28 de Septiembre

1 0 0
                                    


El brillo de la luna sobresale por mi ventana, doy vueltas una y otra vez en la cama pero no concilio el sueño, sé que es una de tantas noches donde los pensamientos no me dejan en paz, es un poco cruel asimilar que tu propia mente te puede hacer una mala jugada y el resultado es insomnio y una pizca de resentimiento hacia ti mismo, sueles pensar en lo que te sucedió a lo largo del día, tienes algunos flashbacks vergonzosos y te culpas por las malas decisiones que tomaste ¿patético, no?

Fijo la mirada hacia varias direcciones para adormilarme, pero no funciona, tomo el teléfono para distraerme en redes sociales, viendo la vida de otros...y siento pena por mi misma y un poco de celos ¿por qué no puedo ser así?, el concepto de encajar en un lugar es sumamente complejo, pero ellos lo hacen parecer tan fácil y es que por más que he trata de ser parte de un grupo, termino por fracasar. Mi mente recapitula cada episodio de mi vida en donde me doy cuenta de que nunca he vivido lo que muchos, jamás tuve un grupo de mejores amigos, nunca realicé pijamadas, no salí ni me divertí a diferencia de mis compañeros y en la escuela parezco que no soy lo suficientemente buena para que alguien se interese en entablar una amistad conmigo, soy aquella chicha que se sienta solamente y espera que las horas pasen, rogando que no haya actividades grupales para no pasar la pena de que nadie me elija o se vea forzado en hacerlo, me hace sentir que más que una compañera, soy una carga...y es deprimente.

Si, usualmente me deprimo por todo esto, al sentir que a nadie le intereso realmente es una situación que de verdad te hace sentir  mal, porque sabes que si algún día decides irte, a ellos les dará igual, pues eres más como un fantasma.

Finalmente cuando mi mente decide dejarme en paz, poco a poco mis ojos se sienten pesados y caigo en un profundo sueño, aunque en el fondo sé que esta rutina de mis pensamientos vs mi se repetirá

Midnight thoughtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora