Saliendo del tren.

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Cuando el tren llega a la estación, todos los pasajeros comienzan a bajarse de él.
Por cuestiones de reparaciones, las puertas de los vagones no abren, por lo que los pasajeros deben ir hasta la locomotora para poder salir.
Todos comienzan a salir en fila, siendo Jaime el último en salir; pero, antes de salir del tren y estando en la locomotora, pregunta:
–¿Cuál de todas esas será la mejor forma de vivir la vida?
El conductor lo escucha y le pregunta:
–¿A qué te refieres, chico?
–Disculpe. Estaba pensando en voz alta.
–¿Podrías responderme aun así? Tengo curiosidad.
–Es que hoy visité a mis abuelos, y nos quedamos pensando sobre cuál es la mejor forma de vivir la vida. Esa pregunta me la traje al tren y, a modo de experimento social, se la dije a todos los pasajeros. Cada pasajero me dió una respuesta diferente: dormir, amar, jugar videojuegos, comer, drogarse, correr riesgos, leer, estudiar, tener dinero o inventar cosas. La verdad no sé cuál es la correcta, ya que ninguna me convence. ¿Usted qué opina?
El conductor del tren se queda pensando sobre lo que Jaime acaba de decir, y después responde.
–Yo no soy muy inteligente. Solo soy un conductor de tren. Pero, si quieres mi opinión, te la daré. Todas esas respuestas de personas diferentes bien podrían ser las correctas; sin embargo, no necesariamente tienen que aplicar para ti o para todas las personas del planeta. Yo pienso que, para vivir la vida de mejor manera, solo basta con obtener una cosa: la felicidad. Si encuentras una forma de vivir en la que tú seas feliz, en la que no sacrifiques la felicidad de los demás, y en la que no hagas daño a nadie ni a ti mismo, ten por seguro de que habrás encontrado la mejor forma de vivir la vida. Pero todo esto es solo mi opinión.
Jaime reflexiona todo lo que el conductor le dijo. Después de hacerlo, sonríe.
–¿Sabe algo? Es la primera vez que me quedo conforme con una respuesta a esta pregunta. Creo que me acaba de dar la clave para que la vida de todos sea mejor. Muchas gracias, conductor. Que tenga buen viaje.
–De nada –responde el conductor, sonriendo también–. Que te vaya bien, chico.
Jaime baja del tren, mientras que los demás pasajeros de esa estación suben para dirigirse a otra ciudad.
Cuando el tren parte a otra ciudad, Jaime ya se encuentra caminando hacia la casa de sus padres, feliz por tener algo interesante para contarles a ellos y a sus abuelos cuando los vea.

No hay mejor forma de vivir la vida que aquella que nos haga vivirla al máximo y con mucha alegría.

FIN

El Tren De Las Respuestas (Cuento Corto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora