Nota: Si me funan, no fui yo, fue el duende verde.
Martin tenía 15 años y, sin embargo, era muy maduro para su edad. Todos se lo dicen: su madre. sus amigos, sus compañeros de la escuela, sus profesores, incluso personas a los que conocía muy brevemente. Sabes que las intenciones que tiene en sus palabras son buenas, son palabras de aliento y sabe que debería estar agradecido por ellos. Pero no está: no sienta que ser maduro prematuramente sea una cualidad ante el trauma de haber perdido a su padre.
Steven, el médico de su padre y la persona con la que su padre pasó los últimos momentos de su vida, le dice que es muy maduro para su edad y, a diferencia de los demás, sus motivaciones no esconden la lástima que sienten con el pobre huérfano. No, ciertamente su mirada crítica sobre él es más egoísta y oscura; y a pesar del desagrado no lo acepto.
Steven le quitó a su padres: a pesar de tener una buena reputación, él sabe cuánta responsabilidad cae en sus manos. Lo odia. Lo odia incluso cuando deja que el hombre se adentre en su vida y, como una disculpa, comienza a darle regalos, a pasar tiempo con él. A suplantar a la persona que le había quitado la vida.
Podría negarse, estaba en su derecho, pero hacer eso sería darle un camino fácil, libre de responsabilidades. Dejarlo sin culpa sería una injusticia ante el crimen que había sufrido de su padre y eso no podía permitirlo. Así que le permitió permanecer en su vida, incluso cuando no le gustaba del todo.
Aceptó sus regalos, iba a verlo al hospital para que pudieran comer en algunos de sus descansos. Era casi reconfortante, cómo si el hombre realmente se esforzará en llenar el vacío que había ocasionado. Tal vez estaba siendo demasiado duro en su juicio.
Y entonces, cómo todos los demás comenzó a decir que era muy maduro para su edad. Se lo decía cuando estaban solos, en su auto, mientras una de sus grandes y cuidadas manos de cirujano acariciaban suavemente una de las piernas. Sus palabras eran apenas escuchadas por él, concentrándose en el olor a alcohol que le llegaba a las fosas nasales. Y lo permitió e incluso le permitió avanzar.
No fue fácil, Steven era un hombre ambicioso y egoísta que se creía con el derecho de tomar todo lo que deseaba sin pensar demasiado en las consecuencias de tales acciones. Y cuando él lo tuvo no pudo parar, sin importarle nada, ni siquiera si tuviera la edad en la que podía ser su hijo. Recordaba que tenía una hija que tenía su edad. Se sentía intocable y posiblemente lo era. Su placer era su prioridad y con eso estaba bien.
A él no le gusto nada, pero era un gran actor que aparentaba todo lo contrario a lo que sentía por ese hombre. Estaba bien, incluso cuando lo puso en parte trasera de su auto a altas horas de la noche en un lugar apartado, donde nadie pudiera verlos, acomodándose entre sus piernas desnudas mientras se lo cogía sin reparos.
El dolor que sentía era inmenso; el hombre era fuerte para su edad y poca paciencia para prepararlo adecuadamente. Se quedó quieto, inmovil, esperando a que sólo terminará de una vez y lo llevará a casa, no quería preocupar más a su madre. Sin embargo, cuando en una de las embestidas tocó su próstata provocando una sensación de placer que lo dominó por completo la incomodidad que estaba pasando y gimió con dulzura, mientras sus largas piernas abrazaron las caderas del médico, en un intento de retenerlo.
—¿Te gustó esto, verdad? —preguntó, moviéndose un poco, rozando apenas aquel punto sensible, arrancándole un suspiro de necesidad—. Si quieres que te lleve de nuevo al cielo, necesito que me hagas un pequeño favor —negoció, llamando la atención del adolescente.
—¿Qué cosa? —preguntó apenas capaz de formular, viendo al hombre encima de él con completa incredulidad. Por la sonrisa de autosuficiencia, tenía la ligera sospecha de que no sería nada agradable para él.
—Mientras te está cogiendo, quiero que me llames papi —declaró, demasiado consigo mismo e ignorando la expresión de Martin se acercó más a él—. Si no lo haces y no me lo pides, me importará un carajo como te sientas y te dejaré así —amenaza y sabe que va en serio. Él siempre va en serio en esta clase de situaciones. Suena como sonaría Dios.
Y Martin sabe que debe doblegarse ante ese hombre cruel y perverso con un aroma permanente de whisky. Sintiendo como su corazón se parte, sus manos toman el rostro de hombre y hace que lo vea directo a los ojos. Necesita recordar su propósito de sus acciones, Pronto, todo eso acabará, y aquel hombre recibirá justicia. No venganza. Y con eso en su mente, cerró los ojos y lo besó en la boca.
Steven correspondió el beso de inmediato y no tardó en tenerlo bajo su mando. Él lo deja explorar su boca, no es tan malo una vez que está acostumbrado a tenerlo dentro de él, así que coopera hasta que el hombre se encuentra totalmente saciado.
—Papi, por favor, hazlo de nuevo —pide, sintiendo como mancilla la memoria de su padre en su pequeño acto de prostitución—. Por favor, te necesito, papi —continua, y no hace falta denigrarse más cuando sus pedidos fueron escuchados y atendidos. Aleluya.
Fue la primera vez que comenzó a experimentar el placer ante las manos de Steve y no pudo negarlo. Sus gemidos fueron más naturales en ese punto, mientras cumplía los caprichos del mayor. Incluso la culpa que sentía estaba siendo eclipsada por lo bien que se sentía.
—No sabes lo mucho que deseaba que me llamarás de esa forma —jadeó el hombre, cerca de él, demasiado cerca que su olor le hace regresar un poco a la realidad que está viviendo, pero eso no importa en esos momentos. Nada importa en esos momentos.
—Si, papi, yo también —jadeo, sintiendo que la constante estimulación lo estaba llevando al orgasmo—. Ya no creo poder más, lo siento —se disculpó lo que Steve sonrió con condescendencia.
—Eres un ángel —elogió, acelerando sus movimiento, él también se encontraba en sus límites—. Un ángel hecho para mi, para arruinarlo...puedes correrte, te lo mereces —dijo a lo que el chico no necesito otro aviso antes de correrse entre ambos.
Steve lo siguió poco después, llenándolo hasta el fondo de su ser. Lo hizo querer vomitar, pero su fuerza de voluntad le terminó ganando. El hombre salió de su cuerpo sin tener mucho cuidado para ir por algo que les ayudará a limpiar a ambos.
—¿Quieres que lleve a casa? Es peligroso que un chico de tu edad ande solo en estas calles —pregunta el hombre lo que hace que Martin sonría un poco Qué hombre tan considerado.
—Si, gracias papi —suelta vagamente ganando una mirada de aprobación de su acompañante. Bien, podría permitirle eso. El karma se encargaría de lo demás.
Fin
Hola, dios, tengo años, años sin escribir una escena de sexo, realmente me sentí como un novato de nuevo ¿qué les parecio? Creo que soy la primera persona en escribir de esa película en español, lo cual es triste porque es interesante.
En fin, espero verlos mañana.
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Maduro
FanfictionTodos le decían que era muy maduro para su edad a pesar de que nunca lo considero una cualidad del cual sentir orgullo. Steven le decia que era muy maduro para su edad y ahi afirma que no deberia sentirse orgulloso de eso. Pero lo acepta The killin...