Seguro.

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El chico de rubios mechones arrastraba sus pies con pesadez por el suelo del pasillo que daba al departamento que compartía con su pareja. Había sido un día malo para Jenn, sus ojitos se mantenían cristalizados a causa de las lágrimas que retenía y en sus labios solo se marcaba una mueca de tristeza. El malestar había comenzado en la mañana cuando llegó tarde a clase de arte por haberse quedado dormido y el profesor lo regañó de forma alborotada frente a toda la clase. Finalizada esta, volvió a casa pero su chico no estaba ya que tenía clases y luego iría a ver a su mamá, por lo que no pudo quitarse esa presión horrible en su pecho. Unas horas después tuvo clase de cerámica en donde es ayudante de trabajo pero, al encontrarse distraído, golpeó una pequeña vacija que cayó al suelo y se rompió. Sí bien las chicas con las que trabajaba dijeron que no había conflicto se sintió mal de haber arruinado un trabajo, queriendo arreglarlo pero sin lograr el mismo cometido. Para finalizar su día, al llegar al edificio de su hogar, el ascensor no estaba en funcionamiento así que tuvo que subir por las escaleras. Había sido un día terrible, se sentía completamente agotado.

Acompañado de un profundo suspiro, intentando mantener una sonrisa en sus labios y no lucir tan abatido para su pareja, abrió la puerta e ingresó.

- ¡Cielo!

escuchó al chico de cabellos chocolate salir de la habitación para recibirlo con sus brazos abiertos, frenándose frente a él para acunar sus mejillas entre sus palmas y volver a hablar al no recibir respuesta.

- ¿Jenn? ¿Estás bien?

preguntó con preocupación pero siendo suave con sus palabras.

- yo...

murmuró el pálido, sintiendo como aquella "máscara" que había creado se derrumbaba y la barrera de sus lágrimas se rompía, empapando rápidamente sus mejillas junto con las manos de su chico.

- ya, bebé...aquí estoy.

teniendo sumo cuidado, el de tez canela levantó al mayor entre sus brazos para que rodeara su cintura con sus piernas. De esta forma, caminó con hacia el sofá, sentándose con él en su regazo.

- hoy fue un día pésimo, primero el profesor me gritó de forma horrible, luego no estabas en casa, rompí una vacija y el ascensor no andaba, me sentía muy cansado y...y...

intentó hablar entre sollozos, hipando de por medio pero manteniéndose oculto en el pecho ajeno.

- lamento que haya sido un mal día y no haber podido estar ahí para ti, cielo...pero prometo que ahora no te dejaré, ¿Sí? Te cuidaré hasta que te sientas más calmado, estoy aquí.

dijo Kim en tono sutil, dando caricias en la espalda del rubio para buscar calmar un poco la abrumadora sensación que tenía. Pese a no tener respuesta y sin querer indagar demasiado, mantuvo al mayor en su pecho y dio pequeños besitos en su cabeza mientras tarareaba una dulce canción hasta que Jenn quedara dormido.

Sí bien los días a veces se tornaban muy difíciles sabía que al llegar a casa tendría la calidez de los brazos de su pareja que siempre lo acompañaban y lo hacían sentir seguro.

In my little spaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora