Maximilliam Family Archives

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En una casa no muy lejos de la ciudad, había una "familia feliz" a los ojos de todos los que los conocían, pero, ¿Porqué era una familia feliz entre comillas?, pues, todo el mundo creía que eran felices, un matrimonio de casi recién casados, con una recién nacida, que venían de familias con bastante dinero, el esposo, Connor Maximilliam, dueño/heredero de "Maximilliam Enterprises", una de las empresas más grandes y exitosas de México, que tenía una sede en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Francia.

Lea Maximilliam de casada, Lea Torres de soltera, hija de él genio millonario Mateo Torres, que tenía una facilidad increíble para la administración del dinero, tanto así que fundó un banco, el cual, fue todo un éxito.

Connor y Lea se habían conocido en una junta de negocios entre sus padres, Jacob Maximilliam, padre de Connor, estaba pensando en abrir otra empresa en México, pues, "Mientras más empresas, más dinero, entre más dinero, mayor felicidad, ¿No?". Era la frase característica del padre de Connor cada que le preguntaban como es que había adquirido su fortuna.

La razón de la junta de negocios entre sus padres y otros beneficiarios era que Jacob quería apoyo financiero de una empresa que ya tuviera bien establecidas sus bases como negocio, y por parte de Mateo, no le haría daño otro socio, así que, acepto el trato de Maximilliam y así, se hicieron socios, Mateo ayudaba a Jacob con su empresa y Jacob le daba apoyo para conseguir clientes, sin duda, están en la misma página.

Mientras que los adultos estaban concentrados en sus negocios, una joven Lea se encontraba paseando por el gran edificio de su padre, conocía el lugar como la palma de su mano y era casi imposible que se perdiera, y, en caso de que se llegara a meter en algún lugar que no conocía, todos los empleados la conocían, así que no había forma de perderse. En su recorrido se encontró con Connor, un joven alto y bastante atractivo, de piel blanca, cabello castaño perfectamente peinado, ojos de color verde que casi pareciera que veías una hermosa esmeralda, de traje azul marino. En definitiva, el tipo de hombre ideal de Lea, pero, ¿Cómo iba a acercarse así nada más y hablar con el?, sin duda, Lea tenía una gran fluidez para hablar en público, ¿Cómo no tenerla?, si cuando su padre hacía exposiciones para nuevos inversionistas muchas veces quien salía a hablar era ella, sin embargo, ese joven tenía algo que causaba que se pusiera muy nerviosa.

Connor, por su parte, cuando se encontró con la joven no pudo evitar quedar cautivado por su belleza, su cabello castaño largo hasta la cintura y ondulado, sus hermosos ojos marrones, unas pequeñas pecas que adornaban sus mejillas, un lindo vestido negro y unos tacones no tan altos, pero, si lo suficientemente altos como para hacer que la chica midiera más de lo que en realidad mide. A sus ojos, era la chica más hermosa que había visto en su vida, parecía como si hubiese visto un ángel, y realmente le quería hablar, pero, ¿Cómo podía hacerlo?, no podía ir simplemente a hablar con ella, ella era especial, así que, ¿Cómo podía iniciar una conversación con ella?.
La analizó de pies a cabeza y se dio cuenta de algo, no parecía perdida, a diferencia de el, que llevaba varios minutos caminando hacia quien sabe donde, ella parecía conocer bien el lugar, entonces, sabiendo eso, ¿Qué era prudente preguntarle?, lo único que se le vino a la mente fue preguntarle por la ubicación de los baños, así que, se armo de valor y fue hasta donde la chica para preguntarle eso.

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-"Disculpa, ¿Sabes donde quedan los baños?, llevo rato buscándolos pero no los encuentro por ningún lado".- Hablo el sonriendo, pero con miedo a que la chica simplemente lo ignorara, pues se había quedado helada. Por su parte, Lea se había quedado así por la voz del chico, una linda voz ronca que sin duda, podían hacer que cualquier chica (o chico) se derritiera por ella.