Capitulo 2

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La brisa húmeda de la playa estampa contra mi cara, el sonido de las olas relaja mis sentidos, el atardecer es hermoso, la fina arena entre los dedos me relaja y mantiene serena, las olas llegan hasta nuestros pies, el azul del mar refleja los colores ocres que iluminan el cielo, la noche se acerca, y el final de mis días en México también.
Como voy a extrañar todo, las vacaciones son tan cortas cuando las disfrutas con las personas que amas, Enrique me ha enseñado mucho de su entorno, sus padres son poco convencionales, pero qué más puedo esperar. Lo amo, este último año que hemos compartido solo me ha confirmado el amor que tengo por él, a pesar de ser tan jóvenes sé que él es mi primer amor, y que no daría porque fuera el ultimo.
—Linda, ¿te gustaron las vacaciones? —Enrique me pregunta al oído mientras refuerza el abrazo en mi cintura,
—Me encantan, no quiero que regresemos.— Me vuelvo hacia el teniendo su cara a centímetros de la mía, ese olor mentolado que para mí siempre llevará grabado su nombre en mis recuerdos, llena mis fosas nasales, no controlo mis pequeños impulsos y le doy un corto beso en los labios, el cual recibe con una naturalidad innata.
—Han sido las mejores vacaciones que he tenido en mi vida, me encantaría que nos quedáramos aquí por siempre, justo en este momento, pero tenemos que regresar, tienes que terminar la preparatoria.
—¿Podemos volver en navidad, con mis padres?, sé que les encantaría visitar estas playas.
—Por supuesto princesa… —nuestro momento se rompe cuando una ola de balas se escucha a lo lejos, corremos hasta la casa y nos preparamos para lo que tanto temía que pasará.
Es bien sabido que los cárteles de México son muy violentos alrededor de todo el país, y para nada discretos, sabía que el venir a esta casa de seguridad en Punta Mita era un riesgo, por ser el hijo sucesor del cártel más grande de México muchos quieren su cabeza, así el sucesor será su hermano menor, el que tiene fama de ser demasiado temperamental y poco estratégico.
Corro escaleras arriba donde tenemos la bolsa de emergencia con todos los documentos importantes, pasaportes, visas, dinero en efectivo y todo tipo de identificaciones que sean necesarias. Aviento un poco de ropa en la maleta y municiones, al igual que armas, Ernesto me ha preparado para eso, el ser su novia me pone también en la mira de los otros cárteles, así que he aprendido a protegerme como cada mujer en la mafia, combate cuerpo a cuerpo, armas, entre muchas otras habilidades que he aprendido con él.
—¿July, baja ya!, la camioneta esta lista.
Bajo corriendo con el equipaje en la mano para adentrarme en la parte del copiloto de la camioneta, donde Ernesto me entrega un chaleco antibalas para que me lo ponga, él ya lo trae, no lo dudo ni un instante, solo me lo pongo.
La adrenalina de este momento está a tope, estoy al borde de un ataque de ansiedad, tengo que controlarlo, salir de aquí puede que no sea muy fácil, Ernesto me necesita en mis 5 sentidos.
—Hermano, el camino de salida esta despejado, vayan con cuidado, ya va Juan con dos camionetas más para respaldarlos. —escucho hablar a Armando, su mejor amigo y encargado de cuidarnos, en la radio que trae Ernesto en la mano.
—Gracias wey, ya estamos saliendo de la casa. —responde Ernesto a la radio —Cuídate he pendejo, si ellos te matan, yo te revivo y te vuelvo a matar por haberte dejado de esos cabrones.
—Escuchaste eso July, cuidado que te lo ando robando, me ama. —una risa involuntaria en medio de este caos sale de mi garganta, Armando siempre trata de hacer ligero los momentos difíciles, y lo aprecio.
—Ya ponte a trabajar y deja de decir mamadas, nos vemos en California. —El silencio se vuelve a adueñar de la cabina de la camioneta, los frondosos bosques que rodean la carretera los pasamos rápido, estamos tratando de irnos lo antes posible.
Dos camionetas negras se encuentran con nosotros en la carretera, una se pone adelante y otra se queda atrás de nosotros.
—July, saca el rifle y apuntales.
—Pero es Juan, porque quieres que… —me veo interrumpida cuando la camioneta de atrás empieza a dispararnos.
—July, has lo que te digo, ese no es Juan, es gente de Fabio, debemos acabar con ellos. —Observo su perfil duro, que muestra la mandíbula apretada, sus venas marcadas en sus brazos sobre el volante, los nudillos blancos por la presión que ejerce al conducir, es claro que tiene la presión de nuestras vidas en su espalda, lo cual lo pone en un estado de alerta muchísimo mayor.
Dejo las dudas de lado, la ley de la mafia es que aquí el que sobrevive es el que mata a los demás, y yo no soy ninguna niña ingenua que no lo sepa, tengo que acabar con ellos antes de que ellos lo hagan conmigo.
Saco el rifle de mayor impacto que tenemos, apunto al punto donde está el conductor de la camioneta de atrás y posteriormente a las llantas, otra munición es dirigida al hombre que sale de la ventana del copiloto apuntando a nuestra dirección, tengo una excelente puntería, ya que mi bala atraviesa su cráneo en el primer intento, cambio de lado dirigiendo mi atención a la camioneta de adelante, un hombre ya me está apuntando, es un maldito idiota si cree que lo dejaré tener el honor de asesinarme, la bala sale en automático del rifle, sigo el mismo patrón con la segunda camioneta, logrando así salir de la encrucijada en la que nos encontrábamos.
Ernesto rebasa la camioneta de adelante antes de que choquemos, le apunto a la única persona que sigue con vida en el vehículo, vuelvo al interior de la camioneta con las manos temblando. No es la primera vez que mato a alguien, pero aún se siente ese remordimiento en mí, a pesar de saber que era necesario anteponer mi vida a la suya.
—Lo hiciste excelente mi linda, ya casi llegamos al aeropuerto, relájate y guarda el rifle en el estuche, no podemos dejar nada en la camioneta.
Al llegar al aeropuerto en la pista de aterrizaje se encuentra el avión listo para que abordemos, Ernesto baja el equipaje y se lo entrega a las azafatas, tantas emociones a flor de piel me han dejado exhaustas, ansió un descanso entre los brazos de mi charro.
—Amor, sube, necesito arreglar unas cosas antes de irnos, no tardo. —Ernesto se aleja a charla con un par de sus hombres algunos metros más alejados de la camioneta que acabo de dejar atrás, necesito refrescarme y descansar.
Como prometió, no tardo mucho, subieron las azafatas y los pilotos, me acomode en la cama de jet buscando un espacio cómodo en el cual poder descansar y dormir durante el vuelo, al quedar casi sumida en mi sueño siento como se hunde la cama a mi lado, una caricia que pasa mi cabello a la parte de atrás hace que abra los ojos para ver a ese hombre que llena mis días de alegria.
—Amor… —no sale más de mi boca, estoy muy cansada, mis ojos dudan si estar abiertos o cerrados, se acuesta a mi lado dejando tiernas caricias en mi cuerpo, me acurruco entre sus brazos para escuchar su corazón latir, es la prueba que me reafirma que a pesar de todo lo malo del día de hoy, seguimos vivos, y algo más importante aún, nuestro amor nos mantiene unidos.
—Eres lo más preciado que tengo en este mundo, eres mi linda, no sabes cuanto te amo, si te llegara pasar algo… —siento el nudo en su garganta, las palabras se han quedado estancadas en su boca, se lo que siente, el tan solo pensarlo hace que tenga un hoyo en el estómago, no lo pienso solo lo abrazo aún más fuerte que antes, para apaciguar los pensamientos tan caóticos al imaginar que lo pierdo, puesto que yo tampoco sé que haría sin el —no importa la manera en la que termine esto, te amo, y siempre tendrás un enorme espacio en mi corazón.

—Aquí estas mi linda —ese apodo… me recuerda a nuestros tiempos, donde el amor nos unía, donde era una loca, ciega y tonta enamorada, donde muchas veces lo puse primero a él antes que, a todos, inclusive antes de mí.
Las luces de la sala se encienden y encuentro a los trillizos Thomas, Andrew y Gabriel sentados en el sofá de la sala, la confusión y miedo me invaden ¿Qué hacen aquí? ¿Por qué Ernesto está en mi sala? ¿Cómo me encontraron?, mil y una preguntas más inundaron mi mente, pero la presencia de aquella persona que no puede quitar los ojos de mi me mantiene congelada.
Han pasado casi 6 años sin verlo, la historia que tenemos juntos es tan basta, el mirarlo nuevamente a los ojos me trae todos esos recuerdos del pasado, transportándome a lo bueno y lo malo que vivimos cuando éramos el mundo del otro, y ahora vernos como dos personas totalmente diferentes a las del pasado es impactante, las diferencias son más que obvias entre ambos, su mirada ya no contiene esa chispa de picardía y nobleza que se reflejaba antes, ahora en cambio muestra una mirada dura y fría, aunque me atrevería a decir que sus ojos alojan un pequeño rastro de añoranza al verme una vez más.
—¿Qué hacen aquí? —por fin salgo del trance en que mis inesperadas visitas me han dejado después de verlas.
—July… lo siento, no queríamos causar problemas —mi hermano mayor Andrew es interrumpido por un carraspeo de Ernesto.
—Linda, veras, tus hermanos me deben, pero su deuda es impagable, sabes a lo que me refiero —hace una pausa antes de continuar —tus hermanitos aquí presentes han arruinado las relaciones con un socio bastante importante, los Castillo, no hay manera de recuperar la alianza, ya lo intenté muchas veces, ahora la única intención que tienen ellos para con nosotros es el exterminio de todo mi cártel, y como sabrás no es un lujo que me pueda dar.
—¿Y eso que tiene que ver conmigo? —pregunto con miedo a la respuesta.
—Tu mi hermosa July, nos ayudaras a aliarnos con los Martineli, cuando los acuerdos estén terminados con ellos podrás volver a tu vida mi linda.
Los huesos se me congelan al oír tal amenaza disfrazada de promesa, los últimos 6 años de mi vida me he alejado de todo mi pasado, y ahora el regresa a mi, sin preguntar y sin siquiera tener la prudencia de avisar.
—¿Qué ganó yo de todo esto Ernesto? —trato de mantener la mirada inquebrantable y fría, como si aquello no me afectará en cada fibra de mi ser.
—La libertad de tus hermanos, y digamos que es mucho, sabes que en mi mundo solo se puede salir en una caja.
No tengo opción, esta vez no puedo correr de mis problemas, la vida de mis hermanos está en juego, al igual que la mía.
Si Ernesto pudo encontrarme ahora,  estoy segura de que lo pudo haber hecho antes, lo evidente que es tal aclaración me rompe un poco, pudo haberme encontrado antes, pero no lo hizo.
—Sabes, es de muy mal gusto invadir una casa sin aviso previo, al menos hubieran traído algo de cenar. — comento con ironía al querer disminuir la tensión entre todos —Y ustedes, ¿No piensan saludar a su hermana favorita?
Mis hermanos se paren del sofá con una sonrisa al escuchar la invitación amable a acercarse, estoy un poco enojada, sí, pero no he visto a mis hermanos desde hace mucho tiempo, y aunque quiera negarlo, los extraño un poco cada día más.
—Te extrañamos July —comenta Gabriel hablando por todos al abrazarme.
Gabriel siempre ha sido el más tierno y cariñoso de todos, de pequeños el era el que mediaba los conflictos entre todos, cuando me abrazarme recuerdo como era todo antes, la familia tan linda que tenía, y como no extrañar sus abrazos tan acogedores que solo el sabe dar.
—¿Tanto así que tenían que meterse en problemas? —pregunto con un sin sabor al decirlo —una carta o visita espontánea con previo aviso era mejor, pero por ahora no quiero hablar sobre eso, si ya están aquí los quiero disfrutar.
Mis otros dos hermanos me abrazan y saludan con amor, pero igual un poco de miedo antes una reacción espontánea a la situación en la que me han metido.
—¿No habrá abrazo para mi? —pregunta Ernesto al sentirse excluido del momento que estaba teniendo con mis hermanos.
—¿Trajiste la cena? —cuestiono aun sabiendo la respuesta, aun después de tantos años no estoy lista para estar cerca de él, el tiempo no ha podido borrar todo aquello que en algún momento sentí por este hombre que aun me sigue poniendo los sentimientos a flor de piel.
—No sabía que te íbamos a encontrar con este humor tan… peculiar —mantiene la distancia ante mi negativa de querer darle un abrazo, y agradezco mucho que respete el límite que he marcado entre nosotros. —Será una noche larga, tenemos que preparar todo para tu traslado a Italia y prever los acuerdos a los que debes llegar con los Martineli.
—¿Tan rápido? —pregunto ante la sorpresiva propuesta tan apresurada para mí, supuse que tardaría un mes en hacer un plan, pero al parecer él ya tenia uno mucho antes de que yo hubiera aceptado ser parte de todo. Me conoce tan bien como para saber que nunca dejaría de lado a mi familia, mucho menos a mis hermanos.
—Por supuesto, tengo que tomar acciones antes de que los Castillo terminen conmigo y con mi gente. —Sin mas me resigno a disfrutar los pocos momentos que pueda con mis hermanos, no se como explicarle estas visitas a Ethan, no lo quiero meter en todo esto, Moni de cualquier forma conoce mi pasado, puesto que vivió gran parte de lo ocurrido con Ernesto a mi lado, pero algo se me ocurrirá, no quiero tener alguna discusión con él, no lo necesito.
Me dispongo a escuchar el plan a seguir ya marcado por Ernesto para asegurarme de seguirlo al pie de la letra, por que se lo que puede pasar si las cosas no salen bien, la inestabilidad de la mafia fue de las principales razones por las que me aleje de esta, no me gusta fingir que no muro de miedo a terminar siendo abruptamente asesinada.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2022 ⏰

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