The flowers that grow under you [Lan XiChen/Lan WangJi]

The flowers that grow under you

Estaba anocheciendo y debíamos descansar. La cacería nocturna había agotado visiblemente a la gran parte de los Juniors que estaban bajo mi supervisión, así que cuando encontramos un claro les indique que descansaríamos ahí.

Parecían tan felices que pudieron o no haber gritado de felicidad, pero miré hacia otro lado e ignoré esa posibilidad. Descendimos sobre el claro y ellos empezaron a armar sus carpas, algunos de ellos tendrían que dormir en la misma carpa, aunque sólo querían descansar, así que poco les importaba.

—Mañana partiremos de vuelta a Gusu —, escuché como muchos de ellos hacían sonidos de quejas y sonreí con diversión.

—Zhongzhu —. Un discípulo se acercó hacia donde estaba con decisión y asentí a manera de hacerle saber que lo escuchaba —Este discípulo quisiera investigar un poco más el área circundante y asegurarse de que no haya algún peligro —.

—No es necesario, yo lo haré. Deberías armar tu carpa y descansar. Todos han trabajado muy duro —, el discípulo me sonrió con felicidad e hizo una reverencia antes de retirarse para volver con el resto de discípulos y armar su carpa.

Fiel a mi palabra empecé a recorrer el área circundante, no podía percibir ningún rastro de energía resentida, pero seguí investigando a nuestro alrededor. Era un bosque algo denso, así que había sido una buena decisión venir en lugar del discípulo, probablemente alguno de ellos ya se habría perdido con facilidad.

Seguí adentrándome en el bosque hasta que me sentí seguro de que no había ningún cadáver feroz o criatura demoníaca que pudiera atacar mientras descansamos. Por alguna razón este bosque me provocaba algo de nostalgia.

Hasta ese mismo día me seguía preguntando cómo era posible que no hubiera cedido ante el impulso de recluirme, después de todo la "venerable tríada'' parecía un mal chiste cuando todo comenzó a salir a la luz. Por un par de años fui el tema de cotilleos en el mundo del cultivo y algunas veces el hazmerreír.

Podría haber colapsado y dejar la secta a manos de WangJi o de Shufu, pero eso solo aumentaría mis desgracias. Era el líder de una secta, necesitaban de mí y, además, de haber escogido el camino fácil, mi nombre habría sido más mancillado.

Algunos días me había rehusado a levantarme de la cama o a salir del Hanshi, pero mis responsabilidades seguían siendo mi prioridad, incluso encerrado en el Hanshi. No podía cometer los mismos errores.

Habían transcurrido un par de años y, sin embargo, el peso de haber dejado a Meng Yao asesinar a Da-ge seguía pesando en mi corazón. Supongo que es una de esas cosas de las que alguien siempre se arrepiente de no haber hecho diferente.

Entonces me detuvo frente a un gran árbol de sauce que parecía haber estado ahí desde hace siglos: su tronco era tan ancho como el patio trasero del Hanshi, sus ramas eran fuertes e incluso era tan alto que opacaba al resto de árboles a su alrededor.

Caminé a su alrededor por curiosidad y mi inminente interés me llevó a poner mis manos sobre su tronco y transferir un poco de mi energía espiritual a través del árbol. Podía sentir la vida del sauce, sentía cada movimiento de sus hojas como mío propio y entre sus raíces se removía una densa energía espiritual, algo quería salir y brotar del suelo.

Seguí transfiriendo mi energía espiritual hasta que una flor con los pétalos a medio abrir emergió de la tierra, cerca de donde estaba parado. Detuve mi energía espiritual y algo me decía que era importante que me llevará esta flor. Nunca la había visto, pero era hermosa, sus pétalos eran blancos con destellos negros y parecía a punto de florecer, era probable que solo existieran pocas flores como está en el mundo.

Entonces extraje un cuenco de mi manga que solía llevar conmigo por si lo necesitaba y desenterré la flor con cuidado de no romper sus raíces. La coloqué en el cuenco y puse encima un poco más de tierra. Hice una reverencia en agradecimiento al longevo árbol y salí del bosque denso.