Capítulo Segundo

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Su nombre es Mariano, Mariano Martí, seré honesta, no es su nombre real, es un juego de palabras que espero, sí algún día llegará a leerlo supiera interpretarlo, pero para nuestra historia lo llamaremos Mariano. 

Recuerdo la primera vez que lo vi, yo tenía unos 13 o 14 años, muchas cosas han cambiado desde entonces, el tenía 18, era atractivo, siempre lo ha sido, él tipo de niño que le gustaba a todas las niñas del religioso colegio al cual ambos asistíamos. Lo miré, supe reconocer en ese momento que sería el niño más lindo que mis ojos habrían visto jamás, aunque si soy sincera, para mí nunca estuvo a mi alcance. 

Lo tengo aun en mi mente, tenía el uniforme deportivo del colegio y una sudadera azul marino con el gorro puesto en su cabeza, él sonreía y jugaba con otras niñas del colegio mientras caminaba entre los arbustos que daban al pasillo principal. La persona que me lo mostró hace mucho que ya no esta en mi vida, pero recuerdo que me lo señalo a la lejanía para explicarme su amor platónico con él, el mismo que puedo asegurar, podría tener cualquier niña en el inicio de su adolescencia, sin embargo yo no estuve enamorada en ese primer momento, es cierto me pareció lindo, pero afirmar que lo ame y lo quise desde ese punto en mi vida sería una gran aberración a mi dignidad, eso no es así, para mi el amor esta situado muchos años más tarde, en esos momentos para mí salir con alguien como él era inconcebible, de un comienzo por el miedo que sentía a el hecho de que él fuese mayor y en segundo lugar porque mi vida era tan plena y problemática al mismo tiempo, que yo no tenía tiempo para los chicos, nunca fui tan enamoradiza como el resto de las niñas en plena adolescencia, mientras muchas habían dado el primer beso para mí el hecho de que alguien me diera la mano en público era aterrorizante.  

Si se lo preguntan, ya he contestado su mensaje, le he dicho que no era nada serio y es que en el fondo la verdad es que no tenía nada importante para decir. 

Las siguientes ocasiones en las que lo vi, bueno solo recuerdo dos, en una de ellas el estaba sentado sobre una mesa con las piernas apoyadas en el banquito y para cuando salí de la cafetería tenía a una niña sentada en sus piernas, fue algo que no tuvo relevancia en lo absoluto. El último recuerdo que hay de él en mi mente durante la secundaria fue cuando lo vi sentado en las gradas, tenía el uniforme formal y la corbata desanudada, con el suéter puesto, lo admito, lucía sexy. 

Mariano es de tez apiñonada, con la nariz recta y una muy pequeña y casi imperceptible curvatura en ella, sus ojos no son muy grandes pero son de un color precioso, son de ese tono marrón que no es tradicional, que tiene cierta calidez y brillo en ellos. Su mandíbula es marcada, tiene cejas pobladas con una diminuta cicatriz en una de ellas, producto de un accidente de infancia, tiene lindas y largas pestañas que hacen la combinación perfecta con sus ojos color marrón miel, su voz no es muy gruesa, simplemente es varonil, tiene pómulos altos y como dato curioso puede mover las orejas. Es alto, me ha ganado unos 20 centímetros, mide 1.84, su complexión es perfecta, quizás un poco delgado ante mis ojos, aunque ante los de él justo ahora esta teniendo unos kilos de más, puedo jurar que miente. Su cabello es castaño oscuro y cuando esta largo tiende a ondularse. Él es Mariano Martí, a quien considero el amor de mi vida, creí haber amado antes pero todo se queda en chiste ante él. 

En esta historia, como en cualquier relación actual, las redes sociales juegan un papel realmente importante en nuestra vida, con el poder de revivir o aniquilar al amor. 

Septiembre del 2019

He pasado todo el día en casa de Lexie, un amigo nos ha invitado a un bar, se que mis padres no lo van a tolerar si se enteran. 

- Papá, he llegado con Lexie, hoy nos han invitado a cenar, se que ya es tarde pero... ¿crees que podrías considerarlo con mamá?- 

Se bien que ella no querrá que vayamos, pasan de las 10 de la noche y si soy honesta después de lo que paso el invierno pasado no creo que confíe mucho y menos en ambas. 

- Tu madre no quiere que vayan, pero ¿Quién soy yo para negarte algo en tu mejor momento mi amor?, anda a decirle que te he dado permiso, ¿Te quedas a dormir en lo de tu amiga? 

- Sí papi, es muy probable, cualquier cosa te llamo, muchas gracias de verdad, te quiero. 

Lo siguiente que es muy claro es que ambas estábamos demasiado ebrias para entender lo que se nos decía, escuchaba mi teléfono sonar pero no era del todo consciente, las luces del mismo lastimaban mis ojos y yo supe que iba a morir esa noche. Desbloquee mi teléfono a mi madre y para ese momento supe que si no borraba todo iba a estar jodida, había estado haciendo cosas que nadie a los 15 debería, estaba consciente, yo no iba a ganar nada y por el contrario estaba a minutos de perderlo todo. 


Octubre de 2019

Han pasado un par de semanas desde lo ocurrido, mi independencia luce como los derechos humanos en un país tercermundista, INEXISTENTE. Mañana es mi cumpleaños y nunca me he sentido tan mal, se supone que traiga a mi novio a comer y presentarse con mi madre y a mis mejores amigos, se que tendrán la charla acerca de lo mucho que me han cubierto, pero ya no puedo hacer más, solo contemplar como siento el nudo en la garganta y la vergüenza en mí. 

7 de octubre del 2019

Cumplo 16, día de mierda, día de puta incomodidad, me han quitado el cuarto y han pasado mis cosas al de mi hermana, mi abuela y mi madre, revisan mi teléfono cada noche y debo dejarlo antes de dormir, se ve mal, se nota mal. 

-Ding, Ding .- El teléfono sonó, un nuevo mensaje, muchas felicitaciones de cumpleaños, pero se ilumino "Mariano Martí ha enviado un mensaje: 'Hola, espero tengas un feliz cumpleaños'". 

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⏰ Última actualización: Sep 28, 2022 ⏰

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