[4] El emperador habla con la emperatriz

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Sovieshu consideró sus acciones. Evidentemente dadas las circunstancias no podía mostrarse imprudente con la emperatriz, por lo que retrocedió y bajó levemente la mirada.

- Perdone. Sí, sí tengo algo que hablar con usted.

Navier pasó a sentarse en su lugar con cautela y mirada analítica ante cada gesto de Sovieshu. Al final, ella se encontraba tan incómoda como él, incluso más.
Los platos fueron servidos y la pareja comenzó a comer en silencio, a pesar de las pausas entre comidas, Sovieshu tenía la intención de decir algo más no encontraba las palabras adecuadas y temía que el pasar de los días le llevara a perder su oportunidad de hacer algo al respecto por sus errores.

- Navier

Llamó el emperador, a lo que la emperatriz colocó sus cubiertos en la mesa, dispuesta a escuchar.

- No quiero aceptar a ese hijo

Definitivamente no era lo que la emperatriz esperaba a escuchar, pero su rostro se mantuvo inexpresivo.

- Temo que ahora mismo me afirme deseos que cambien cuando recupere la memoria, emperador.

Sus miradas fijas en ellos mismos, Navier buscando firmeza para no dejarse llevar por falsas ilusiones y Sovieshu quería alcanzar un lazo que aún los uniera, para no volver a soltarlo.

- Ya la he recuperado, y podría afirmarle que no cambiaré de opinión.

Navier tomó un sorbo de té.

- Me alegro por usted en cualquier caso, ¿Qué es exactamente lo que tiene que ver conmigo?

Sovieshu se mostró dubitativo con lo siguiente que iba a decir, lo que logró despertar en cierta parte la curiosidad de la emperatriz.

- Dadas las consecuencias de mis acciones de los últimos meses he tomado varias decisiones, tanto políticas como personales, emperatriz. Evidentemente me gustaría recurrir a su apoyo en ambas.

Navier quedó expectante, el emperador no había terminado de hablar.

- Mandé algunas cartas a países vecinos, Luipt especialmente para volver a negociar el trato comercial, el Duque aceptó bajo la condición de que me representases.

- ¿Cómo podría apoyarle en las cuestiones personales?

Esta vez la emperatriz no ocultó mucho más su exasperación, sabía cuando Sovieshu se comenzaba a ir por las ramas, acción que la ponía de los nervios puesto que como gobernantes no había espacio para perder el tiempo. Sin mencionar sus previas conversaciones con el emperador, no habían resultado muy gratas.

Sovieshu lo meditó unos segundos.

- Te lo diré cuando obtenga los resultados esperados.

Los ojos de Navier se achicaron ante el emperador, mirándolo con recelo. Tampoco podía darse el lujo de indagar demasiado en los planes de alguien que ahora le resultaba impredecible. Por lo que simplemente se resignó.

- Entiendo, entonces comenzaré a preparar lo necesario.

- Quiero informes diarios sobre los preparativos para los viajes, más tarde te enviaré el itinerario con el marqués.

Ambos gobernantes se levantaron y se dirigían a la puerta que daba al pasillo.

- Los enviaré entonces con una de mis damas-

- Me darás los informes en persona en mi despacho.

Interrumpió Sovieshu, a lo que Navier solo asintió, aún sin mostrar del todo su confianza.

Al salir del comedor los guardias acompañaban a la pareja. Incluso parecía una escena antigua el simple hecho de verlos caminar juntos.

- ¿Vamos al mismo destino, su majestad?

Inquirió la emperatriz después de un minuto de caminar a la par de Sovieshu.

- Podría ser ¿Hay algún inconveniente?

- Supongo que no

- Perfecto

Realmente ni Navier ni Sovieshu caminaban con rumbo fijo, al parecer uno iba siguiendo al otro sin darse cuenta. Por alguna extraña conveniencia llegaron a los jardines, donde se cruzaron y saludaron a varios nobles, quienes se mostraron sorprendidos de ver a la pareja imperial pasear casualmente por ahí.

De igual forma, no habían pronunciado ni una sola palabra. Al menos hasta que recordaron sus labores, sin embargo, Sovieshu tenía una petición más.

- Emperatriz... ¿Le gustaría acompañarme a cabalgar esta tarde?

Parecían haber pasado décadas desde la última vez que Sovieshu pedía la presencia de Navier para alguna de sus actividades no formales. Para algo tan simple como un paseo.
Esa pregunta logró desestabilizar el semblante de frialdad alrededor del corazón de Navier, quien sintió un pinchazo.

Con incredulidad miró a los ojos al emperador, con los labios abiertos sin saber cómo responder. Sovieshu la miraba con humildad y ternura, una expresión de piedad y arrepentimiento sin palabras.

- Yo...

- Su majestad la emperatriz, el itinerario de viajes ha llegado y eh... ¡Oh, emperador!

La dama de compañía hizo su reverencia después de haber irrumpido en la escena, al parecer, sin ser consciente de ello.

Navier tomó aire y se dió una bofetada mental.

- Tengo que consultar mi agenda, le haré llegar mi respuesta Su majestad.

Afirmó la emperatriz, cuyos pies ya se habían movido solos hacia la dama a su lado en dirección a sus aposentos, o escondite más cercano.

Sovieshu no se extrañó demasiado y sonrió ligeramente. Había llegado al corazón de su emperatriz de una forma.
Sería cuestión de sanar poco a poco todo lo que había roto, ahora tenía algo de esperanza.

Por otro lado.

- ¡Su majestad! ¡Ya se me volaron la mitad de los papeles!

¿Cómo puede hacer esa expresión si ya es un emperador adulto? Parece un niño, ¡no puede seguirme todo ese rato y preguntarme esas cosas!

Los labios de la emperatriz se mantuvieron apretados hasta llegar a su habitación y refugiarse en su cama con sus damas de compañía, con quienes se desahogó tanto como pudo. Esa fricción que había causado el emperador en su corazón parecía haber dejado salir bastantes cosas difíciles de digerir.

Era un avance después de todo.

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Holaaaaa, después de tanto tiempo sin escribir es probable que noten algunos cambios, no habrán sido mi intención. En fin, no puedo prometer capítulos seguidos pero sí les aseguro que este proyecto no está abandonado c: muchas gracias por sus comentarios y mensajes ❤️❤️❤️



En Saturno (NavierXSovieshu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora