Empezamos esta historia en Japón, después de muchos años de haberse descubierto los quirks, sus utilidades y posibilidades. Nos situamos en un tranquilo día lluvioso en la ciudad de Musutafu, algunos autos recorrían con tranquilidad las calles, la mayoría de las personas estaba en su casa, disfrutando de la paz que la lluvia podría brindarles. Pero no nos enfocaremos en esa mayoría, sino en un pequeño niño pelicenizo, el cual estaba frente a la casa de su "tía" vistiendo un impermeable de patito..
¡Knock, knock!
Inko: *Desde adentro de la casa* ¿Quién es? *Se acerca a la puerta y al abrirla ve a un pequeño niño*
Katsuki: ¡¡Buenos días, tía!! ¡Vine por Deku para ir a jugar!
Inko: Awww Katsuki, te ves tannn ¡Lindo! Van a ir al parque ¿Verdad?
Katsuki: ¡Sip!
Inko: ¡Izuku! ¡Katsuki está aquí!
Izuku: *Baja corriendo y se acerca a la puerta* ¡Kacchan! ¡Kacchan! ¡Kacchan! ¡Vamonos!
Inko: ¡Tengan cuidado!
Izuku y Katsuki: *Al unísono* ¡Bueno! ¡Sip!
Después de eso se fueron a jugar y jugar y jugar. Hay veces en las que pienso en lo bello de la niñez, bueno... Dejando mis ataques de nostalgia de lado.... Después de un largo rato de juegos, Katsuki fue recogido por su madre y esta última le dijo a Izuku para llevarlo pero este se negó puesto que querría jugar en los charcos de lodo. Izuku se despidió felizmente de Mitsuki y Katsuki. Prometiéndole a este último que otro día volverían a jugar (Lastima que esto sucediera un par de días antes de que Izuku se enterara que era "quirkless" y bue... ya saben lo que pasó después). Después de eso Izuku saltando y saltando de aquí para allá sin detenerse, esto hasta que la lluvia empezó a intensificarse y truenos empezaron a escucharse por todas partes provocando que Izuku deba salir corriendo en busca de un refugio. Al llegar a un parque divisó un pequeño kiosco bastante bonito y con un techo lo suficientemente grande como para evitar que un rayo lo alcanzará. Izuku entró al kiosco, una vez adentro trató de sentarse en la banca pero al tener una muy baja estatura le fue muy complicado, una vez lo logró, se acomodo y aunque terminó con las piernas colgando. Lo que Izuku no sabía o no se había dado cuenta es que una chica de masomenos 13 años también había entrado al kiosco, ella traía puesto un uniforme escolar mojado y algunas curitas en la cara signo de que acababa de salir de alguna pelea o algo. Además de todo lo anteriormente mencionado, otra cosa que cabe recalcar de esta chica eran un par de orejas de conejo, una cola esponjosa que sobresalía de su minifalda, su tono de piel moreno y que traía consigo una máscara de tigre
ESTÁS LEYENDO
SUEÑOS ROTOS, PRADERAS QUEMADAS
FanfictionUn cliché clásico. Sueños destruidos, un padre que se fue por cigarrillos par no volver, un suicidio y un científico loco