Era una tarde tranquila, sin problemas o conflictos en general cosa rara en ese lugar, veía las gotas de agua deslizarse con rapidez por los cristales empañados de la sala, relaje mi visión sobre uno de los pequeños muñecos de porcelana que solías coleccionar, nunca entendí tus gustos raros por ellos.
- ¡Eva! Es hora de irnos, llegaremos tarde amenos que muevas tu trasero de ese sillón y por fin dejes el pesimismo. – mencionó Carla, sí aún sigue viviendo aquí.
Muchos volvieron desde que te fuiste, Tom usa tu habitación ahora. La decoró con pósteres de mal gusto de bandas actuales, como las que solías repudiar, tu hermana viene a visitarme de vez en cuando rectificando sí sigo cuerda o por fin se cumplió tu predicción y enloquecía tras tu partida.
- ¡Eva! Muévete, llegaremos tarde. – enunció antes de tomar mi mano, levantándome a fuerzas de él sillón en el que solíamos pasar horas conversando.
Me prepare mentalmente para lo que venia, ya ha pasado un año y la herida sigue doliendo como esa noche, saque fuerzas de lo más profundo de mi ser y subí al auto. No pasó mucho antes de que este tomara marcha al lugar del que no quería saber, un “lo siento” fue todo lo que pude oír como justificación esa noche. Solté un suspiro débil mientras caminaba por el pasto verde, entre las tumbas de concreto, aun no entiendo por que no cumplieron tu deseo “Si muero algún día, no me pongan en una lápida aburrida ¡esparza mis cenizas en el aire! Así el viento me llevará a donde deba ir" pero nadie tuvo el corazón para dejarte ir, ni tu madre, ni tu hermana y mucho menos yo… Así que estas aquí, pero algún día cumpliré tu deseo solo dame tiempo para dejarte ir.
- Eva, ¡Ven! Nos están esperando. – Carla tomo mi antebrazo y me guio entre las lápidas de cemento. – Lamentamos la tardanza, ya saben como son estas fechas. – Comenzaba a excusarse mientras yo ponía mi vista sobre el cuadrado de concreto.
“Recuérdenme bonito” sonreí un poco al leer eso, aun recuerdo cuando a lo largo de nuestra relación repetidas esa frase “no en entestezcas si algún día me voy”, “estaré todo lo que pueda”, “si me voy no me odies” la última me hizo sentir culpable, cuando te fuiste… Creí que odiando el hecho de que me hayas abandonado podría olvidarte mas no lo logre, estuviste todo lo que pudiste, me llenaste de vida, sonrisas, momentos que no voy a olvidar, me llenaste de ti y luego te fuiste dejando un vacío… ¿Cómo no voy a entristecer si no estás? Extraño todo de ti, verte ahí, no tenerte, que todo lo que me queda de ti… ya no estas, y eso duele muchísimo, por que siempre te recuerdo y no puedo evitar llorar, por que aun te amo María mas tu decidiste ya no estar entre nosotros.
- ¿Eva? ¿Esta todo bien? – limpié mis lágrimas con rapidez y asentí mirando a tu madre con el corazón en la garganta.
- Sí, todo está de maravilla. Sólo me puse algo melancólica – solté con avidez mientras veía tu tumba.
Aún sigo recapacitando, después de todo a sido un año difícil sin ti. Por fin me gradué como abogada penal y por fin compré esa silla de terciopelo que querías, conocí a un par de personas pero ninguna como tu. Me han pedido que intente superar el pasado y tu partida pero ¿Cómo le pido eso a mi corazón si el solo piensa en ti? Aun estoy intentando aprender a vivir sin ti, “te amo” extraño esas dos palabras provenientes de ti, los abrazos cálidos por las mañanas, las notitas con dibujos tontos, el verte comer como una niña cuando te preparaba cualquier cosa. Hay un millón de cosas más que podría decirte mas no puedes oírme, no sé cuando tiempo pase mirando ese cuadrado de cemento donde seguías apresada, lo último que recuerdo era a tu madre poniendo la mano sobre mi hombro y diciendo que dejé de torturarme, al final no pude acatar su sugerencia. Una hora más tarde fuimos rumbo al auto.
- Eva, quita esa cara por favor a Mar no le gustaría verte así - Mire por el espejo del retrovisor a Carmen dándole una sonrisa débil la cual pareció agradarle.
No pasó mucho antes de que volviéramos a casa, nuestra casa. En la cual ya no estás hace mucho, no le di tiempo de hablar mucho antes de subir a mi habitación, ha sido el lugar donde me he refugiado desde que te colgaste y renunciaste a la vida. Me rodee de música antigua, libros y toneladas de helado o cualquier cosa que fuera capaz de distraerme de tu falta en el lugar, despertaba, desayunaba, acomodaba los papeles del trabajo, iba a este, regresaba, comía y dormía. Esa fue mi rutina todo el año, ya no iba a fiestas o salía de excursiones como cuando lo hacíamos juntas, sí lo intente pero todo siempre terminaba en mi persona llorando en un lugar al azar cuando algo que me recordará a ti en lo más mínimo se hiciera presente recordándome tu ausencia, han sido días duros, meses fríos y veranos aburridos desde que no estás. La vida nunca había sido fácil ni para ti, ni para mi. Por eso nos entendíamos tan bien… aún conservo tu álbum de fotos del festival que fuimos en Madrid, te veías preciosa con ese vestido rojo de lunares blancos ¿Cómo tu que estabas tan llena de vida? ¿Cómo tu que me dabas todas las fuerzas? La pregunta no es “¿cómo? “ si no “¿por qué? “ ¿Por qué tuviste que ser tu y no yo? Eras el doble de fuerte que yo, podrías haberme superado y seguir, vivir la vida que siempre quisiste, graduar te de la academia de artes y ser la famosa artista que siempre soñaste ¿Por qué no me dejaste morir primero?...
- ¿Por qué tuviste que abandonarme? – Y ahí estaba yo, como todas las noches, de todos los días, de todo el año. Hundiéndome en mis tristezas por divagar en los recuerdos y pensamientos de los cuales no he podido escapar.
María, si lees esto ¡por favor vuelve! Te necesito…
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Cuando te fuiste
Romance- Lo siento Eva... No pudimos hacer nada - Ese fue el presiso momento donde todo se vino abajo.