos y recorría su lindo rostro de porcelana.

En un punto del trayecto nuestras miradas por fin se encontraron, a penado de inmediato regrese la vista a la carretera, recorríamos la Valle de la ciudad, pasando por varios puntos importantes.

- Me llamo Taehyung... -cruzo su pierna sin dejarme de ver-

De su bolso saco un cigarrillo de esos que tienen agarradera, era un poco extraño a decir verdad, que casi logra hacerme soltar la risa; saque mi encendedor y le ofrecí fuego de inmediato a lo que él se acercó, fijo su mirada en mi, mis manos temblaban mientras acercaba el fuego a su boca.

- ¿Por quién lloras?

Arranque cuando el semáforo se puso verde de nuevo. Él se mantenía fumando y creí que me iba a dejar con la pregunta en el aire.

- Por un tipo... -ríe- que cree que por ser millonario puede venir a engañarme

¿Como una persona tan bella como él, le lloraría a un imbécil que no sabe valorarlo?

El mundo estaba de cabeza en estos días, se había convertido en una mierda total, ahora era de lo más normal engañar a tu pareja y actuar como si nada pasara; al menos mi esposo se queda en casa viendo televisión.

- No debes caer por amores -me mirá chocando nuestros ojos por el retrovisor- debes de levantarte y seguir con tu vida

Sin más solo suspiro y regreso la mirada a la ventana, recorrí su cuerpo; es bellísimo, un ángel esculpido por el mismo Dios, relamí mis labios apretando el volante, quizá mañana me arrepentiría, pero en ese momento supe que nunca más tendría una oportunidad como está.

- Si quieres vengarte -me mira de nuevo- ya sabes, pagarle con la misma moneda, estoy a tus órdenes...

¿Qué jodidos había dicho?

Un gran silencio gobernó la nave por completo, me sentí aturdido, ni siquiera lograba escuchar la música que llevaba.

Inseguro me atreví a mirarlo y él solo me sonrió mostrando sus dientes; tenía una hermosa sonrisa cuadrada, una que me hizo sentir como el alma se me salía del cuerpo; era tan perfecta que logro que le correspondiera de la misma manera.

¿Qué estaba haciendo?

Estaba intentando seducirlo cuando me acaba de confesar que le habían puesto los cuernos, solo lograría hacer la herida más profunda de lo que ya era, estaba jugando con fuego y sin duda me iba a quemar, mi esposo estaba en mi casa esperando por mí, pero carajo, no sentía ni tantita culpa, llamo mi atención a penas subió al auto y también siendo sinceros ¿Qué probabilidad existía de que me dijera que si?

Así que sin mas continúe manejando sin rumbo fijo.

- Sabes... Él estaba tocando y besando a otro tipo, uno un tanto ummm... Humilde -hacia muecas mientras hablaba, logrando que riera solo para mí mismo también ante su comentario- es de clase muy sencilla, creeme -rie- lo sé por sus fachas

Se removía en el asiento de un lado hacia otro cruzando y descruzando las piernas, yo estaba más que idiotizado solo admirando su belleza, ya con el espejo empañado.

- Doblas en la esquina -se acerca hacia adelante susurrando en mi oído- iremos hacia mi casa

Lo miré deprisa sin poder creerlo, me sonrió orgulloso e hice lo que me ordenó.

- Después de un par de tequilas, ahí veremos qué es lo que pasa

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