Neverending Love

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Resignación.

Fue el primer pensamiento que cruzó por la mente del joven, que cruzó el marco de la entrada del salón donde se estaba llevando a cabo el evento, quién iba vestido formalmente con una camisa de vestir azul celeste y su traje negro para ocasiones especiales.

Por un momento pensado en dar media vuelta y huir de ese lugar, después le mandaría un mensaje a su amigo Nicolás, disculpándose por no haber podido asistir a la boda de su hermana debido a que le había dado indigestión.

Era un buen plan.

Pero al parecer se había quedado tanto tiempo en la entrada sopesando sus alternativas, porque cuando dio media vuelta a punto de regresar a su auto, una cabellera castaña entro en su campo de visión. Karina, la prometida de su amigo y amiga suya, hizo acto de presencia en la entrada, echando a perder al instante el plan que iba a llevar a cabo segundos antes. Sus ojos captan a la joven que iba vestida con un elegante vestido pegado color cenizo.

Un gemido ahogado quedó atrapado entre sus labios. No podía creer que hacia un segundo había estado tan cerca de su huida y que el otro le habría dado media vuelta y lo estarían arrastrando de nuevo hacia la entrada del salón.

— Fabián, que bueno verte. — saludo alegremente y con una sonrisa bailando en sus labios. — Nicolás pensó que no ibas a venir.— sus ojos se estrecharon viéndolo con un brillo de diversión en sus almendrados ojos.— pero veo que se equivocó... O tal vez no.

"Un poco más tarde y no me hubieras encontrado". Pensó el joven.

Suspiró y sin poder evitarlo se revolvió el cabello que anteriormente se había tomado el tiempo de arreglar, dejándolo con un aspecto más casual pero sin dejar de verse presentable, sus ojos vagaron otra vez hacia su auto. Era oficial, tenía que decir adiós a la idea de salir corriendo.

— ¿Ya llegaron los demás? — preguntó dirigiendo la vista hacia su amiga y se inclinó hacia adelante, tratando de ver sobre la oscuridad y luces que había dentro del salón.

— Claro, Osmar y Demian no dejan de hacer apuestas con respecto a si vendrías o no.— dijo acercándose y pasando sus largos y delicados falanges sobre su cabello, en un intento por acomodárselo.

Volteó a verla al escuchar el tono divertido en su voz, Karina le sonreía.

— ¿Tú también formaste parte de la apuesta?

Ella respondió con un reconocimiento de hombros.

— La mayoría de nosotros estábamos casi seguros de que no iba a llegar. — hizo una pausa pequeña y luego agregado. — o en su defecto escaparte antes de hacer acto de presencia como lo ibas a hacer hace rato.— le recriminó.

— Sabes que odio salir. — respondió Fabián en su defensa al verla cruzarse de brazos.

— Odias salir porque sabes que de alguna manera Nicolás y los demás te van a tratar de conseguir una pareja.

— ¿Y si lo sabes por qué me haces venir? — preguntó indignado.

No podía creer que hasta su mejor amiga estuviera de acuerdo con las tonterías que planeaba ese trío de inmaduros. Porque cuando ellos se propusieron algo, movían mar y tierra para lograr su cometido. Aunque para qué negarlo, él también formaba parte del relajo. Siempre y cuando él no fuera el objeto de experimentación, como era en este momento.

— Sería divertido verte todo alterado por alguien, ya sabes. Algo así como loco de amor.

Fue todo lo que respondió antes de que Fabián rodara los ojos ante su respuesta y mejor decidiera entrar al salón antes de que le siguiera molestando.

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