[1] El emperador, ¿Ha sufrido un accidente?

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La luz resultó de repente demasiado brillosa para los ojos delicados del emperador de oriente.
Sovieshu Vickt

Miró con extrañes a su alrededor, se encontraba su amigo y consejero; el marqués Karl y habían unas flores blancas en la mesita de noche al lado de su cama.
Por ningún lado encontraba esa cabellera rubia de su esposa.

Las personas a su alrededor parecieron percatarse con incredulidad su consciencia.

- ¡Su majestad! ¡Su majestad ha despertado! Marqués llame al médico.

Una voz algo aguda gritaba desesperadamente a su lado, antes no se había percatado de la dueña de esa dulce y tierna voz.
Una jóven no mucho mayor que él de larga cabellera plateada, con el rostro más lindo que haya visto en su vida.

Parece una muñeca

Pensó él.

Pero... ¿Quién es?

El jóven resolvería esa duda después, ahora se encontraba demasiado confundido. ¿Dónde estaba Navier?

- ¡Su majestad! Rashta estaba muy preocupada por usted, pensó que la dejaría sola

Lloraba la mujer a su lado, a lo que él frunció el ceño. No estaba entendiendo nada.

- ¿Quién es Rashta?

El emperador ni siquiera se percató de cómo su contraria casi deja caer su mandíbula al suelo, se concentró más bien en las puertas abriéndose, dando paso al doctor y a su amada emperatriz.

Una sonrisa se extendió en su rostro al verla acercarse con aquella elegancia tan característica de ella, ese rostro tan fino y perfecto. Si bien la jóven a su lado era hermosa de un modo adorable, le recordaba la inocencia de una dulce niña, su emperatriz no tenía comparación.

Sin embargo, se veía un poco más grande que ayer cuando habían ido a pasear a caballo.

Los chispeantes ojos del emperador dejaron pálidos a todos en la sala, sobre todo a Navier quien se había percatado que el jóven no dejaba de mirarla, ésta desvió la mirada un tanto avergonzada y no familiarizada con la situación.

El doctor no demoró mucho más en acercarse al emperador.

- Su majestad, se ha enderezado demasiado rápido, le ruego que evite movimientos bruscos en su estado

- ¿Mi estado? ¿Qué está sucediendo?

Navier se sentó al lado del doctor mientras Rashta aún seguía desorientada por lo que previamente había soltado Sovieshu.
¿Cómo podía no saber quién era Rashta a esas alturas?

- Doctor, hace un momento su majestad ha preguntado a Rashta por su identidad, como si no me reconociese, ¿Acaso su vista se vió afectada?

El doctor y la emperatriz se vieron con preocupación en sus rostros. Con una pequeña luz el doctor comprobó la vista del emperador, pero ésta respondía bien.

- Me gustaría que alguien me dijese de una vez por todas qué está pasando. Estoy perfectamente bien, ¿Por qué el marqués le llamó?

- Su majestad, discúlpeme de antemano por mi inoportuna pregunta. Pero, ¿podría decirme a qué fecha estamos?

Sovieshu ladeó su cabeza, la cuál hasta ahora se había dado cuenta de que había comenzado a doler levemente. Sin embargo se esforzó en recordar, había visto la fecha esa misma mañana, como siempre.

- Estamos a... ¿11 de Enero?

- ¿Me podría decir el año también?

- 1831

En Saturno (NavierXSovieshu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora