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1932

Kim NamJoon, se encontraba paseando por el bosque, decidió esta vez tomar el camino largo después de venir de una tienda para comprar lo esencial para su trabajo. A mitad de camino se encontró con un hombre el cual yacía tirado en el suelo, el muchacho se exaltó ante la imagen de ese completo desconocido. La musculatura del joven quizá ayudo a traer al hombre a una camilla del pequeño hospital, que parecía más que nada otra estructura para vivir, y en realidad era el hogar de NamJoon.

Le tomó la temperatura, se sentía caliente y eso era obvio de una fiebre, ese hombre balbuceaba cosas sin mucho sentido para NamJoon.

" Señor, ¿Me logra escuchar? "

" Mh.."

NamJoon no decidió perder tiempo, no lo escuchaba, y las fiebres ya no eran un peligro para la vida humana, no ahora con los conocimientos del joven NamJoon y su medicina moderna.
Quien sabe hasta cuando cuido del hombre e hizo sus cosas al mismo tiempo, un trapo levemente húmedo estaba en la frente de aquel completo desconocido, decidió chequear por alguna otra herida, encontrándose para su sorpresa su tobillo izquierdo herido. Goteaba algo de sangre, y se veía muy dolorosa.

" Déjeme.."

NamJoon inspeccionó con sus manos, tocando con el sumo cuidado, y el hombre parecía reaccionar. Se dedico a desinfectar la herida que hizo hasta exaltar al hombre, se encontró con algo incrustado lo cual sacó con sumo cuidado y después a vendó aquella herida.

NamJoon se levantó, camino a su cocina, hirviendo un poco de agua en fuego, puso un poco de flores y hiervas silvestres que tornaban a un color café claro, quizá tono avellana. Solo dejó el té en la mesa de noche junto con un poco de pan con la ayuda de una bandeja, el hombre levemente empezaba a reaccionar, que solo murmuraba cosas sin sentido. NamJoon no le prestaba atención pues no era de su incumbencia.

" Vendré en unos minutos.. Quizá no me escuches.. Pero no hay que perder la fe.. "

" Mhm.. "

NamJoon se levantó, y se enderezó para ir camino otra vez a la cocina, como siempre, se dedica a norder una manzana roja, pensando sobre su vida y su rutina, era aburrida y muy repetitiva, necesitaba un cambio, quizá alguien para charlar. El pueblo lo conocía como el médico, pero él a nadie.

...

NamJoon tomaba una siesta, roncando suavemente, el veinteañero se la merecia por estudiar lo que era su trabajo y pasatiempo por horas. Pero un portonazo lo hizo saltar en su cama, mirando confundido e intentando saber dónde estaba y quien era. Nadie tenía las llaves de su hogar excepto él.

" ¿Hay alguien ahí? "

Fue lo que pudo preguntar, avanzó a la sala principal, encontrando absolutamente nada, eso lo hizo suspirar. Camino hasta ir a la habitación del viejo, encontrando una carta, una taza de té sin líquido y no habían rastros del pan que dejo.

Muchas gracias por curarme, ahora me encontraba sin dinero en los bolsillos. Parece que me han robado, pero prometo volver para saldar esta deuda. También gracias por el té y el pan.

No había firma.
NamJoon suspiro, dejo la nota en su bolsillo que tenía una bata, y tomo la bandeja de plata que trajo la taza de té y el pan para sacarla de ahí.

" Dependiendo de tus acciones, puede cambiar tu futuro, recuerda eso NamJoon. "

Mencionó el padre del muchacho hace ya tiempo atrás, un hombre muy sabio que fue condenado injustamente de algo que no hizo.

The Prettiest Boy [NamGguk] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora