Maldición, no funcionó

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Maldición, no funcionó – pensé sin siquiera abrir los ojos y saber dónde me encontraba.

Me encontraba acostado, tranquilo, en mis pensamientos, cuando de repente escuchó como alguien la puerta de mi cuarto a lo lejos lo que me causa dos preguntas.

¿Por qué se escucha tan a lo lejos si tengo la puerta casi al lado de mi cama? ¿Y por qué alguien está dentro de mi cuarto?

Por si no lo saben soy foráneo entonces era muy extraño como había traspasado mi privacidad, tal vez era mi imagina...

Querido Pòlux, es hora de despertarse – mencionó la voz de una señora de forma cálida y relajada para después tomar asiento en la orilla de mi cama.
ESTO ESTÁ PASANDO – grité internamente para por fin abrir los ojos y descubrir un cuarto totalmente diferente al que conozco.

Vaya! No tardaste nada en levantarte, me alegra que ese hábito por despertar hasta tarde se haya ido, después de todo tendrás que acoplarte al horario mañanero de Hogwarts – dijo mientras me acariciaba el pelo de forma cariñosa.

Ella tenía una magia especial, sus caricias eran precisas pero si seguía yo me quedaría nuevamente dormido, así que voltee a verle a la cara para decirle ¨Buenos dìas¨ pero mis ojos se toparon con la ya fallecida Helen McCrory, inevitablemente lagrimas comenzaron a salir de mis ojos.

Una mirada confundida y de sorpresa se mostró al instante – Pólux, querido ¿Què pasó?

Nada, tía Cissa – respondí para sentarme en la cama y comenzar a secar mis lagrimas con las sábanas que por cierto eran muy suaves – Yo... voy a extrañarte – Finalicé con aùn la voz hecha un nudo.

Narcissa me abrazó – Hace bastante tiempo no me llamabas así – Parecía que ella también quería llorar pero a diferencia de mí ella se mantuvo firme.
¿Acaso te molestò? – preguntè un tanto confundido.
Dejo de abrazarme para verme directo a los ojos, en efecto si quería llorar - Para nada, solo me sorprendí. Has crecido bastante, el hecho de que me hayas llamado así me trajo recuerdos – Se levantó, me dio la espalda y comenzó a caminar en dirección hacía la puerta. Noté como pasaba sus manos por su cara así que supongo que se estaba limpiando las lágrimas. ¨Somos unos sentimentales¨ pensé para darme cuenta de la presencia de un elfo que no era Dobby, me alegro bastante de haber cambiado mi guión.
Ya te deje preparado varias opciones de vestimenta para tu primer día, se que no te gusta estar en traje pero evita tener conflictos con tu tío – El momento de cariño pasó, Narcissa se veía bastante seria como si hubiera sido una especie de amenaza a lo que yo asentí con miedo, como si nada hubiese pasado volvió a sonreír – Buenos días, Pólux.

Buenos días, tía Cissa – respondí mientras daba mis primeros pasos en esa realidad, abandono el cuarto y me dejo con mi soledad.

Entonces... allí estaba, el sueño que tanto había anhelado se cumplió. No pude evitar dar saltos de alegría por toda la habitación pero es que tenía tantas cosas, aparentemente fui a Los Angeles y Paris.

Mi extasis fue interrumpido cuando escuche como algo rascaba la ventana, eso me paralizó y es que pensé en lo peor, tanto así que busqué mi varita con la mirada, me llevé una gran sorpensa al ver un estante con varias de estas y en el centro la mía. Está era alargada con un diseño de escamas plateadas, lìneas negras y unos ojos que parecían mirarme en la zona baja.

ESA VARITA GRITABA SLYTHERIN POR TODOS LADOS – pensé para mis adentros. Les explico, en mi guión yo deje que el Universo escogiera mi casa, excepto por Gryffindor, esa opción no estaba disponible y es que me parece la sobrante, algunos podrían decir que Ravneclaw o Hufflepuff pero al menos yo tengo ese pensamiento hacía la bandera de los leones.

Espera... ¿Por qué estaba buscando mi varita? – me preguntè confundido con la mirada aún en esa hermosa varita, cuando de pronto escuchè como rascaban la ventana nuevamente, esta vez sin pensarlo dirige mi mirada hacia la fuente de sonido y encontré a mi gato Dobby intentando llamar mi atención.

Por Merlín, Dobby – suspire para dar un paso al frente y despuès detenerme – Espera... creo que es un buen momento para probar mi magia – Di media vuelta para dirigirme a dicho estante con mis ¿¨trofeos¨? - ¿De quiénes serán todas estas varitas? – Me detuve para apreciarlas pero Dobby rascaba cada vez con más furia entonces lo deje para después, tomé con delicadeza y respeto la mía, la observe por un momento y despuès la sujete finamente en dirección a la ventana, una sola palabra apareció en mi mente así que la exclamé – ALOHOMORA – la ventana se abrió y mi gato entró corriendo directo a mis piernas. Estaba exigiendome amor con su mirada y la verdad es que no pude evitarlo, era muy lindo, cargué a la bola de pelos y me percate de la ropa que Narcissa había dejado para mí. Su estilo era impecable, todas tonalidades oscuras y claramente elaboradas con las telas más finas posibles, era ropa hermosa en todos los aspectos. Deje en libertad a mi gato poniendolo en el suelo y curiosamente se quedo a mi lado como si esperará el momneto de que lo cargara otra vez. Regresando al tema de la ropa me puse una manga larga abajo para protegerme del frío de Hogwarts, una camisa vino, un traje y pantalones negros con un diseño de líneas grises, me pareció extraño que no dejará una corbata pero no me queje.

Una vez que ya estaba vestido me miré al espejo por primera vez y por supuesto estaba irreconocible, creo que hubiese pasado horas admirando mi refeljosino hubiese sido por el sonido de una campana.

No sabìa lo que significaba así que tome un par de cosas, incluido mi gato que aparentemente le gusta que lo cargue y salí de mi cuarto. Estaba en un pasillo con multiples puertas a no se donde, inclusive las paredes estaban repletas de cuadros. ¨No puedo esperar a las vacaciones¨ pensè mientras apreciaba rápidamente unos cuadros, yo me encontraba en dirección a las escaleras, en las queme encontré al rubio oxigenado mayor portando un bastón y un periódico.

Buenos días, Pólux. Ojala hayas descansado bien – me saludó bastante frío.

No sé ustedes pero a diferencia de las películas creo que fue un recibimiento bastante amigable a diferencia de la películas con Potter.

Buenos días, tío Lucius – respondí casi al instante, lo extraño fue que le hice una especie de reverencia, cosa que le pareció bastante normal.

Hay un asunto de suma importancia que debo discutir contigo y Draco, así que procura desayunar lo más pronto posible.

Así lo haré, tío – tal vez en el exterior estaba hablando con mucha calma pero sentía que me iba a explotar el corazón, para mi fortuna Lucius no se dio cuenta y comenzó a bajar las escaleras, yo me límite a seguirle siempre manteniendome detràs de él.
Durante todo momento estuve observando la Mansión Malfoy, no habìa esquina o rincòn al cual mis ojos no apuntaran, considerenme impresionado.

Regresando al tema, Lucius se encontraba enfocado en caminar por la mansión, cosa que se entiende, al fin y al cabo se trataba de su casa. Eventualmente llegamos a la cocina en la me encontré a Draco y ¿a su hermana? En ese momento me paralice, antes de verla no tenía ni idea de su existencia, tampoco es como que tuviera una foto en mi habitación junto con ella como lo era con Draco.

– ¡ISIDOR! Te estoy hablando – casi gritó Draco hacía mí, yo claramente dirigí la vista hacía él - ¿Vas a querer una manzana? – era amable conmigo así que en efecto, yo era un gran amigo del hurón.

– Si, de hecho sí – respondí mientras me movía y tomaba lugar justo a un lado suyo, este me entregó la manzana y volteo hacía su lectura, ya no tenía plato así que supuse que ya había terminado el desayuno, hablando de este había mucho de dónde picar teníamos panqueques, beigel, huevos estrellados y su variante, el omelette.

Yo tomé varios huevos estrellados y un beigel, mientras desayunaba todos estaban callados era como si nadie quisiera ser molestado, en ese eterno silencio noté como los elfos no se acercaban en lo absoluto para rellenar los espacios vacíos, faltaba Narcissa supongo que cocinaban para ella.
Después de unos minutos llegó la alegría de la mansión, hubo un cambio repentino cuando hizo acto de presencia, inclusive vi a Lucius sonreír de alegría, la pequeña rubia comenzó a ser más extrovertida y Draco dejo su lectura, ella tomo asiento a la derecha de la cabeza de la mesa, justo al lado de mi tío, desde ese momento se desató el ruido y me di cuenta de lo radiante que era Narcissa, era un faro de alegría, no la conocía hace más de 1 hora y ya me sentía agusto con ella.

Escamas de serpiente - Isidor P. LestrangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora